Concluyen las obras de excavación y restauración en el monasterio de S. Miguel de Escalada (León)
3/2/05 .- Diario de León/Verónica Viñas
Un muro de contención y la aparición de los restos del primitivo cenobio han cambiado su imagen
Los sarcófagos de los monjes «entorpecen» ahora la entrada principal de la joya del mozárabe español
Los técnicos de la Junta daban ayer por concluida la restauración del monasterio de San Miguel de Escalada, tras cuatro años de intensas obras y 379.521 euros de inversión. Jaime Lobo, jefe del Servicio Territorial de Cultura, recibía ayer «a oscuras» las obras de rehabilitación de la joya mozárabe por excelencia. El templo lleva seis años sumido en las tinieblas, desde que Iberdrola cortó el suministro por impago del recibo -responsabilidad que compete a la propia Junta-. La imagen que ofrece el monasterio no es la de un edificio recién restaurado. La entrada principal se halla «entorpecida» por los sarcófagos de los monjes, antes conservados en el interior y cuyo destino no está aún claro. Un tablón cubre parcialmente un generador que proporciona eventualmente electricidad.
Agustín Suárez, presidente de la asociación Promomonumenta, no quiso perderse el «acto». Tras recorrer lo que queda del legado que dejaron los monjes que se establecieron en la ribera del Esla en los siglos VI y VII, compró que los nuevos cristales oscuro-mate colocados en los vanos del edificio «ya están rotos por la torsión del edificio; el muro de contención construido en la parte posterior, agrietado; y los huesos de los santos, no tienen acomodo». Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el entorno de la iglesia mozárabe-románica sacaron a la luz restos del antiguo monasterio, de cuyas edificiaciones apenas se tenía constancia. Los restos, conservados ahora al aire libre, que ocupan 26 metros de largo por siete de ancho, permiten hacerse una idea del recinto monacal. Aparentemente, corresponderían a seis estancias, una de ellas, de uso doméstico.
Las excavaciones también permitieron localizar cuatro niveles de enterramientos, tanto en el interior como en el exterior, y rescatar restos de 300 individuos. Los responsables de la Junta afirmaron ayer que los huesos habían sido enviados ya al Museo de León y que otros estaban siendo estudiados por los arqueólogos. Sin embargo, el fotógrafo de este periódico localizó -tal y como estaban hace meses- las bolsas de plástico con estos restos en la vieja caseta del guarda. La restauración de Escalada ha sido un cúmulo de infortunios. Cuando comenzaron las obras, en diciembre del 2001, los técnicos proyectaban reparar exclusivamente la torre románica y adecentar los espacios exteriores. Pero el edificio fue exigiendo, poco a poco, nuevas reparaciones. Hubo que ampliar la excavación arqueológica al exterior del recinto y cambiar la cubierta de la iglesia mozárabe, al comprobar que la teja estaba asentada directamente sobre el artesonado, que, a su vez, se estaba pudriendo. Fue entonces cuando se aprobó una intervención de urgencia. El calvario de obras prosiguió. El monasterio, tal y como explicó a este periódico el arquitecto de la obra, Andrés Lozano, sufre problemas de asentamiento -como se comprueba en las paredes del edificio mozárabe, visiblemente inclinadas-, así como de deslizamiento del terreno, lo que obligó a construir un gran muro de contención, para estabilizar el talud de la colina, que literalmente, ha «retrocido» con la nueva intervención y deja a salvo los mencionados restos arqueológicos del primitivo cenobio. Ahora la incógnita es saber cuándo se abrirá al público...
Los sarcófagos de los monjes «entorpecen» ahora la entrada principal de la joya del mozárabe español
Los técnicos de la Junta daban ayer por concluida la restauración del monasterio de San Miguel de Escalada, tras cuatro años de intensas obras y 379.521 euros de inversión. Jaime Lobo, jefe del Servicio Territorial de Cultura, recibía ayer «a oscuras» las obras de rehabilitación de la joya mozárabe por excelencia. El templo lleva seis años sumido en las tinieblas, desde que Iberdrola cortó el suministro por impago del recibo -responsabilidad que compete a la propia Junta-. La imagen que ofrece el monasterio no es la de un edificio recién restaurado. La entrada principal se halla «entorpecida» por los sarcófagos de los monjes, antes conservados en el interior y cuyo destino no está aún claro. Un tablón cubre parcialmente un generador que proporciona eventualmente electricidad.
Agustín Suárez, presidente de la asociación Promomonumenta, no quiso perderse el «acto». Tras recorrer lo que queda del legado que dejaron los monjes que se establecieron en la ribera del Esla en los siglos VI y VII, compró que los nuevos cristales oscuro-mate colocados en los vanos del edificio «ya están rotos por la torsión del edificio; el muro de contención construido en la parte posterior, agrietado; y los huesos de los santos, no tienen acomodo». Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el entorno de la iglesia mozárabe-románica sacaron a la luz restos del antiguo monasterio, de cuyas edificiaciones apenas se tenía constancia. Los restos, conservados ahora al aire libre, que ocupan 26 metros de largo por siete de ancho, permiten hacerse una idea del recinto monacal. Aparentemente, corresponderían a seis estancias, una de ellas, de uso doméstico.
Las excavaciones también permitieron localizar cuatro niveles de enterramientos, tanto en el interior como en el exterior, y rescatar restos de 300 individuos. Los responsables de la Junta afirmaron ayer que los huesos habían sido enviados ya al Museo de León y que otros estaban siendo estudiados por los arqueólogos. Sin embargo, el fotógrafo de este periódico localizó -tal y como estaban hace meses- las bolsas de plástico con estos restos en la vieja caseta del guarda. La restauración de Escalada ha sido un cúmulo de infortunios. Cuando comenzaron las obras, en diciembre del 2001, los técnicos proyectaban reparar exclusivamente la torre románica y adecentar los espacios exteriores. Pero el edificio fue exigiendo, poco a poco, nuevas reparaciones. Hubo que ampliar la excavación arqueológica al exterior del recinto y cambiar la cubierta de la iglesia mozárabe, al comprobar que la teja estaba asentada directamente sobre el artesonado, que, a su vez, se estaba pudriendo. Fue entonces cuando se aprobó una intervención de urgencia. El calvario de obras prosiguió. El monasterio, tal y como explicó a este periódico el arquitecto de la obra, Andrés Lozano, sufre problemas de asentamiento -como se comprueba en las paredes del edificio mozárabe, visiblemente inclinadas-, así como de deslizamiento del terreno, lo que obligó a construir un gran muro de contención, para estabilizar el talud de la colina, que literalmente, ha «retrocido» con la nueva intervención y deja a salvo los mencionados restos arqueológicos del primitivo cenobio. Ahora la incógnita es saber cuándo se abrirá al público...
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