El subsuelo de Toledo, un tesoso arqueológico
7/12/08 .- http://www.heraldo.es
Una calzada romana y un enigmático cementerio judío, los hallazgos más recientes.
Excavar, aunque sea unos centímetros, en el casco antiguo de Toledo tiene sus consecuencias, porque casi siempre conlleva la aparición de restos arqueológicos. Testimonios de su historia milenaria que gracias a su orografía y a su particular devenir -la decadencia de esta ciudad a partir del siglo XVII ha sido la mejor garantía de su conservación- surgen de vez en cuando y son acogidos con entusiasmo por arqueólogos e historiadores. El hallazgo de una calzada romana por la que se accedía a Toledo y de un enigmático cementerio judío junto a un instituto son los tesoros más recientes que ha arrojado el subsuelo de esta capital.
Los obreros encargados de la ampliación del instituto de Educación Secundaria 'Azarquiel' fueron los primeros en avisar de que algo no esperado habían encontrado cuando las palas excavadoras iniciaron su trabajo. Las obras han tenido que paralizarse mientras los arqueólogos investigan el camposanto judío descubierto. Tumbas medievales en torno a las cuales las autoridades culturales de la Junta de Castilla-La Mancha apenas han querido aportar datos. "Hay que tener paciencia. Difundir ahora lo que se ha encontrado sería como descubrir un souflé cuando se está cocinando", ha llegado a decir el delegado provincial de Cultura en Toledo, Jesús Nicolás.
Más explícito es el director general de Patrimonio Cultural de la Junta, Luis Martínez: "Es una necrópolis que está situada en una zona conocida como Cerro del Ahorcado. Toda esa zona ha sido históricamente una necrópolis y por eso hemos encontrado con anterioridad tumbas romanas, judías, cristianas y musulmanas".
Cuando se haya estudiado profundamente y se haya catalogado, las obras del instituto continuarán y "los esqueletos no se expondrán como ocurrió con el Negro de Banyoles", advierte. En medio de las escasas explicaciones dadas hasta ahora sobre este cementerio judío surgió hace semanas un misterioso rabino israelí que se desplazó hasta Toledo para reunirse con las autoridades culturales de la Junta y el Ayuntamiento con el fin de pedirles que no lo toquen porque en él fueron enterrados "importantes rabinos de Toledo". De este inquietante personaje nada más se ha vuelto a saber.
Benditos humedades
Otro tesoro arqueológico que escondía el subsuelo de Toledo era una calzada romana de acceso a la ciudad que se ha encontrado al restaurar la mezquita del Cristo de la Luz, el monumento más antiguo de esta capital con 1.008 años de historia. La humedad estaba deteriorando tan gravemente esta pequeña mezquita que ha habido que excavar todo el contorno del edificio para encontrar la causa. Ésta se relaciona con una alcantarilla romana situada junto a una calzada de esa misma época por la que se accedía a la cara norte de la romana Toletum. La calzada tiene cinco metros de ancho, está formada por grandes losas de granito y su estado de conservación es más que aceptable. Según Manuel Santolaya, gerente del Consorcio de la Ciudad de Toledo -organismo público que se encarga de esta actuación-, el conjunto de la mezquita y los restos arqueológicos descubiertos podrán ser visitados por el público a mediados de 2009. Para entonces tal vez el Toledo subterráneo nos ofrezca nuevos tesoros arqueológicos.
Excavar, aunque sea unos centímetros, en el casco antiguo de Toledo tiene sus consecuencias, porque casi siempre conlleva la aparición de restos arqueológicos. Testimonios de su historia milenaria que gracias a su orografía y a su particular devenir -la decadencia de esta ciudad a partir del siglo XVII ha sido la mejor garantía de su conservación- surgen de vez en cuando y son acogidos con entusiasmo por arqueólogos e historiadores. El hallazgo de una calzada romana por la que se accedía a Toledo y de un enigmático cementerio judío junto a un instituto son los tesoros más recientes que ha arrojado el subsuelo de esta capital.
Los obreros encargados de la ampliación del instituto de Educación Secundaria 'Azarquiel' fueron los primeros en avisar de que algo no esperado habían encontrado cuando las palas excavadoras iniciaron su trabajo. Las obras han tenido que paralizarse mientras los arqueólogos investigan el camposanto judío descubierto. Tumbas medievales en torno a las cuales las autoridades culturales de la Junta de Castilla-La Mancha apenas han querido aportar datos. "Hay que tener paciencia. Difundir ahora lo que se ha encontrado sería como descubrir un souflé cuando se está cocinando", ha llegado a decir el delegado provincial de Cultura en Toledo, Jesús Nicolás.
Más explícito es el director general de Patrimonio Cultural de la Junta, Luis Martínez: "Es una necrópolis que está situada en una zona conocida como Cerro del Ahorcado. Toda esa zona ha sido históricamente una necrópolis y por eso hemos encontrado con anterioridad tumbas romanas, judías, cristianas y musulmanas".
Cuando se haya estudiado profundamente y se haya catalogado, las obras del instituto continuarán y "los esqueletos no se expondrán como ocurrió con el Negro de Banyoles", advierte. En medio de las escasas explicaciones dadas hasta ahora sobre este cementerio judío surgió hace semanas un misterioso rabino israelí que se desplazó hasta Toledo para reunirse con las autoridades culturales de la Junta y el Ayuntamiento con el fin de pedirles que no lo toquen porque en él fueron enterrados "importantes rabinos de Toledo". De este inquietante personaje nada más se ha vuelto a saber.
Benditos humedades
Otro tesoro arqueológico que escondía el subsuelo de Toledo era una calzada romana de acceso a la ciudad que se ha encontrado al restaurar la mezquita del Cristo de la Luz, el monumento más antiguo de esta capital con 1.008 años de historia. La humedad estaba deteriorando tan gravemente esta pequeña mezquita que ha habido que excavar todo el contorno del edificio para encontrar la causa. Ésta se relaciona con una alcantarilla romana situada junto a una calzada de esa misma época por la que se accedía a la cara norte de la romana Toletum. La calzada tiene cinco metros de ancho, está formada por grandes losas de granito y su estado de conservación es más que aceptable. Según Manuel Santolaya, gerente del Consorcio de la Ciudad de Toledo -organismo público que se encarga de esta actuación-, el conjunto de la mezquita y los restos arqueológicos descubiertos podrán ser visitados por el público a mediados de 2009. Para entonces tal vez el Toledo subterráneo nos ofrezca nuevos tesoros arqueológicos.
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