Averiguan analizando esqueletos los trabajos físicos que hacían hombres y mujeres de la Antigüedad
28/9/04 .- Gabinete de Prensa. Universidad de Granada
El artículo, que se va a publicar en octubre en la International Journal of Osteoarchaeology, analiza cinco colecciones de varias poblaciones antiguas de la Península Ibérica, poniendo en valor las diferencias por sexo, edad y grupo
Las mujeres, que se dedicaban a tareas domésticas, suelen presentar menos desarrollo muscular que los hombres, encargados de actividades más duras
El estudio incluye 342 esqueletos de cinco poblaciones, tres del sur y dos del norte de España, depositadas en el Laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada. Los resultados señalan diferencias en determinados marcadores de los huesos que reflejan la musculatura de hombres y mujeres, con la excepción del poblado de Villanueva, al norte de Castilla León. Allí, las mujeres trabajaban más en el campo que en otros sitios, y presentan un gran desarrollo muscular de los brazos. Pero por lo general, se dedican a tareas domésticas, mientras que los hombres son los defensores, los que laboran la tierra y cuidan de los animales. En cuanto a las piernas, los análisis estadísticos separan a los agricultores de zonas llanas de los pastores de montaña.
“Los esqueletos reflejan la actividad de las personas. Hay una serie de marcadores, donde se insertan músculos y tendones, que pueden estar más o menos desarrollados. Cuando aparece un desarrollo muy fuerte del punto de inserción de ese tendón, hay una proliferación ósea a la que se le llama entesofito”. Son palabras de Sylvia Jiménez Brobeil, profesora de la Universidad de Granada y autora, junto a Ihab al-Oumaoui y Philippe du Souich, del artículo Marcadores de modelos de actividad en poblaciones de la Península Ibérica, que va a publicar en octubre la revista científica International Journal of Osteoarchaeology.
Los entesofitos en la cara plantar del calcáneo, conocidos como espolones, son muy comunes en gente que vive en lugares con pendientes considerables. En Granada, son muy habituales entre los vecinos del Albaicín. Los investigadores han considerado un total de 14 marcadores, partes del cuerpo donde pueden surgir los entesofitos. “La idea es ver estas marcas en hombres y mujeres de distintos poblados antiguos de la Península Ibérica de los que conocemos su medio ambiente y a qué se dedicaban”.
Huéscar y Galera
Tres de los poblados están ubicados en la provincia de Granada. Dos de ellos son muy significativos. El de Huéscar, al pie de la Sierra de La Sagra, por ser un terreno llano, presenta indicios de poco desarrollo de la musculatura inferior en sus habitantes. Todo lo contrario que el poblado argárico de El Castellón Alto (Galera), entre otros, del norte de la provincia. Allí, las mujeres presentan más marcadores en los huesos que la mayoría, pero no tanta como los hombres de su poblado. Ellas se dedicarían a bajar al río a por agua, mientras que ellos realizarían las tareas ganaderas y de defensa.
Según Du Souich, “la innovación radica en haber analizado los datos disponibles de hábitat y haberlos relacionado con estos entesofitos, para contrastarlos y confirmarlos”. En definitiva, con este estudio, se han respaldado los datos históricos y arqueológicos disponibles en estos poblados de distintas épocas.
Referencia: Sylvia Jiménez Brobeil. Laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada. Teléfono: 958 24 35 33. Correo jbrobeil@ugr.es
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