Miguel Calleja: «En la Edad Media, en Asturias se leía y escribía más de lo que pensábamos»
29/1/08 .- http://www.lne.es
El profesor de la Universidad de Oviedo ofreció en Laviana una conferencia en el ciclo «Charlas desde la aldea»
El profesor de la Universidad de Oviedo Miguel Calleja impartió hace unos días una charla titulada «Asturias aprende a escribir: la Edad Media», incluida en el Ciclo de conferencias «Charlas desde la aldea» que organiza el área de Cultura de Laviana, en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas. El paleógrafo fue presentado por Luis Benito Argüelles, director del ciclo.
Calleja comenzó diciendo que los paleógrafos trabajan sobre lo escrito y por eso a la hora de hablar de la escritura en Asturias hay que retroceder a los primeros asturianos que entran en contacto con la escritura, los astures, a través de la integración de nuestro territorio en el Imperio romano. El primer texto que se conserva está escrito en piedra y data del año 9 o 10 de nuestra era. Se trata de las aras sextianas, un manifiesto político, una insignia votiva, propagandística.
La arqueología ha aportado muchas pistas en los últimos diez años. En la región disponemos en la actualidad de 200 piedras con textos. Miguel Calleja recordó que también hay restos de escritura en las piezas cerámicas. En estas piezas se hace referencia a los primeros pueblos asturianos.
En Veranes se ha encontrado en el año 2005 una pieza con la inscripción «Que disfrutes de tu casa», que se ha aprovechado como lema publicitario. También comentó cómo algunas piezas tienen inscritos nombres que recuerdan censos de población. El paleógrafo se preguntó si no existía escritura de la vida cotidiana en los siglos III, IV y V y relacionó esa falta de escritura con la llegada de los pueblos bárbaros.
Miguel Calleja insistió en que a partir del siglo VIII en Asturias se escribe mucho más de lo que pensamos. «Cada iglesia tiene su Biblia que se escribe a mano, tarea que puede llevar a un copista a escribir durante tres años». Pero también se conservan textos cotidianos que hacen referencia a venta de tierras. El autor recordó la aparición de una pizarra con textos en el Occidente. Los campesinos que la encontraron el pasado siglo terminaron llegando a la Real Academia de la Historia en Madrid para saber qué era lo que estaba escrito. Al final resultó que la piedra hablaba de un conjuro contra el granizo.
Esa cotidianidad se comprueba en el documento original más antiguo que se conserva en España. No es documento regio, sino el texto de una señora de Colunga que hace una donación a la iglesia de Libardón. Calleja comentó la importancia del documento «porque demuestra que los testigos que firmaron el documento sabían leer y escribir, lo que confirma que la escritura está extendida en la Edad Media». Y remarcó que en la Edad Media en Asturias «se leía y se escribía más de lo que pensábamos».
A partir del siglo XI la población crece y empiezan a aparecer ciudades como Oviedo, Avilés y las Polas. Se escribe cada vez más y en el siglo XII llega el papel, que permite que un siglo más tarde conservemos documentos del Padrón del concejo de Avilés.
La charla finalizó con preguntas del público y una reflexión final de Miguel Calleja: «Escribir para recordar, para garantizar propiedades, es lo que nos permite conservar textos escritos. En esa bárbara Edad Media también se escribió y nos permite conocer esa época, a pesar de que hemos perdido la inmensa mayoría de documentos».
El profesor de la Universidad de Oviedo Miguel Calleja impartió hace unos días una charla titulada «Asturias aprende a escribir: la Edad Media», incluida en el Ciclo de conferencias «Charlas desde la aldea» que organiza el área de Cultura de Laviana, en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas. El paleógrafo fue presentado por Luis Benito Argüelles, director del ciclo.
Calleja comenzó diciendo que los paleógrafos trabajan sobre lo escrito y por eso a la hora de hablar de la escritura en Asturias hay que retroceder a los primeros asturianos que entran en contacto con la escritura, los astures, a través de la integración de nuestro territorio en el Imperio romano. El primer texto que se conserva está escrito en piedra y data del año 9 o 10 de nuestra era. Se trata de las aras sextianas, un manifiesto político, una insignia votiva, propagandística.
La arqueología ha aportado muchas pistas en los últimos diez años. En la región disponemos en la actualidad de 200 piedras con textos. Miguel Calleja recordó que también hay restos de escritura en las piezas cerámicas. En estas piezas se hace referencia a los primeros pueblos asturianos.
En Veranes se ha encontrado en el año 2005 una pieza con la inscripción «Que disfrutes de tu casa», que se ha aprovechado como lema publicitario. También comentó cómo algunas piezas tienen inscritos nombres que recuerdan censos de población. El paleógrafo se preguntó si no existía escritura de la vida cotidiana en los siglos III, IV y V y relacionó esa falta de escritura con la llegada de los pueblos bárbaros.
Miguel Calleja insistió en que a partir del siglo VIII en Asturias se escribe mucho más de lo que pensamos. «Cada iglesia tiene su Biblia que se escribe a mano, tarea que puede llevar a un copista a escribir durante tres años». Pero también se conservan textos cotidianos que hacen referencia a venta de tierras. El autor recordó la aparición de una pizarra con textos en el Occidente. Los campesinos que la encontraron el pasado siglo terminaron llegando a la Real Academia de la Historia en Madrid para saber qué era lo que estaba escrito. Al final resultó que la piedra hablaba de un conjuro contra el granizo.
Esa cotidianidad se comprueba en el documento original más antiguo que se conserva en España. No es documento regio, sino el texto de una señora de Colunga que hace una donación a la iglesia de Libardón. Calleja comentó la importancia del documento «porque demuestra que los testigos que firmaron el documento sabían leer y escribir, lo que confirma que la escritura está extendida en la Edad Media». Y remarcó que en la Edad Media en Asturias «se leía y se escribía más de lo que pensábamos».
A partir del siglo XI la población crece y empiezan a aparecer ciudades como Oviedo, Avilés y las Polas. Se escribe cada vez más y en el siglo XII llega el papel, que permite que un siglo más tarde conservemos documentos del Padrón del concejo de Avilés.
La charla finalizó con preguntas del público y una reflexión final de Miguel Calleja: «Escribir para recordar, para garantizar propiedades, es lo que nos permite conservar textos escritos. En esa bárbara Edad Media también se escribió y nos permite conocer esa época, a pesar de que hemos perdido la inmensa mayoría de documentos».
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