Toman el pulso al pasado andalusí de los poblamientos rurales turolenses
17/1/16 .- http://www.diariodeteruel.es/
Toman el pulso al pasado andalusí de los poblamientos rurales turolenses
El pasado andalusí del medio rural turolense tiene todavía muchas incógnitas abiertas desde el punto de vista histórico sobre el que un nuevo proyecto de investigación trata de arrojar luz.
El pasado andalusí del medio rural turolense tiene todavía muchas incógnitas abiertas desde el punto de vista histórico sobre el que un nuevo proyecto de investigación trata de arrojar luz. Con este fin, el Museo de Teruel -institución dependiente de la Diputación Provincial- que retomó el pasado año las campañas arqueológicas, inició este verano los trabajos arqueológicos vinculados al proyecto de investigación Husun y qura. Bases para un estudio del pasado andalusí en el sur de Aragón (ss. II/VIII-VI/XII). El poblamiento, en colaboración con el Departamento de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza. Dirigido por Jaime Vicente y Carlos Laliena, bajo la coordinación de Julián Ortega, este proyecto tiene como objetivo analizar la estructura del poblamiento de época andalusí en el actual espacio turolense, con particular atención al papel jugado por las fortalezas (Husun), las alquerías (qura) y sus entornos agrarios en la configuración del paisaje medieval.
Para ello se seleccionaron, en esta primera campaña, cuatro yacimientos arqueológicos suficientemente representativos con el objetivo de explorar su potencial y definir el futuro plan de actuaciones: Alcañiz el Viejo (Alcañiz), la principal fortaleza del Bajo Aragón antes de su abandono a mediados del siglo XII; El Quemado (Sarrión), un excelente ejemplo de alquería formada por la agrupación de varias viviendas pluricelulares de patio central; y dos pequeños asentamientos fortificados enclavados en contextos productivos muy diferentes: el Cabezo de la Cisterna (Alba del Campo), vinculado a las explotaciones de hierro de Sierra Menera, y el Cerro del Azud (Gea de Albarracín), volcado principalmente en el cultivo de las tierras de regadíos que se extienden a su pies.
Los trabajos de campo se realizaron durante los meses de julio y agosto y estuvieron dirigidos por Carolina Villagordo, que contó con un equipo de estudiantes de grado de la Universidad de Zaragoza, que realizaran sus prácticas docentes en el marco de este proyecto.
El programa de actividades tendrá continuidad el próximo mes de mayo con la celebración de unas jornadas científicas que girarán en torno a las últimas novedades que ha deparado la arqueología de al-Andalus en Teruel.
El conocimiento bien estructurado de este pasado, capaz de proporcionar una perspectiva amplia y útil de su papel en nuestro mundo, pasa por construir una panorámica equilibrada, sin sesgos ni lagunas, de su evolución y su trayectoria global, que cubra todas sus etapas y permita comprender sus transformaciones e inercias a largo plazo.
El mundo andalusí (siglos VIII-XII) adolece todavía de algunos vacíos notables en el conocimiento de su pasado en la provincia, sobre todo en el medio rural, por varios motivos como la escasez de fuentes escritas, tanto de archivo como cronísticas; el peso de las tradiciones académicas y la ausencia de una cantera de investigadores especializados en el análisis de esta interesante etapa, a pesar de la importancia que reviste en el conjunto de la historia de Teruel, no sólo porque abarca un periodo de más de 400 años, sino porque configura de una manera notable los sistemas de ocupación y explotación del territorio que caracterizará a toda la Edad Media.
Como señaló Jaime Vicente, director del Museo de Teruel y de este proyecto de investigación, las catas realizadas este verano permiten "empezar a trabajar sobre la población real y conocer lo que ocurría en aquel momento".
Vicente explicó que a la hora de seleccionar los yacimientos se trató de buscar diferentes tipos de asentamiento, con distintas funciones, cronología y paisaje.
Los resultados de estas catas iniciales "han sido muy prometedores", afirmó el director del Museo de Teruel, que confió en los trabajos se puedan continuar en próximas campañas.
El coordinador del proyecto, Julián Ortega, también consideró positivos los resultados obtenidos en las catas realizadas este verano, aunque variables según el yacimiento. En el yacimiento de la Cisterna, "fueron más de los que podíamos esperar en una semana". En el caso de Alcañiz el Viejo, se trata de "un yacimiento clásico de la arqueología donde ya sabíamos que iba a ser interesante". Sobre El Quemado, en Sarrión, comentó que se trata de un yacimiento con muchas posibilidades patrimoniales, por su ubicación cerca de la carretera y sobre el de Gea de Albarracín, comentó que será necesaria otra cata al menos para valorar su importancia.
Ortega explicó que este trabajo tiene interés desde el punto de vista científico porque permite obtener un imagen fija de un momento determinado de la historia de la provincia, sobre el siglo XI-XII. Comentó también que a parte de los resultados científicos y de su futura puesta en valor -en foros como el II Congreso de Arqueología medieval que se celebrará en Teruel en mayo- estos trabajos tienen una función didáctica: formar estudiantes especializados en arqueología de al-Andalus.
Esto es interesante porque hay una laguna en el estudio del pasado andalusí en las zonas rurales. "Del medio urbano tenemos un buen conocimiento pero no así de las zonas rurales, donde vivía el 90% de la población", explicó. Esto supone también grandes diferencias entre unos lugares y otros. Las catas realizadas este verano en Sarrión permiten conocer cómo era una alquería, donde podría vivir entre 40 y 50 personas, y sin embargo las de Alba del Campo, saber las características de un asentamiento de solo dos o tres familias. "Estas diferencias son importantes", matizó Ortega.
Tras los trabajos de este verano, ahora se está ordenando toda la documentación para finalizar los informes administrativos que hay que entregar al Gobierno de Aragón. La intención de los responsables del proyecto es que este verano se pueda realizar una segunda campaña, que será de mayor o menor envergadura según la disposición presupuestaria. "Es un proyecto que no exige de gran cantidad de recursos porque los resultados se multiplican rápidamente, son muy jugosos", comentó Ortega.
De momento, las catas "nos ha permitido responder preguntas cuyas respuestas no habíamos podido conocer hasta ahora". afirmó. Pero todavía quedan muchas cuestiones por resolver sobre el pasado andalusí de la provincia de Teruel.
El pasado andalusí del medio rural turolense tiene todavía muchas incógnitas abiertas desde el punto de vista histórico sobre el que un nuevo proyecto de investigación trata de arrojar luz.
El pasado andalusí del medio rural turolense tiene todavía muchas incógnitas abiertas desde el punto de vista histórico sobre el que un nuevo proyecto de investigación trata de arrojar luz. Con este fin, el Museo de Teruel -institución dependiente de la Diputación Provincial- que retomó el pasado año las campañas arqueológicas, inició este verano los trabajos arqueológicos vinculados al proyecto de investigación Husun y qura. Bases para un estudio del pasado andalusí en el sur de Aragón (ss. II/VIII-VI/XII). El poblamiento, en colaboración con el Departamento de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza. Dirigido por Jaime Vicente y Carlos Laliena, bajo la coordinación de Julián Ortega, este proyecto tiene como objetivo analizar la estructura del poblamiento de época andalusí en el actual espacio turolense, con particular atención al papel jugado por las fortalezas (Husun), las alquerías (qura) y sus entornos agrarios en la configuración del paisaje medieval.
Para ello se seleccionaron, en esta primera campaña, cuatro yacimientos arqueológicos suficientemente representativos con el objetivo de explorar su potencial y definir el futuro plan de actuaciones: Alcañiz el Viejo (Alcañiz), la principal fortaleza del Bajo Aragón antes de su abandono a mediados del siglo XII; El Quemado (Sarrión), un excelente ejemplo de alquería formada por la agrupación de varias viviendas pluricelulares de patio central; y dos pequeños asentamientos fortificados enclavados en contextos productivos muy diferentes: el Cabezo de la Cisterna (Alba del Campo), vinculado a las explotaciones de hierro de Sierra Menera, y el Cerro del Azud (Gea de Albarracín), volcado principalmente en el cultivo de las tierras de regadíos que se extienden a su pies.
Los trabajos de campo se realizaron durante los meses de julio y agosto y estuvieron dirigidos por Carolina Villagordo, que contó con un equipo de estudiantes de grado de la Universidad de Zaragoza, que realizaran sus prácticas docentes en el marco de este proyecto.
El programa de actividades tendrá continuidad el próximo mes de mayo con la celebración de unas jornadas científicas que girarán en torno a las últimas novedades que ha deparado la arqueología de al-Andalus en Teruel.
El conocimiento bien estructurado de este pasado, capaz de proporcionar una perspectiva amplia y útil de su papel en nuestro mundo, pasa por construir una panorámica equilibrada, sin sesgos ni lagunas, de su evolución y su trayectoria global, que cubra todas sus etapas y permita comprender sus transformaciones e inercias a largo plazo.
El mundo andalusí (siglos VIII-XII) adolece todavía de algunos vacíos notables en el conocimiento de su pasado en la provincia, sobre todo en el medio rural, por varios motivos como la escasez de fuentes escritas, tanto de archivo como cronísticas; el peso de las tradiciones académicas y la ausencia de una cantera de investigadores especializados en el análisis de esta interesante etapa, a pesar de la importancia que reviste en el conjunto de la historia de Teruel, no sólo porque abarca un periodo de más de 400 años, sino porque configura de una manera notable los sistemas de ocupación y explotación del territorio que caracterizará a toda la Edad Media.
Como señaló Jaime Vicente, director del Museo de Teruel y de este proyecto de investigación, las catas realizadas este verano permiten "empezar a trabajar sobre la población real y conocer lo que ocurría en aquel momento".
Vicente explicó que a la hora de seleccionar los yacimientos se trató de buscar diferentes tipos de asentamiento, con distintas funciones, cronología y paisaje.
Los resultados de estas catas iniciales "han sido muy prometedores", afirmó el director del Museo de Teruel, que confió en los trabajos se puedan continuar en próximas campañas.
El coordinador del proyecto, Julián Ortega, también consideró positivos los resultados obtenidos en las catas realizadas este verano, aunque variables según el yacimiento. En el yacimiento de la Cisterna, "fueron más de los que podíamos esperar en una semana". En el caso de Alcañiz el Viejo, se trata de "un yacimiento clásico de la arqueología donde ya sabíamos que iba a ser interesante". Sobre El Quemado, en Sarrión, comentó que se trata de un yacimiento con muchas posibilidades patrimoniales, por su ubicación cerca de la carretera y sobre el de Gea de Albarracín, comentó que será necesaria otra cata al menos para valorar su importancia.
Ortega explicó que este trabajo tiene interés desde el punto de vista científico porque permite obtener un imagen fija de un momento determinado de la historia de la provincia, sobre el siglo XI-XII. Comentó también que a parte de los resultados científicos y de su futura puesta en valor -en foros como el II Congreso de Arqueología medieval que se celebrará en Teruel en mayo- estos trabajos tienen una función didáctica: formar estudiantes especializados en arqueología de al-Andalus.
Esto es interesante porque hay una laguna en el estudio del pasado andalusí en las zonas rurales. "Del medio urbano tenemos un buen conocimiento pero no así de las zonas rurales, donde vivía el 90% de la población", explicó. Esto supone también grandes diferencias entre unos lugares y otros. Las catas realizadas este verano en Sarrión permiten conocer cómo era una alquería, donde podría vivir entre 40 y 50 personas, y sin embargo las de Alba del Campo, saber las características de un asentamiento de solo dos o tres familias. "Estas diferencias son importantes", matizó Ortega.
Tras los trabajos de este verano, ahora se está ordenando toda la documentación para finalizar los informes administrativos que hay que entregar al Gobierno de Aragón. La intención de los responsables del proyecto es que este verano se pueda realizar una segunda campaña, que será de mayor o menor envergadura según la disposición presupuestaria. "Es un proyecto que no exige de gran cantidad de recursos porque los resultados se multiplican rápidamente, son muy jugosos", comentó Ortega.
De momento, las catas "nos ha permitido responder preguntas cuyas respuestas no habíamos podido conocer hasta ahora". afirmó. Pero todavía quedan muchas cuestiones por resolver sobre el pasado andalusí de la provincia de Teruel.
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