La historia en sus fronteras
22/5/09 .- http://www.diariodenavarra.es
- Las vicisitudes de la historia de Navarra se han reflejado en los cambios que han sufrido sus fronteras a lo largo de los siglos. De estas modificaciones trató la mesa redonda que acompañó en el Archivo la exposición "Navarra. Los límites del reino"
LA historia son la fronteras, o viceversa. Las entidades políticas piden espacios, y como tales exigen límites.
De estas líneas en el territorio, referidas al Reino de Navarra hablaron el jueves en el Archivo de Navarra l os dos comisarios de la exposición Los límites del Reino,los historiadores Luis Javier Fortún Pérez de Ciriza y Alfredo Floristán Imízcoz, y el catedrático de la Universidad de León Fernando de Arvizu y Galarraga, en una mesa redonda organizada por la Sociedad de Estudios Históricos de Navarra y a la que asistió medio centenar de personas.
Las conferencias recorrieron en hora y media casi toda la historia de Navarra, fijándose sobre todo en las fluctuaciones de las fronteras y las disputas por los territorios de los bordes. A Luis Javier Fortún le correspondió el periodo más ajetreado, el medieval, en el que se constituyó el Reino de Pamplona, creció para volver a menguar y se refundó como Reino de Navarra. Explicó que antes de Sancho Garcés I los terrenos de Pamplona no constituían un "verdadero reino" y que éste no se pudo configurar hasta que el primero de los reyes de la dinastía Jimena añadió territorios de lo que hoy es Rioja y Aragón. "Entonces el condado pudo aspirar a ser un reino". La eclosión del reino pamplonés se produjo ya a finales del siglo XI, con Sancho el Mayor que se expandió notablemente en parte gracias a los derechos de su esposa por un territorio "difícil de ensamblar", que de hecho queda dividido a su muerte.
Explicó Fortún cómo la unión temporal con Aragón, desde Sancho Ramírez hasta Alfonso el Batallador, había sido "muy beneficiosa para ambos, un periodo de crecimiento". Sin embargo, en 1134 las expansiones a costa de los musulmanes habían ampliado de tal forma el territorio que las tierras del norte "habían perdido importancia". Posiblemente esa fue una de las razones por la que nobleza navarra decidió entonces la restauración con García Ramírez. Fortún, por otra parte, destacó a Sancho el Sabio como el monarca de "más altos vueltos" que tuvo el reino, ya que "intentó redefinir la monarquía", a la que dotó del nombre de Navarra.
Las épocas modernas
Alfredo Floristán se encargó de una época, la que sucede a la conquista castellana, en la que las fronteras navarras sufrieron escasas modificaciones. La más importante fue la pérdida de los territorios de Ultrapuertos, en la que el historiador ve una renuncia del rey español ante la casa de Albret. "Fue un abandono de unas tierras pobres, que suponían un problema y podía suponer un consuelo para Enrique de Albret". Según Floristán, en la mente de Carlos V, el monarca, estaba siempre "buscar una solución, probablemente a través de un acuerdo matrimonial que el rey de Francia nunca consintió".
Los otros dos movimientos de fronteras fueron menos significativos y se debieron a motivos comerciales. La incorporación de Los Arcos a Navarra, en 1753, la pidió la localidad para favorecer el tráfico de vino mientras que el efímero ingreso de Fuenterrabía e Irún, de 1805 y truncado por la Guerra de la Independencia, tuvo que ver con la búsqueda navarra de una salida al mar y el interés de estas localidades en fortalecerse como puerto.
En todo caso, Floristán señaló cómo en esa época Navarra se convierte en frontera por el cambio en las técnicas de guerra, que se basaban en la acumulación de medios militares en zonas como Navarra, donde se hizo la Ciudadela, facerías de armas y tenía grandes dotaciones de soldados, dejando la retaguardia desmilitarizada. Además, no sólo se convierte en frontera religiosa, entre el catolicismo español y el protestantismo en Francia, sino que el comercio con América hace plantearse que el reino retire sus aduanas, ya que Navarra y las Vascongadas eran vía de entrada para los productos que llegaban de Bayona.
Alduides y sus problemas
Para explicar los problemas que ha generado el territorio de Alduides a lo largo de cuatro siglos, Fernando de Arvizu se refirió a la documentación que se guarda en el Ministerio de Exteriores francés. Si en esos archivos los problemas pirenaicos franceses ocupan doce tomos, "diez corresponden a Alduides".
Arvizu hizo una exposición que mezcló los datos históricos con las anécdotas para ilustrar cómo los distintos tipos de acuerdo sobre los lindes en este territorio habían acabado casi siempre en fracaso, hasta el que se firmó en 1856, del que destacó una virtud: "Supo distinguir entre los límites administrativos, que correspondían a los estados, y los aprovechamientos económicos, sobre quienes tenían que decidir quienes vivían allí".
LA historia son la fronteras, o viceversa. Las entidades políticas piden espacios, y como tales exigen límites.
De estas líneas en el territorio, referidas al Reino de Navarra hablaron el jueves en el Archivo de Navarra l os dos comisarios de la exposición Los límites del Reino,los historiadores Luis Javier Fortún Pérez de Ciriza y Alfredo Floristán Imízcoz, y el catedrático de la Universidad de León Fernando de Arvizu y Galarraga, en una mesa redonda organizada por la Sociedad de Estudios Históricos de Navarra y a la que asistió medio centenar de personas.
Las conferencias recorrieron en hora y media casi toda la historia de Navarra, fijándose sobre todo en las fluctuaciones de las fronteras y las disputas por los territorios de los bordes. A Luis Javier Fortún le correspondió el periodo más ajetreado, el medieval, en el que se constituyó el Reino de Pamplona, creció para volver a menguar y se refundó como Reino de Navarra. Explicó que antes de Sancho Garcés I los terrenos de Pamplona no constituían un "verdadero reino" y que éste no se pudo configurar hasta que el primero de los reyes de la dinastía Jimena añadió territorios de lo que hoy es Rioja y Aragón. "Entonces el condado pudo aspirar a ser un reino". La eclosión del reino pamplonés se produjo ya a finales del siglo XI, con Sancho el Mayor que se expandió notablemente en parte gracias a los derechos de su esposa por un territorio "difícil de ensamblar", que de hecho queda dividido a su muerte.
Explicó Fortún cómo la unión temporal con Aragón, desde Sancho Ramírez hasta Alfonso el Batallador, había sido "muy beneficiosa para ambos, un periodo de crecimiento". Sin embargo, en 1134 las expansiones a costa de los musulmanes habían ampliado de tal forma el territorio que las tierras del norte "habían perdido importancia". Posiblemente esa fue una de las razones por la que nobleza navarra decidió entonces la restauración con García Ramírez. Fortún, por otra parte, destacó a Sancho el Sabio como el monarca de "más altos vueltos" que tuvo el reino, ya que "intentó redefinir la monarquía", a la que dotó del nombre de Navarra.
Las épocas modernas
Alfredo Floristán se encargó de una época, la que sucede a la conquista castellana, en la que las fronteras navarras sufrieron escasas modificaciones. La más importante fue la pérdida de los territorios de Ultrapuertos, en la que el historiador ve una renuncia del rey español ante la casa de Albret. "Fue un abandono de unas tierras pobres, que suponían un problema y podía suponer un consuelo para Enrique de Albret". Según Floristán, en la mente de Carlos V, el monarca, estaba siempre "buscar una solución, probablemente a través de un acuerdo matrimonial que el rey de Francia nunca consintió".
Los otros dos movimientos de fronteras fueron menos significativos y se debieron a motivos comerciales. La incorporación de Los Arcos a Navarra, en 1753, la pidió la localidad para favorecer el tráfico de vino mientras que el efímero ingreso de Fuenterrabía e Irún, de 1805 y truncado por la Guerra de la Independencia, tuvo que ver con la búsqueda navarra de una salida al mar y el interés de estas localidades en fortalecerse como puerto.
En todo caso, Floristán señaló cómo en esa época Navarra se convierte en frontera por el cambio en las técnicas de guerra, que se basaban en la acumulación de medios militares en zonas como Navarra, donde se hizo la Ciudadela, facerías de armas y tenía grandes dotaciones de soldados, dejando la retaguardia desmilitarizada. Además, no sólo se convierte en frontera religiosa, entre el catolicismo español y el protestantismo en Francia, sino que el comercio con América hace plantearse que el reino retire sus aduanas, ya que Navarra y las Vascongadas eran vía de entrada para los productos que llegaban de Bayona.
Alduides y sus problemas
Para explicar los problemas que ha generado el territorio de Alduides a lo largo de cuatro siglos, Fernando de Arvizu se refirió a la documentación que se guarda en el Ministerio de Exteriores francés. Si en esos archivos los problemas pirenaicos franceses ocupan doce tomos, "diez corresponden a Alduides".
Arvizu hizo una exposición que mezcló los datos históricos con las anécdotas para ilustrar cómo los distintos tipos de acuerdo sobre los lindes en este territorio habían acabado casi siempre en fracaso, hasta el que se firmó en 1856, del que destacó una virtud: "Supo distinguir entre los límites administrativos, que correspondían a los estados, y los aprovechamientos económicos, sobre quienes tenían que decidir quienes vivían allí".
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Comentarios
1
He leído toda la noticia y, además de verse claramente que evita temas que pueden ser discutidos, termina de una manera curiosa:"Supo distinguir entre los límites administrativos, que correspondían a los estados, y los aprovechamientos económicos, sobre quienes tenían que decidir quienes vivían allí". Dicho de una manera clara: Los estados francés y español negociaron una frontera que no tenía nada que ver con la realidad de los habitantes euskaldunes que vivían allí.
curioso cometario final
He leído toda la noticia y, además de verse claramente que evita temas que pueden ser discutidos, termina de una manera curiosa:"Supo distinguir entre los límites administrativos, que correspondían a los estados, y los aprovechamientos económicos, sobre quienes tenían que decidir quienes vivían allí". Dicho de una manera clara: Los estados francés y español negociaron una frontera que no tenía nada que ver con la realidad de los habitantes euskaldunes que vivían allí.
Comentario realizado por
iban.
23/5/09 21:11h