Castillo de Sohail: De Abderraman a Serrat

Fuengirola homenajea al empresario Miguel Rodríguez, que compró los terrenos que posteriormente cedió al municipio

Cuenta la leyenda que el castillo Sohail debe su nombre a una estrella de la constelación de Argos que sólo podía ser divisada desde esta fortaleza construida a finales del siglo XI durante la etapa califal de Abderraman III. Desde entonces, ha sido fiel testigo de la historia de unas tierras que con el paso de los siglos darían lugar a la actual Fuengirola. Hoy es el principal símbolo de la ciudad , el monumento más visitado y un auditorio por el que pasan prestigiosos artistas, el último Joan Manuel Serrat. Sin embargo, no siempre fue así, ya que aunque perdió su función militar en 1855, no fue hasta 1988 cuando pasó a forma parte del patrimonio municipal. En ello tuvo mucho que ver Miguel Rodríguez, un empresario que adquirió los terrenos donde se asienta el recinto y que posteriormente los cedió a la ciudad. Ayer, el responsable del Grupo Miramar recibió el reconocimiento de Fuengirola, con el descubrimiento de una placa que se colocará en el pasillo que da acceso a la fortaleza. «Hace más de treinta años que conocí Fuengirola, y llegué a enamorarme tanto que me traje a mi familia y mi negocio. Me satisface haber contribuido en algo a este pueblo, al que hoy doy las gracias», comentó Rodríguez.
Aunque el homenaje llega dos décadas después, «más vale tarde que nunca», tal y como reconoció la alcaldesa, Esperanza Oña, quien calificó la cesión de la fortaleza como «una magnífica oportunidad para crear otro tipo de ciudad más cultural y con una oferta turística más importante, además de para convertir un lugar que sirvió para la defensa y vigilancia en una zona dedicada a la unión, la cultura, el esparcimiento y la diversión». La primera edil aprovechó para hacer un recorrido por el proceso de recuperación al que durante este periodo ha sido sometido el castillo y su entorno, escenario habitual de conciertos, eventos culturales, sociales e incluso bodas.
Época califal
Su construcción como recinto defensivo amurallado data de finales del siglo XI, en la época del califa Abderraman III. Sin embargo, los primeros en asentarse en la colina fueron los fenicios, en el siglo VIII antes de Cristo, atraídos por sus magníficas condiciones geográficas para la vigilancia del litoral. A ellos les siguieron púnicos, romanos, musulmanes y, finalmente, los cristianos, cuando el enclave fue conquistado por las tropas de Fernando el Católico en 1485, en plena campaña contra el reino nazarí. A partir de entonces, el castillo fue objeto de un proceso de sucesivas modificaciones que lo iría acercando a su fisonomía actual, aunque antes también fue testigo de la Guerra de la Independencia cuando entre 1810 y 1812 fue ocupado por los franceses. Ya en 1855, con la Desamortización de Madoz, perdió su condición militar y fue subastado. Así es como llegó a manos de Bárbara de Obregón, condesa viuda de San Isidro, a cuyos descendientes perteneció hasta que en 1985 fue vendido, junto a otras tierras colindantes, a Miguel Rodríguez.