La Edad Media está de moda
11/1/08 .- http://www.nortecastilla.es
Las Huelgas de Burgos abren la más fabulosa colección del mundo de indumentaria civil del siglo XIII, restos del saqueo de las tumbas reales por los franceses en 1808
Sólo pretendían el vil metal. Por eso, en el saqueo francés de las tumbas de nuestros reyes e infantes en el panteón burgalés de Santa María la Real de las Huelgas -invasión de la que se cumplen 200 años y que hizo del cenobio cuartel-, se desecharon como botín los riquísimos tejidos y las vestiduras que engalanaban a los monarcas castellanos en su último viaje, y de esta suerte han llegado hasta nosotros como la herencia más importante del mundo en alta costura del medievo. Una moda unisex, vanguardista y atrevida, de enorme influencia oriental, y gran pujanza en toda Europa, que hizo de cada pieza un objeto de lujo.
La mujer castellana medieval era audaz -según la describe Concha Herrero Carretero, conservadora de Telas de Patrimonio Nacional-, tanto que las crónicas hablan de las novedades que introdujo en la indumentaria femenina de la corte y del escándalo que podían provocar porque, alegaban los relatores, iban demasiado escotadas o enseñaban demasiado las camisas, no interiores, pero sí las que iban por debajo de las aljubas o de los pellotes. Se ha comprobado que tanto en las vestiduras femeninas como en las masculinas lo que se pone de moda es ajustarlas mucho al cuerpo, a la cintura y a los laterales con unas aberturas que se cerraban enlazadas con cintas. «Sin duda, a aquellas damas les gustaba presentarse en público con todo lujo y esplendor -apunta María Jesús Herrero Sanz, compañera de Concha en las tareas de salvaguarda del excelso Patrimonio-, realzando el busto, dejando ver las camisas de telas vaporosas que no enseñaban pero sí insinuaban, dejando entrever los brazos...».
No hay referencias claras de cómo eran sus cuerpos porque los ataúdes eran todos prácticamente del mismo tamaño, pero sí se ha constatado, tal y como lo estudiaron los que analizaron las tumbas, que las vestiduras femeninas contrastan en altura con las masculinas, posiblemente, añade María Jesús, porque las llevaran recogidas en los pies de tal manera que al andar produjeran unos movimientos muy sinuosos, «o se recogieran por encima de las caderas con unos cinturones que no se han conservado», que apostilla Concha, «de manera que iban algo abullonadas o incluso las arrastraban. También ocurre que muchos tejidos han perdido su estructura interior y son más largos o anchos de lo que fueron en su origen. Pero sí podemos pensar que se trataba de mujeres estilizadas».
Miniaturas de Alfonso X
De todas formas, las miniaturas coetáneas reunidas por Alfonso X El Sabio para Las Cantigas de Nuestra Señora, cuyo Códice Rico se conserva en El Escorial, son todo un catálogo de cómo vestían y qué costumbres tenían los reyes y nobles que vivieron aquellos años oscuros, cada día que pasa con más y mejor foco, y cuya fuente monográfica también ha sido utilizada para documentar el museo de Telas Medievales de Las Huelgas, que el pasado jueves reinauguraba -tras su ampliación- el presidente de Patrimonio Nacional, Yago Pico de Coaña.
Desde entonces, cincuenta y una piezas forman el mejor escaparate de la indumentaria civil del medievo, por su calidad y su cantidad. Una pasarela internacional de alta costura salida del filón de los 35 sepulcros del panteón real que se visita a pocos metros de la exposición.
En la indumentaria femenina del medievo, como la de los hombres y los niños, no se concebía nada independiente, de tal manera que se iban superponiendo unas prendas sobre otras. «La ropa interior -explica Herrero Carretero- solía ser de hilo blanco, una especie de enaguas, y, por supuesto, las calzas o medias que también se ajustaban con cinturones de los que conservamos algún ejemplo». Luego, las damas se vestían las camisas, algunas con las mangas abullonadas que también se llamaban camisas margomadas (bordadas), también blancas, confeccionadas en lino muy fino, y con el escote y las mangas bordadas con motivos de tradición morisca en sedas de colores y, en casos excepcionales, en hilos de oro y de plata.
Luego iba la saya, ese traje largo que llegaba a ocultar los zapatos y hasta a arrastrar en forma de cola, que si se confeccionaba con telas ricas recibía el nombre de brial. Sólo para las clases pudientes -y este es el caso de nuestros reales bienhechores involuntarios- eran los «encordados», extraordinariamente ajustados y abrochados con cintas en uno de los costados, lo que permitía la exhibición de las vistosas camisas. Como los hombres, sobre la saya se ponían el pellote, en forma de T, que, a diferencia del masculino, se alargaba hasta los pies.
«Esta prenda -observa la investigadora- tiene una clara tradición árabe, y, realmente, eran ellos los que confeccionaban las sedas; las grandes manufacturas estaban en Al-Andalus, incluso localizamos la cría del gusano en Jaén y Murcia. Realmente fueron ellos los que implantaron el lujo en el vestir y su influencia es decisiva. Por ejemplo, el blanco, color del luto de la dinastía Omeya, es adoptado como tal por las mujeres de la corte castellana. El pellote solía ir forrado de piel de conejo para protegerse del frío -casi polar- que asolaba, y aún lo sigue haciendo, Burgos. Al final, y sobre todas estas superposiciones, iba el manto, prenda de carácter real y ascendencia bizantina.
Piezas fundamentales de la política exterior, se presentaban, además de como señoras de gran inteligencia, como damas coquetas que cuidaban los tocados con primor. Se conservan las agujas y las horquillas de plata con las que se sujetaban las muselinas, los velos de seda plisados que rodeaban rostro y cuello como un halo. Incluso existen las flores del tocado, flores blancas de árboles frutales como el peral, que acompañaban a los tejidos y que se han conservado fosilizadas en los ataúdes». Estas piezas no se exponen por su delicada conservación.
Sólo pretendían el vil metal. Por eso, en el saqueo francés de las tumbas de nuestros reyes e infantes en el panteón burgalés de Santa María la Real de las Huelgas -invasión de la que se cumplen 200 años y que hizo del cenobio cuartel-, se desecharon como botín los riquísimos tejidos y las vestiduras que engalanaban a los monarcas castellanos en su último viaje, y de esta suerte han llegado hasta nosotros como la herencia más importante del mundo en alta costura del medievo. Una moda unisex, vanguardista y atrevida, de enorme influencia oriental, y gran pujanza en toda Europa, que hizo de cada pieza un objeto de lujo.
La mujer castellana medieval era audaz -según la describe Concha Herrero Carretero, conservadora de Telas de Patrimonio Nacional-, tanto que las crónicas hablan de las novedades que introdujo en la indumentaria femenina de la corte y del escándalo que podían provocar porque, alegaban los relatores, iban demasiado escotadas o enseñaban demasiado las camisas, no interiores, pero sí las que iban por debajo de las aljubas o de los pellotes. Se ha comprobado que tanto en las vestiduras femeninas como en las masculinas lo que se pone de moda es ajustarlas mucho al cuerpo, a la cintura y a los laterales con unas aberturas que se cerraban enlazadas con cintas. «Sin duda, a aquellas damas les gustaba presentarse en público con todo lujo y esplendor -apunta María Jesús Herrero Sanz, compañera de Concha en las tareas de salvaguarda del excelso Patrimonio-, realzando el busto, dejando ver las camisas de telas vaporosas que no enseñaban pero sí insinuaban, dejando entrever los brazos...».
No hay referencias claras de cómo eran sus cuerpos porque los ataúdes eran todos prácticamente del mismo tamaño, pero sí se ha constatado, tal y como lo estudiaron los que analizaron las tumbas, que las vestiduras femeninas contrastan en altura con las masculinas, posiblemente, añade María Jesús, porque las llevaran recogidas en los pies de tal manera que al andar produjeran unos movimientos muy sinuosos, «o se recogieran por encima de las caderas con unos cinturones que no se han conservado», que apostilla Concha, «de manera que iban algo abullonadas o incluso las arrastraban. También ocurre que muchos tejidos han perdido su estructura interior y son más largos o anchos de lo que fueron en su origen. Pero sí podemos pensar que se trataba de mujeres estilizadas».
Miniaturas de Alfonso X
De todas formas, las miniaturas coetáneas reunidas por Alfonso X El Sabio para Las Cantigas de Nuestra Señora, cuyo Códice Rico se conserva en El Escorial, son todo un catálogo de cómo vestían y qué costumbres tenían los reyes y nobles que vivieron aquellos años oscuros, cada día que pasa con más y mejor foco, y cuya fuente monográfica también ha sido utilizada para documentar el museo de Telas Medievales de Las Huelgas, que el pasado jueves reinauguraba -tras su ampliación- el presidente de Patrimonio Nacional, Yago Pico de Coaña.
Desde entonces, cincuenta y una piezas forman el mejor escaparate de la indumentaria civil del medievo, por su calidad y su cantidad. Una pasarela internacional de alta costura salida del filón de los 35 sepulcros del panteón real que se visita a pocos metros de la exposición.
En la indumentaria femenina del medievo, como la de los hombres y los niños, no se concebía nada independiente, de tal manera que se iban superponiendo unas prendas sobre otras. «La ropa interior -explica Herrero Carretero- solía ser de hilo blanco, una especie de enaguas, y, por supuesto, las calzas o medias que también se ajustaban con cinturones de los que conservamos algún ejemplo». Luego, las damas se vestían las camisas, algunas con las mangas abullonadas que también se llamaban camisas margomadas (bordadas), también blancas, confeccionadas en lino muy fino, y con el escote y las mangas bordadas con motivos de tradición morisca en sedas de colores y, en casos excepcionales, en hilos de oro y de plata.
Luego iba la saya, ese traje largo que llegaba a ocultar los zapatos y hasta a arrastrar en forma de cola, que si se confeccionaba con telas ricas recibía el nombre de brial. Sólo para las clases pudientes -y este es el caso de nuestros reales bienhechores involuntarios- eran los «encordados», extraordinariamente ajustados y abrochados con cintas en uno de los costados, lo que permitía la exhibición de las vistosas camisas. Como los hombres, sobre la saya se ponían el pellote, en forma de T, que, a diferencia del masculino, se alargaba hasta los pies.
«Esta prenda -observa la investigadora- tiene una clara tradición árabe, y, realmente, eran ellos los que confeccionaban las sedas; las grandes manufacturas estaban en Al-Andalus, incluso localizamos la cría del gusano en Jaén y Murcia. Realmente fueron ellos los que implantaron el lujo en el vestir y su influencia es decisiva. Por ejemplo, el blanco, color del luto de la dinastía Omeya, es adoptado como tal por las mujeres de la corte castellana. El pellote solía ir forrado de piel de conejo para protegerse del frío -casi polar- que asolaba, y aún lo sigue haciendo, Burgos. Al final, y sobre todas estas superposiciones, iba el manto, prenda de carácter real y ascendencia bizantina.
Piezas fundamentales de la política exterior, se presentaban, además de como señoras de gran inteligencia, como damas coquetas que cuidaban los tocados con primor. Se conservan las agujas y las horquillas de plata con las que se sujetaban las muselinas, los velos de seda plisados que rodeaban rostro y cuello como un halo. Incluso existen las flores del tocado, flores blancas de árboles frutales como el peral, que acompañaban a los tejidos y que se han conservado fosilizadas en los ataúdes». Estas piezas no se exponen por su delicada conservación.
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Comentarios
1
kisiera saber pork se vestian a si y como fue ...??
quie iniciaron esa vestimenta...???
como vestian los bizantinos y porque??
kisiera saber pork se vestian a si y como fue ...??
quie iniciaron esa vestimenta...???
Comentario realizado por
evelyn.
27/8/08 9:44h
2
la verdad es esa que google no sieirve para nada porque no se encuentra ninguna tarea en realidad,quisera poder decir algo bueno en realidad pero nolo puedo hacer
grcias
esto no sirve para nada
la verdad es esa que google no sieirve para nada porque no se encuentra ninguna tarea en realidad,quisera poder decir algo bueno en realidad pero nolo puedo hacer
grcias
Comentario realizado por
liliana martines.
28/5/09 11:25h