Nuevos tesoros en la campaña arqueológica de Rodes (Girona)

Nuevos tesoros en la campaña arqueológica de Rodes (Girona)

Las estructuras más antiguas excavadas son un conjunto de tumbas infantiles del siglo X en Santa Creu

Acaba de finalizar la décima campaña de excavaciones arqueológicas que se ha llevado a cabo en el yacimiento de Santa Creu de Rodes, al Port de la Selva (Girona). Este año los trabajos se han centrado en la zona situada al oeste del portal del Migdia del pueblo y han contado con la participación de una veintena de estudiantes de las universidades de Girona y de Barcelona así como de varios voluntarios.
Esta campaña es la segunda del proyecto de investigación cuatrienal "Santa Creu de Rodes. El origen y la evolución del pueblo medieval y su relación con el territorio de Cap de Creus" 2014-2017, aprobado por el Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, que se lleva a cabo dentro de la línea de investigación sobre "Hábitat fortificado y otras formas de asentamiento en la Catalunya medieval” del Departament d’ Historia Medieval, Paleografía y Diplomática de la Universidad de Barcelona, en convenio con la Agencia Catalana de Patrimonio y con la colaboración y apoyo del Servicio de Arqueología y del Ayuntamiento del Port de la Selva.
La intervención ha permitido estudiar un espacio de unos 80 m² ocupado por una de las casas que forma parte de los edificios situados frente a la iglesia durante el siglo XV. Esta casa, compartimentada en dos estancias, se edifica sobre restos de viviendas de dimensiones más reducidas construidos en los siglos XIII-XIV dentro primera parcela y estructuración urbana alrededor de la iglesia.

Tumbas de niños

Las estructuras más antiguas excavadas en esta campaña son un conjunto de tumbas antropomorfas talladas en la roca que podemos datar en los siglos X-XI. Destaca la localización de varias sepulturas infantiles que parecen estar relacionadas con objetos muebles muy concretos como un pequeño anillo de bronce y un colgante de ámbar, pieza que pone en evidencia la relación y comercio con el norte de Europa.
No es la primera vez que aparecen tumbas antropomorfas debajo de una de las casas del poblado de Santa Cruz de Ruedas en el Puerto de la Selva (Alt Empordà). En la campaña de este año, sin embargo, destaca porque por primera vez se han encontrado tres que contenían niños. Son pequeñitas, como mucho corresponden a niños de dos años, y aparecen muy cerca de cinco tumbas más de adultos. Según explica una de las co-directoras del yacimiento, Anna Maria Puig, "no podemos descartar que se trate de un espacio reservado a una familia".
Una de las principales dificultades es que la mayoría de las tumbas están vacías y las que no están muy dañadas. Las dataciones que se han podido hacer sitúan los restos en torno al siglo IX y X cuando los terrenos eran utilizados como una necrópolis. Esta era una zona sagrada pero que posteriormente, entre los siglos XI y XII fue el lugar escogido para construir el poblado de Santa Cruz de Rodes, muy vinculado al Monasterio de Sant Pere de Rodes.

Mesones para peregrinos

Desde el año 2006 en que comenzaron las excavaciones en la zona se han descubierto siete casas -la última en la campaña de este año- que se construyeron justo encima de la necrópolis. Por eso los restos de este nivel están muy mal conservadas.
El poblado vivió una etapa de expansión en torno al siglo XV. Los restos arqueológicos demuestran que hubo mucha actividad de compra-venta de terrenos con reformas y reparcelaciones. Uno de los datos más relevantes es que las estancias descubiertas se corresponden a casas de entre 80 y 100 metros cuadrados, una superficie nada habitual en las casas de aquella época. Los arqueólogos trabajan con la hipótesis de que servían de mesones para alojar a los peregrinos de toda Europa que venían hasta el Monasterio de San Pere de Rodes situado cerca del poblado. Eran los que se podían permitir pagar una pensión y en el pueblo encontraban todos los servicios, tal y como demuestran los restos recogidos hasta ahora.
A finales del siglo XV, sin embargo, la gente se marcha del poblado, posiblemente por un ataque de piratas o por la decadencia del monasterio. El caso es que los habitantes abandonaron las casas con lo que pudieron. Se llevaron las tejas, hechas con un material difícil de encontrar, para reaprovechar-las en su siguiente destino. Este hecho ha sido clave para la conservación del pueblo, según explica Montserrat Mataró, también codirectora del yacimiento. Sin tejas, las casas se derrumbaron más rápidamente y las mismas paredes caídas sirvieron para "sellar" y proteger los restos.
En campañas anteriores se han localizado herramientas, cerámicas muy elaboradas y objetos cotidianos. Este año destaca por ejemplo un anillo de bronce muy pequeño, seguramente de un niño, así como un colgante de ámbar, un dado hecho de hueso y una empuñadura de una espada. Las casas excavadas están justo delante de la iglesia y se supone que son las más grandes que se han localizado hasta ahora porque son las que están mejor situadas. La última descubierta está justo al lado del portal torre de la parte sur del poblado.
Uno de los hechos más relevantes de este yacimiento es que el poblado junto con el monasterio de Sant Pere de Rodes y el castillo de Sant Salvador completa la trilogía de monumentos que ocupan la montaña de Verdera, sobre el Port de la Selva. Es un lugar estratégico con unas vistas extraordinarias pero también es uno de los pocos emplazamientos de Europa donde se concentran los tres estamentos medievales, tal y como apunta la profesora de Historia y Arqueología Medieval Imma Ollich y también codirectora del yacimiento. Son los señores feudales, que viven en el castillo, los que rezan en el monasterio y los que trabajan en el poblado. Y esto, según Ollich, es "extraordinario".


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