Localizan en el claustro de San Vicente la primitiva fortificación de Oviedo
29/6/05 .- M. MARQUES/ M. S. MARQUÉS
Las investigaciones confirman que la fortificación ya estaba levantada en el siglo IX como defensa de los templos y el palacio del monarca Alfonso II el Casto
El monasterio de San Vicente está ligado desde sus orígenes a la fundación de la ciudad de Oviedo, vínculo que acaba de ser puesto de manifiesto con el hallazgo de los restos de una primitiva fortificación en lo que en la actualidad es el claustro del Museo Arqueológico de Asturias.
Las excavaciones arqueológicas que se están llevando a cabo en el edificio con motivo de las obras de ampliación y rehabilitación del museo acaban de sacar a la luz antiguos restos de una muralla que podría estar vinculada con los orígenes de la ciudad de Oviedo, lo que no es de extrañar si se tiene en cuenta que todas las fuentes antiguas fijan en ese punto el nacimiento de Oviedo.
En el solar que hoy ocupa el Museo Arqueológico se establecieron en el año 761 el monje benedictino Fromestano y su sobrino Máximo, que junto a otros clérigos levantaron el monasterio y su iglesia, dedicada a San Vicente. Lo que comenzó siendo una simple colonia agrícola de carácter monástico se convertiría años después en la capital del reino de Asturias.
Fruela mandó construir la iglesia de San Salvador en las cercanías del monasterio, y es posible que hubiese vivido algún tiempo en Oviedo y que aquí naciese su hijo Alfonso, que llegó a reinar como Alfonso II, el Casto y que construyó su palacio en las inmediaciones de la actual Catedral.
El monasterio de San Vicente, que según los historiadores está ligado estrechamente a la historia de Asturias, con un papel preponderante en el ámbito religioso, económico y social que duró hasta 1820, fue restaurado en el año 1939, sólo cinco años después de que el claustro fuera declarado monumento histórico-artístico. En ese momento no se realizaron sondeos arqueológicos.
Los nuevos tiempos imponen otras obligaciones, y las actuales obras de ampliación del museo han propiciado un seguimiento arqueológico que ha culminado con la localización de los muros defensivos. Además de los restos de las primitivas murallas se han encontrado fragmentos de ajuar doméstico y restos óseos de antiguos enterramientos.
Las primitivas murallas han sido localizadas bajo una de las alas del claustro, y todo indica que continúan bajo el jardín central, donde se levanta una pequeña fuente, espacio que no ha sido levantado. Aunque los arqueólogos no han realizado aún el informe definitivo de la excavación, todo indica que el hallazgo está vinculado a las primitivas estructuras que permitieron el desarrollo del núcleo urbano de Oviedo.
El primitivo monasterio fundado por los monjes Fromestano y Máximo en el siglo VIII se rehizo en los siglos XI y XII según estructuras románicas. El claustro se reedificó en el siglo XVI después de que el monasterio fuera afectado por un incendio en 1512. El claustro actual, uno de los edificios de mayor categoría monumental de la ciudad, es de dos cuerpos, uno inferior gótico-renacentista y otro superior levantado en el siglo XVIII. El claustro inferior, que conservará su actual fisonomía, muestra proporciones elegantes y la armonía de las obras de transición plateresca
El elemento más significativo de la estructura defensiva localizada en el monasterio de San Vicente de Oviedo, actual Museo Arqueológico, es un bastión semicircular de la muralla levantada por el rey Alfonso II el Casto en el siglo VIII para defender el palacio y los templos ubicados en ese solar.
Dicha fortificación coincide, según Otilia Requejo, directora de la excavación, con el trazado propuesto por Juan Uría, que ya en sus estudios adelantó ese lugar como posible asentamiento de la muralla mandada erigir por el monarca asturiano, que trasladó la corte de Pravia a Oviedo. La arqueóloga relaciona el bastión, localizado durante las obras de instalación de la red de drenaje del nuevo Museo Arqueológico, con el que se conserva en la fachada del monasterio de San Pelayo en la calle Jovellanos, con el que coincide en medida, tipo y factura de materiales.
La muralla coincide también en la calle Jovellanos con la línea defensiva propuesta para la cerca de Alfonso VIII, de la que aún se conservan hoy muestras importantes en la ciudad.
El hallazgo, considerado de gran importancia por los historiadores, porque viene a confirmar que en ese solar nació la fundación de Oviedo, se realizó de manera fortuita mientras se desarrollaban las obras de canalización del saneamiento. Bajo las losas del ala este del claustro de San Vicente aparecieron en primer lugar restos óseos de un enterramiento alterado en fechas posteriores y cubierto por cerámica medieval.
Profundizando en la excavación se pudo comprobar la existencia de más restos óseos, de fauna y cerámicas. La importancia de los materiales extraídos llevó a los arqueólogos a plantearse la continuidad de la excavación, lo que permitió sacar a la luz las antiguas estructuras defensivas de Alfonso II.
Tras extender los trabajos a una buena parte de la crujía han podido comprobar que la muralla discurría bajo el claustro en dirección Norte-Sur, es decir, casi en paralelo a la actual calle de San Vicente. Dentro de ese recinto amurallado Alfonso II mandó construir la iglesia de San Salvador, la iglesia de Santa María, hoy parte de la Catedral de Oviedo, y la iglesia de San Tirso, además de su propio palacio.
Ahora la propuesta de la arqueóloga Otilia Requejo es prolongar las excavaciones hasta la medianera con la iglesia de la Corte para hacer un mayor seguimiento de la estructura. Se sabe que en ese terreno se establecieron en el año 761 los monjes benedictinos Máximo y Fromestano, que levantaron el primitivo monasterio de San Vicente, ligado desde sus orígenes a la fundación de Oviedo.
Excavar hasta la Corte
La Consejería de Cultura, que costea el seguimiento arqueológico de las obras del museo, considera por todo ello necesario continuar la investigación y así lo propondrá al Ministerio de Cultura, que, como titular del museo, costea las obras de ampliación y rehabilitación del Arqueológico de Asturias.
Carlos Madera, director general de Cultura, señaló además la conveniencia de integrar los restos en el nuevo museo, para lo que se buscará algún sistema de acristalamiento que permita su exposición al visitante. Madera afirmó que el hallazgo obliga a sacar el saneamiento por otro lado, pero que tanto esta reordenación como la continuidad de las excavaciones no supondrán ningún retraso para las obras.
«Creemos que es un hallazgo que por su vinculación a los orígenes de Oviedo debe contar con toda nuestra atención y queremos que forme parte del discurso museográfico del Arqueológico como una de sus piezas más importantes», afirmó Madera, que destacó, asimismo, la valía de los arqueólogos asturianos. «En Asturias tenemos muy buenos profesionales y lo están demostrando los importantes éxitos de sus investigaciones».
El monasterio de San Vicente está ligado desde sus orígenes a la fundación de la ciudad de Oviedo, vínculo que acaba de ser puesto de manifiesto con el hallazgo de los restos de una primitiva fortificación en lo que en la actualidad es el claustro del Museo Arqueológico de Asturias.
Las excavaciones arqueológicas que se están llevando a cabo en el edificio con motivo de las obras de ampliación y rehabilitación del museo acaban de sacar a la luz antiguos restos de una muralla que podría estar vinculada con los orígenes de la ciudad de Oviedo, lo que no es de extrañar si se tiene en cuenta que todas las fuentes antiguas fijan en ese punto el nacimiento de Oviedo.
En el solar que hoy ocupa el Museo Arqueológico se establecieron en el año 761 el monje benedictino Fromestano y su sobrino Máximo, que junto a otros clérigos levantaron el monasterio y su iglesia, dedicada a San Vicente. Lo que comenzó siendo una simple colonia agrícola de carácter monástico se convertiría años después en la capital del reino de Asturias.
Fruela mandó construir la iglesia de San Salvador en las cercanías del monasterio, y es posible que hubiese vivido algún tiempo en Oviedo y que aquí naciese su hijo Alfonso, que llegó a reinar como Alfonso II, el Casto y que construyó su palacio en las inmediaciones de la actual Catedral.
El monasterio de San Vicente, que según los historiadores está ligado estrechamente a la historia de Asturias, con un papel preponderante en el ámbito religioso, económico y social que duró hasta 1820, fue restaurado en el año 1939, sólo cinco años después de que el claustro fuera declarado monumento histórico-artístico. En ese momento no se realizaron sondeos arqueológicos.
Los nuevos tiempos imponen otras obligaciones, y las actuales obras de ampliación del museo han propiciado un seguimiento arqueológico que ha culminado con la localización de los muros defensivos. Además de los restos de las primitivas murallas se han encontrado fragmentos de ajuar doméstico y restos óseos de antiguos enterramientos.
Las primitivas murallas han sido localizadas bajo una de las alas del claustro, y todo indica que continúan bajo el jardín central, donde se levanta una pequeña fuente, espacio que no ha sido levantado. Aunque los arqueólogos no han realizado aún el informe definitivo de la excavación, todo indica que el hallazgo está vinculado a las primitivas estructuras que permitieron el desarrollo del núcleo urbano de Oviedo.
El primitivo monasterio fundado por los monjes Fromestano y Máximo en el siglo VIII se rehizo en los siglos XI y XII según estructuras románicas. El claustro se reedificó en el siglo XVI después de que el monasterio fuera afectado por un incendio en 1512. El claustro actual, uno de los edificios de mayor categoría monumental de la ciudad, es de dos cuerpos, uno inferior gótico-renacentista y otro superior levantado en el siglo XVIII. El claustro inferior, que conservará su actual fisonomía, muestra proporciones elegantes y la armonía de las obras de transición plateresca
El elemento más significativo de la estructura defensiva localizada en el monasterio de San Vicente de Oviedo, actual Museo Arqueológico, es un bastión semicircular de la muralla levantada por el rey Alfonso II el Casto en el siglo VIII para defender el palacio y los templos ubicados en ese solar.
Dicha fortificación coincide, según Otilia Requejo, directora de la excavación, con el trazado propuesto por Juan Uría, que ya en sus estudios adelantó ese lugar como posible asentamiento de la muralla mandada erigir por el monarca asturiano, que trasladó la corte de Pravia a Oviedo. La arqueóloga relaciona el bastión, localizado durante las obras de instalación de la red de drenaje del nuevo Museo Arqueológico, con el que se conserva en la fachada del monasterio de San Pelayo en la calle Jovellanos, con el que coincide en medida, tipo y factura de materiales.
La muralla coincide también en la calle Jovellanos con la línea defensiva propuesta para la cerca de Alfonso VIII, de la que aún se conservan hoy muestras importantes en la ciudad.
El hallazgo, considerado de gran importancia por los historiadores, porque viene a confirmar que en ese solar nació la fundación de Oviedo, se realizó de manera fortuita mientras se desarrollaban las obras de canalización del saneamiento. Bajo las losas del ala este del claustro de San Vicente aparecieron en primer lugar restos óseos de un enterramiento alterado en fechas posteriores y cubierto por cerámica medieval.
Profundizando en la excavación se pudo comprobar la existencia de más restos óseos, de fauna y cerámicas. La importancia de los materiales extraídos llevó a los arqueólogos a plantearse la continuidad de la excavación, lo que permitió sacar a la luz las antiguas estructuras defensivas de Alfonso II.
Tras extender los trabajos a una buena parte de la crujía han podido comprobar que la muralla discurría bajo el claustro en dirección Norte-Sur, es decir, casi en paralelo a la actual calle de San Vicente. Dentro de ese recinto amurallado Alfonso II mandó construir la iglesia de San Salvador, la iglesia de Santa María, hoy parte de la Catedral de Oviedo, y la iglesia de San Tirso, además de su propio palacio.
Ahora la propuesta de la arqueóloga Otilia Requejo es prolongar las excavaciones hasta la medianera con la iglesia de la Corte para hacer un mayor seguimiento de la estructura. Se sabe que en ese terreno se establecieron en el año 761 los monjes benedictinos Máximo y Fromestano, que levantaron el primitivo monasterio de San Vicente, ligado desde sus orígenes a la fundación de Oviedo.
Excavar hasta la Corte
La Consejería de Cultura, que costea el seguimiento arqueológico de las obras del museo, considera por todo ello necesario continuar la investigación y así lo propondrá al Ministerio de Cultura, que, como titular del museo, costea las obras de ampliación y rehabilitación del Arqueológico de Asturias.
Carlos Madera, director general de Cultura, señaló además la conveniencia de integrar los restos en el nuevo museo, para lo que se buscará algún sistema de acristalamiento que permita su exposición al visitante. Madera afirmó que el hallazgo obliga a sacar el saneamiento por otro lado, pero que tanto esta reordenación como la continuidad de las excavaciones no supondrán ningún retraso para las obras.
«Creemos que es un hallazgo que por su vinculación a los orígenes de Oviedo debe contar con toda nuestra atención y queremos que forme parte del discurso museográfico del Arqueológico como una de sus piezas más importantes», afirmó Madera, que destacó, asimismo, la valía de los arqueólogos asturianos. «En Asturias tenemos muy buenos profesionales y lo están demostrando los importantes éxitos de sus investigaciones».
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