Las llaves de Al-Ándalus

15/5/09 .- http://www.diariodesevilla.es

La influencia de los moriscos en diversos apectos de la sociedad marroquí, de la lengua al legado arquitectónico, centra varias ponencias en el congreso granadino

Las familias que conservan en Fez la llave de sus casas de Al-Ándalus saben que ya no abrirá ninguna puerta. Achouak Chalkha, del Instituto de Estudios Hipano Lusos de Rabat, rescató ayer las influencias de los moriscos en la sociedad marroquí, haciendo especial hincapié en esta ciudad. A diferencia de Tetuán, dijo, los fesinos no volverían nunca a España, "por el trauma que les causó la expulsión y saben que conservar esa llave es inútil".

El Congreso Los moriscos: historia de una minoría destacó ayer el legado y los problemas de los moriscos. Si la profesora Fadoua El Heziti, de la Universidad de Casablanca, defendió en su conferencia Fenomenología de la escritura morisca del exilio los conflictos de la lengua, Chalkha recuperó todo aquello que sigue enriqueciendo a ambas orillas.

La ciudad de Fez nació de una "suma de desterrados" que influyeron en multitud de ámbitos de la vida marroquí, como el arquitectónico o el del ocio. La profesora recordó ayer que eran conocidas las fiestas mixtas que celebraban en la ciudad los moriscos. "Se decía de ellos que eran amantes de la vida y los placeres y veían que sus fiestas eran muy libertinas".

Sin embargo, el mayor legado andalusí se encuentra en la construcción de edificios religiosos, "que se puede ver en los azulejos o las tallas de madera" y en la gastronomía. "Se ve en los condimentos de las comidas, las plantas aromáticas que utilizaban, lo dulce en la comida salada, con frutos secos y dátiles, o la miel en los guisos de carnes y pescados".

En la indumentaria, los vestidos representaban distintas formas de vida. "Siguen persistiendo el albornoz (o alborno) que es una palabra y una prenda que se utiliza desde los siglos medievales. Es utilizado por la gente de la alta sociedad y está considerada como una prenda de lujo". Ocurre también con un cinturón de lana o seda que se usa para ceñir el traje tradicional y con los bordados en los vestidos de lujo (seda sobre lino) muy propios de los trajes de novia.

Fadoua El Heziti se centró en la lengua. "La experiencia del exilio y sus manifestaciones escriturales comenzaron mucho antes de los decretos de expulsión", explicó, en referencia a la mezcla entre el árabe clásico, el castellano y el uso de los textos aljamiados (escritos con caracteres árabes de las lenguas romances habladas por los andalusíes durante la época tardía de Al-Ándalus).

El Heziti puso algunos ejemplos de textos en los que incluso los moriscos, "naturalmente", cometían equivocaciones con "construcciones mal hechas o raras" lo que producía el rechazo en los países de África que les recibieron. Uno de estos escritores moriscos decía en un alegato reivindicativo, "uno de los más bellos textos de la época": "Señores, es que tampoco hemos aprendido el árabe en condiciones normales...". No obstante, la experta supo dividir en tres grupos la forma en que se utilizó un idioma u otro y había otro grupo de moriscos que supieron utilizar "perfectamente bien el romance y el árabe".

"La vivencia del exilio por más que la estudiemos", destacó la profesora de Casablanca, "es una experiencia humana por excelencia", añadió.

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