Los arqueólogos usarán detectores de cuadro para buscar la batalla de Cutanda
9/1/16 .- http://www.diariodeteruel.es/
Los arqueólogos usarán detectores de cuadro para buscar la batalla de Cutanda
Los detectores de cuadro de uno y dos metros son los que más se ajustan a las necesidades de la investigación arqueológica para hallar los restos de la batalla de Cutanda en las inmediaciones de la población.
Los detectores de cuadro de uno y dos metros son los que más se ajustan a las necesidades de la investigación arqueológica para hallar los restos de la batalla de Cutanda en las inmediaciones de la población. Esta es la primera conclusión a la que han llegado los técnicos tras analizar los datos recopilados durante las pruebas llevadas a cabo a finales de octubre con diversos aparatos del Ministerio de Defensa.
El pasado 29 de octubre cinco especialistas del Regimiento de Pontoneros número 12 de Zaragoza se desplazaron hasta el Jiloca con cuatro equipos los dos detectores de cuadro, un magnetómetro y un georradar para hacer varias pasadas por una zona delimitada y comprobar cuál de ellos es el que más materiales localizaba en la capa que se supone estarían los restos de una de las batallas campales que marcó la historia del Aragón medieval.
El terreno se delimitó en función de las hipótesis que manejan los arqueólogos sobre el lugar donde se produjo la lucha. Los resultados obtenidos se corroboraron con catas arqueológicas que sirvieron para constatar cuáles serán los aparatos más apropiados para obtener resultados óptimos a la hora de rastrear una zona más amplia.
Los cuatro equipos que se probaron son "magníficos porque profundizan hasta dos metros", según palabras del responsable técnico de la actividad, el arqueólogo Javier Ibáñez, quien matizó que los mejores son los detectores de cuadro porque "tienen gran definición, localizan objetos muy pequeños y dan información sobre la profundidad a la que se encuentran".
Siguiendo las recomendaciones de los técnicos militares, también se creó un espacio de calibración donde se colocaron elementos metálicos identificados, a distinta profundidad y con diferentes masas, con el fin de calibrar los aparatos.
Numerosos fragmentos óseos
Las primeras cinto catas arqueológicas han sacado a la luz restos de lo más variopinto. Lo más abundante, según explican los técnicos, son elementos metálicos que podrían corresponder a época moderna y contemporánea, asociados a la explotación del campo, peo también hay algunos de morfología aparentemente más antigua. Se han localizado múltiples restos de huesos muy fragmentados que podrían ser humanos, aunque aún están en proceso de estudio y no ha aparecido un contexto arqueológico que permita identificar una batalla o una fosa, apuntó el experto.
Lo más relevante es que se han localizado numerosos restos de cerámica islámica, algo que a juicio del arqueólogo podría indicar que están ante algún hallazgo de relevancia. En este sentido, precisó que este tipo de restos no suelen aparecer alejados de los núcleos urbanos como sí es habitual con los cristianos, y tampoco descartan que procedan de la vajilla que los ejércitos musulmanes usaron durante la contienda.
No obstante, Ibáñez recalcó que los materiales que se esperan encontrar vinculados a la batalla son piezas metálicas procedentes de proyectiles y restos óseos humanos. "Los materiales cerámicos podrían estar relacionados con la batalla o no", sentenció.
Todavía no hay fecha para que los militares vuelvan a Cutanda a buscar los restos de los militares medievales, pero Ibáñez adelanta que podría ser este verano, una vez recogida la cosecha, aunque el calendario lo marcará el Ministerio de Defensa en función de su disponibilidad.
Pero además de para localizar la batalla de Cutanda, que es sin duda el objetivo fundamental de la actuación, los trabajos desarrollados en el Jiloca son "un ensayo metodológico" para probar distintas técnicas de búsqueda, "cuando lo habitual es poder aplicar solo una", comenta Javier Ibáñez. De hecho, el técnico no descarta ampliar ese estudio metodológico con algún aparato más.
La colaboración del Ministerio de Defensa es altruista y responde a una petición formulada, a través de la Asociación Batalla de Cutanda, por Javier Ibáñez y el historiador Rubén Sáez.
Los detectores de cuadro de uno y dos metros son los que más se ajustan a las necesidades de la investigación arqueológica para hallar los restos de la batalla de Cutanda en las inmediaciones de la población.
Los detectores de cuadro de uno y dos metros son los que más se ajustan a las necesidades de la investigación arqueológica para hallar los restos de la batalla de Cutanda en las inmediaciones de la población. Esta es la primera conclusión a la que han llegado los técnicos tras analizar los datos recopilados durante las pruebas llevadas a cabo a finales de octubre con diversos aparatos del Ministerio de Defensa.
El pasado 29 de octubre cinco especialistas del Regimiento de Pontoneros número 12 de Zaragoza se desplazaron hasta el Jiloca con cuatro equipos los dos detectores de cuadro, un magnetómetro y un georradar para hacer varias pasadas por una zona delimitada y comprobar cuál de ellos es el que más materiales localizaba en la capa que se supone estarían los restos de una de las batallas campales que marcó la historia del Aragón medieval.
El terreno se delimitó en función de las hipótesis que manejan los arqueólogos sobre el lugar donde se produjo la lucha. Los resultados obtenidos se corroboraron con catas arqueológicas que sirvieron para constatar cuáles serán los aparatos más apropiados para obtener resultados óptimos a la hora de rastrear una zona más amplia.
Los cuatro equipos que se probaron son "magníficos porque profundizan hasta dos metros", según palabras del responsable técnico de la actividad, el arqueólogo Javier Ibáñez, quien matizó que los mejores son los detectores de cuadro porque "tienen gran definición, localizan objetos muy pequeños y dan información sobre la profundidad a la que se encuentran".
Siguiendo las recomendaciones de los técnicos militares, también se creó un espacio de calibración donde se colocaron elementos metálicos identificados, a distinta profundidad y con diferentes masas, con el fin de calibrar los aparatos.
Numerosos fragmentos óseos
Las primeras cinto catas arqueológicas han sacado a la luz restos de lo más variopinto. Lo más abundante, según explican los técnicos, son elementos metálicos que podrían corresponder a época moderna y contemporánea, asociados a la explotación del campo, peo también hay algunos de morfología aparentemente más antigua. Se han localizado múltiples restos de huesos muy fragmentados que podrían ser humanos, aunque aún están en proceso de estudio y no ha aparecido un contexto arqueológico que permita identificar una batalla o una fosa, apuntó el experto.
Lo más relevante es que se han localizado numerosos restos de cerámica islámica, algo que a juicio del arqueólogo podría indicar que están ante algún hallazgo de relevancia. En este sentido, precisó que este tipo de restos no suelen aparecer alejados de los núcleos urbanos como sí es habitual con los cristianos, y tampoco descartan que procedan de la vajilla que los ejércitos musulmanes usaron durante la contienda.
No obstante, Ibáñez recalcó que los materiales que se esperan encontrar vinculados a la batalla son piezas metálicas procedentes de proyectiles y restos óseos humanos. "Los materiales cerámicos podrían estar relacionados con la batalla o no", sentenció.
Todavía no hay fecha para que los militares vuelvan a Cutanda a buscar los restos de los militares medievales, pero Ibáñez adelanta que podría ser este verano, una vez recogida la cosecha, aunque el calendario lo marcará el Ministerio de Defensa en función de su disponibilidad.
Pero además de para localizar la batalla de Cutanda, que es sin duda el objetivo fundamental de la actuación, los trabajos desarrollados en el Jiloca son "un ensayo metodológico" para probar distintas técnicas de búsqueda, "cuando lo habitual es poder aplicar solo una", comenta Javier Ibáñez. De hecho, el técnico no descarta ampliar ese estudio metodológico con algún aparato más.
La colaboración del Ministerio de Defensa es altruista y responde a una petición formulada, a través de la Asociación Batalla de Cutanda, por Javier Ibáñez y el historiador Rubén Sáez.
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