La muralla de San Miguel cierra un año de trabajos en la Estella medieval (Estella, Navarra)
7/10/10 .- http://www.diariodenavarra.es
Su consolidación termina a finales de mes y sigue a actuaciones tanto en la judería como en Zalatambor
No se empleará sillería, sino una técnica de encofrado ya empleada en el pasado en la ciudad
El tramo de muralla del barrio de San Miguel situado junto al albergue parroquial de peregrinos estará consolidado a finales de mes y permitirá el tránsito por un espacio abierto al ciudadano sin el riesgo de desprendimientos que hacía temer su deterioro anterior. El proyecto cierra en esta recta final del año una serie de actuaciones emprendidas a lo largo del 2010 en diferentes escenarios de la Estella medieval.
Junto a este espacio de San Miguel, la judería nueva y las ruinas del castillo de Zalatambor -donde se trabajará todavía hasta finales de diciembre- tejen una red de mejoras en los testimonios del pasado local.
La empresa Navark, que presta el servicio de asesoría arqueológica al Ayuntamiento, mostró ayer cada uno de estos espacios a los responsables municipales que se dirigieron primero al castillo desde la iglesia de Santa María Jus, siguieron por la judería nueva y terminaron junto al albergue diocesano donde la empresa local Elcarte consolida la muralla con un presupuesto cercano a los 80.000 euros.
Guiados por los arqueólogos Mikel Ramos Aguirre y Paco Labé Valenzuela, ediles de distintos grupos políticos conocieron los detalles de cada una de las actuaciones. Además de la alcaldesa, Begoña Ganuza, acudieron el concejal de Cultura, Félix Alfaro, el socialista Raúl Echávarri, y los no adscritos Jaime Garín y Enma Ruiz. La primera de sus paradas se realizó en el mismo enclave que sirve ahora de escenario a una campaña escolar renovada tras ediciones anteriores. Durante todo el verano, el consistorio, por medio de la asesoría arqueológica municipal y con ayudas del Servicio Navarro de Empleo, ha continuado trabajando en el mantenimiento y pequeñas reconstrucciones del castillo de Zalatambor en el que se seguirá interviniendo varias semanas más. Cuando se haya avanzado en la excavación -explicó Mikel Ramos- será el momento de buscar la entrada a la antigua fortificación y de poner en marcha nuevas propuestas. Entre ellas, proporcionar al visitante las preciosas vistas de un recorrido que aproveche el ascensor del barrio monumental para circunvalar la trasera de San Pedro de la Rúa y salir a San Martín.
De allí a la judería nueva, donde se ha terminado de restaurar 300 metros del antiguo lienzo que da al río, el paisaje ofrece también, como destacaron los arqueólogos, valores medioambientales que podrían potenciarse como un atractivo más de este itinerario. Zumaques, olivos y una vid hoy casi desaparecida dominan un entorno que se quiere acercar a las nuevas generaciones.
Elección del encofrado
La última de las obras en ponerse en marcha, el tramo de 20 metros de la muralla de San Miguel,acabará a finales de este mismo mes y quedará para una fase siguiente la actuación en la parte que da al aparcamiento junto a la guardería del Gobierno de Navarra. Para esta zona, se proyecta, además de la limpieza de maleza, una rebaja de aproximadamente metro y medio del talud existente para permitir más visibilidad en el muro medieval.
Los responsables de los trabajos saben que el material elegido para la reposición de la muralla, una nueva pared de hormigón con encofrado, sorprenderá a quiénes esperan encontrar sillería una vez terminada la obra. ¿Las causas de esta elección? No existía, como subrayó Mikel Ramos, un modelo de piedra a seguir para una reconstrucción fiel al pasado histórico, por lo que se ha optado por emplear una técnica diferente pero no ajena por completo a la Estella de varios siglos atrás. El color en la mezcla del material se ha mimado de forma especial para que no desentone del espacio donde en el que se enmarca.
No se empleará sillería, sino una técnica de encofrado ya empleada en el pasado en la ciudad
El tramo de muralla del barrio de San Miguel situado junto al albergue parroquial de peregrinos estará consolidado a finales de mes y permitirá el tránsito por un espacio abierto al ciudadano sin el riesgo de desprendimientos que hacía temer su deterioro anterior. El proyecto cierra en esta recta final del año una serie de actuaciones emprendidas a lo largo del 2010 en diferentes escenarios de la Estella medieval.
Junto a este espacio de San Miguel, la judería nueva y las ruinas del castillo de Zalatambor -donde se trabajará todavía hasta finales de diciembre- tejen una red de mejoras en los testimonios del pasado local.
La empresa Navark, que presta el servicio de asesoría arqueológica al Ayuntamiento, mostró ayer cada uno de estos espacios a los responsables municipales que se dirigieron primero al castillo desde la iglesia de Santa María Jus, siguieron por la judería nueva y terminaron junto al albergue diocesano donde la empresa local Elcarte consolida la muralla con un presupuesto cercano a los 80.000 euros.
Guiados por los arqueólogos Mikel Ramos Aguirre y Paco Labé Valenzuela, ediles de distintos grupos políticos conocieron los detalles de cada una de las actuaciones. Además de la alcaldesa, Begoña Ganuza, acudieron el concejal de Cultura, Félix Alfaro, el socialista Raúl Echávarri, y los no adscritos Jaime Garín y Enma Ruiz. La primera de sus paradas se realizó en el mismo enclave que sirve ahora de escenario a una campaña escolar renovada tras ediciones anteriores. Durante todo el verano, el consistorio, por medio de la asesoría arqueológica municipal y con ayudas del Servicio Navarro de Empleo, ha continuado trabajando en el mantenimiento y pequeñas reconstrucciones del castillo de Zalatambor en el que se seguirá interviniendo varias semanas más. Cuando se haya avanzado en la excavación -explicó Mikel Ramos- será el momento de buscar la entrada a la antigua fortificación y de poner en marcha nuevas propuestas. Entre ellas, proporcionar al visitante las preciosas vistas de un recorrido que aproveche el ascensor del barrio monumental para circunvalar la trasera de San Pedro de la Rúa y salir a San Martín.
De allí a la judería nueva, donde se ha terminado de restaurar 300 metros del antiguo lienzo que da al río, el paisaje ofrece también, como destacaron los arqueólogos, valores medioambientales que podrían potenciarse como un atractivo más de este itinerario. Zumaques, olivos y una vid hoy casi desaparecida dominan un entorno que se quiere acercar a las nuevas generaciones.
Elección del encofrado
La última de las obras en ponerse en marcha, el tramo de 20 metros de la muralla de San Miguel,acabará a finales de este mismo mes y quedará para una fase siguiente la actuación en la parte que da al aparcamiento junto a la guardería del Gobierno de Navarra. Para esta zona, se proyecta, además de la limpieza de maleza, una rebaja de aproximadamente metro y medio del talud existente para permitir más visibilidad en el muro medieval.
Los responsables de los trabajos saben que el material elegido para la reposición de la muralla, una nueva pared de hormigón con encofrado, sorprenderá a quiénes esperan encontrar sillería una vez terminada la obra. ¿Las causas de esta elección? No existía, como subrayó Mikel Ramos, un modelo de piedra a seguir para una reconstrucción fiel al pasado histórico, por lo que se ha optado por emplear una técnica diferente pero no ajena por completo a la Estella de varios siglos atrás. El color en la mezcla del material se ha mimado de forma especial para que no desentone del espacio donde en el que se enmarca.
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