Una historia sin adjetivos

Y también sin adverbios. Esta es la que la Real Academia de la Historia culmina y ofrece al cabo de dos siglos de trabajo. Se conocerá por ACHE, o sea, Atlas Cronológico de la Historia de España. Gran noticia cultural que no sólo atañe a los especialistas en esta disciplina, sino a toda persona interesada en ella. Desde lo acontecido en tiempos remotos, hasta hora mismo. Cronología, mapas, todo cuanto resuma fidedignamente la Historia de España, ofrecido con loable, necesario propósito de objetividad resumida en esto de «sin adjetivos» y «sin adverbios». Es decir, sin la subjetividad que muchas veces invalida la Historia. ¿Quién mayormente la ha escrito? Pues el vencedor, y así nos ha llegado. Pasado el tiempo, aparecen historiadores que se esfuerzan en rebatir al vencedor, pero su trabajo puede estar contaminado de partidismo, y muy a menudo lo está. No nos faltan ejemplos.
La moderna historia de España es clara muestra de cómo el partidismo hace de las suyas entre historiadores, lo mismo españoles que extranjeros. No faltan los que buscan la verdad, pero es de temer que predomine quien pone el adjetivo y el adverbio de sus predilecciones, puesto que adverbio y adjetivo se pueden emplear sin plasmarlos como tales. En cuanto al pasado más o menos remoto, también cabe cierto partidismo ideológico. Tampoco faltan ejemplos. Con todo, la ausencia de adjetivación en el ACHE no creo que se haya tomado al pie de la letra. Alfonso X siempre será «el Sabio», por aducir sólo uno de los varios casos de calificación que ha devenido parte del nombre. La objetividad de ACHE no será simplona, sino algo atento, hasta donde sea posible, a un criterio de verdad. Hay acontecimientos innegables. Otros hay de dudosa realidad, y es de suponer que el Atlas... lo tendrá en cuenta precisamente como dato de validez también histórica.
Atlas Cronológico de la Historia de España, pues. España sin duda entendida como el conjunto no sólo geográfico, sino abarcador de todo cuanto -pueblos, regiones, culturas, lenguas...- conlleva la palabra «España». En consecuencia, el Atlas... en modo alguno parcelará los hechos según zonas y será un buen instrumento para dejar sin excusa a todo aquel que por Historia sólo entienda -excluyente- la de su patria chica: más claramente, la de su comunidad autonómica, defecto y error político y pedagógico en el que tanto se incurre. El Atlas... se presentará en libro y también en Internet. Quien no quiera saber... Y he aquí un instrumento cultural al que nadie de buena fe podrá dar la espalda. Es necesario que tal instrumento sea empleado para no empecinarnos en una visión histórica «de campanario» que no favorece ni a quienes sólo tañen campanas minúsculas. El badajo del Atlas ha de llamarnos a todos para el bien de todos.