La historia soterrada (Zamora)
6/12/07 .- http://www.laopiniondezamora.es
Arquitectos, historiadores y arqueólogos zamoranos, partidarios en su mayoría de actuar en los jardines del Castillo para descubrir nuevos datos que reconstruyan el origen de la ciudad
"Al extremo contrario, junto a la Catedral, estaba otro Castillo o Alcázar, renovado y sin interés ya..." Con estas palabras se refería el historiador Manuel Gómez Moreno en los años veinte del pasado siglo a la fortaleza zamorana, tal y como figura en el Catálogo Monumental de la provincia. Transformada en prisión correccional a finales del siglo XX y lejos de esa escasa relevancia concedida después, las actuales restauración y recuperación de las estructuras defensivas del castillo medieval de Zamora han concedido al monumento una envergadura que dista de esa antigua intrascendencia. La aparición de antiguos asentamientos con orígenes en la Edad del Bronce así como restos previos a la construcción de la propia fortaleza se unen al último descubrimiento de una antigua capilla que conserva aún su altar. Los hallazgos abren un debate planteado desde hace años en torno a la conveniencia -o no- de excavar en los jardines del Castillo por 1os posibles tesoros patrimoniales que esos terrenos pudieran cubrir. Una opción que el propio Ayuntamiento, promotor de la restauración, ya contempla en una posible cuarta fase del proyecto. Arqueólogos, historiadores y arquitectos zamoranos son, en su mayoría, partidarios de actuar en la zona verde o, al menos, de ejecutar catas arqueológicas para reconstruir la historia.
Si alguien ha manifestado de manera más transparente su punto de vista al respecto es el arquitecto responsable de la dirección técnica del proyecto, el zamorano Francisco Somoza, quien siempre ha mostrado su convencimiento de que «los jardines del Castillo podrían ocultar una realidad histórica que debería hacer reflexionar sobre la relación de ese jardín con las murallas perimetrales de la ciudad». Sin obviar el interés histórico que podría cubrir la vegetación de la zona, Somoza acude a argumentos más prácticos para valorar esta actuación ya que el vergel «posee unos rellenos de tierra impresionantes que genera unos empujes inadecuados y perjudiciales para todo el recinto amurallado del sector», explica el experto. El proceso, calificado como «destructivo», altera las relaciones de evacuación de aguas de esa zona «con las consiguientes modificaciones en las corrientes acuíferas, además de provocar filtraciones muy dañinas». Así, mientras que por una parte los jardines generan problemas «que pueden afectar a una de las partes más antiguas y especiales de la ciudad», bajo esa vegetación «creo que existe una valiosa parte de la historia de Zamora».
Pero si hay una labor clave para el desarrollo adecuado del proyecto actual, ésa es la de los arqueólogos, cuya supervisión corresponde a Hortensia Larrén, profesional del Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León. La arqueóloga ha insistido siempre en la posibilidad de «reescribir la historia de Zamora gracias a los últimos hallazgos», tal y como indicó durante la visita realizada el pasado mes junto a la Corporación municipal y medios de comunicación. Es este objetivo de Larrén el que le lleva a proponer que se actúe en los jardines «para buscar unos niveles históricos que no son los que ahora conocemos pero siempre y cuando se mantenga como reserva arqueológica el subsuelo, al que corresponden los niveles fundacionales de la ciudad». La idea de Larrén es «actuar para quitar unos niveles de rellenos que desvirtúan bastante el espacio formado por la Catedral, la Casa de los Gigantes y el propio Castillo, que es el espacio nuclear de la ciudad desde la época medieval», explica la experta.
Otra de sus colegas de profesión, Pilar Ramos, lleva diez años excavando tanto en la capital como en países vecinos como Francia e Italia. Su experiencia le lleva a advertir «la necesidad de consolidar los restos y garantizar partidas económicas para mantener periódicamente los restos que pudieran aparecer». La arqueóloga reflexiona en torno a «los yacimientos que tenemos con restos estupendísimos que se exhuman y luego sirven de vertedero». Eso es, a juicio de Ramos, «lo que hay que evitar», si bien se reconoce en todo momento «partidaria de seguir investigando en los jardines del Castillo».
Una de las últimas personas en visitar las actuaciones ejecutadas en el Castillo es el historiador zamorano Miguel Angel Mateos. Augura que «saldrán nuevos hallazgos en el recinto», a la vez que valora que tanto la fortaleza como el nuevo puente «tiene que ser los dos símbolos de la historia de Zamora». Sin embargo, opina que al Castillo «no se le puede quitar el parque porque cualquier conjunto del mundo de estas características está adornado con verde y árboles, de modo que no sería una buena salida». No obstante, admite que «sí es necesario consolidar las tierras para que no presionen sobre la obra del Castillo, si bien hay que marcar una barrera que evite la erosión de la tierra y dificulte la remodelación», apunta el profesor. Por el contrario, Miguel Angel Mateos apuesta por «llevar a cabo catas arqueológicas en el jardín, algo muy distinto a que se aprovechen esas pruebas para desmontar los jardines y rebajarlos hasta la base del Castillo ya que esta alternativa supondría perder las vistas externas que tenemos de la ciudad», razona.
Una opinión mucho más partidaria a la excavación en los jardines la tiene otro historiador, Pedro García, también presidente del Instituto de Estudios Zamoranos "Florián de Ocampo", convencido «plenamente de que una actuación en los jardines supondría la aparición de nuevos restos». Interesado por la reconstrucción más fidedigna de la historia de su ciudad, aboga por «destapar todos los hallazgos cubiertos que puede comprender el trayecto entre la fachada del Castillo y la Catedral», una operación que, a mayores, «realzaría infinitamente el entorno de la propia fortaleza».
La arquitectura también tiene mucho que decir al respecto. El presidente del Colegio de Arquitectos de Zamora, José Alonso García Moralejo, se confiesa partidario de actuar en los jardines ya que «desde el punto de vista arquitectónico no traería ninguna complicación». Su razonamiento va en paralelo a los estudios que se están ejecutando en el Castillo ya que «si la fortaleza se está investigando, sería bueno hacerlo también en los jardines ya que así conoceríamos más datos sobre la ciudad», argumenta.
"Al extremo contrario, junto a la Catedral, estaba otro Castillo o Alcázar, renovado y sin interés ya..." Con estas palabras se refería el historiador Manuel Gómez Moreno en los años veinte del pasado siglo a la fortaleza zamorana, tal y como figura en el Catálogo Monumental de la provincia. Transformada en prisión correccional a finales del siglo XX y lejos de esa escasa relevancia concedida después, las actuales restauración y recuperación de las estructuras defensivas del castillo medieval de Zamora han concedido al monumento una envergadura que dista de esa antigua intrascendencia. La aparición de antiguos asentamientos con orígenes en la Edad del Bronce así como restos previos a la construcción de la propia fortaleza se unen al último descubrimiento de una antigua capilla que conserva aún su altar. Los hallazgos abren un debate planteado desde hace años en torno a la conveniencia -o no- de excavar en los jardines del Castillo por 1os posibles tesoros patrimoniales que esos terrenos pudieran cubrir. Una opción que el propio Ayuntamiento, promotor de la restauración, ya contempla en una posible cuarta fase del proyecto. Arqueólogos, historiadores y arquitectos zamoranos son, en su mayoría, partidarios de actuar en la zona verde o, al menos, de ejecutar catas arqueológicas para reconstruir la historia.
Si alguien ha manifestado de manera más transparente su punto de vista al respecto es el arquitecto responsable de la dirección técnica del proyecto, el zamorano Francisco Somoza, quien siempre ha mostrado su convencimiento de que «los jardines del Castillo podrían ocultar una realidad histórica que debería hacer reflexionar sobre la relación de ese jardín con las murallas perimetrales de la ciudad». Sin obviar el interés histórico que podría cubrir la vegetación de la zona, Somoza acude a argumentos más prácticos para valorar esta actuación ya que el vergel «posee unos rellenos de tierra impresionantes que genera unos empujes inadecuados y perjudiciales para todo el recinto amurallado del sector», explica el experto. El proceso, calificado como «destructivo», altera las relaciones de evacuación de aguas de esa zona «con las consiguientes modificaciones en las corrientes acuíferas, además de provocar filtraciones muy dañinas». Así, mientras que por una parte los jardines generan problemas «que pueden afectar a una de las partes más antiguas y especiales de la ciudad», bajo esa vegetación «creo que existe una valiosa parte de la historia de Zamora».
Pero si hay una labor clave para el desarrollo adecuado del proyecto actual, ésa es la de los arqueólogos, cuya supervisión corresponde a Hortensia Larrén, profesional del Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León. La arqueóloga ha insistido siempre en la posibilidad de «reescribir la historia de Zamora gracias a los últimos hallazgos», tal y como indicó durante la visita realizada el pasado mes junto a la Corporación municipal y medios de comunicación. Es este objetivo de Larrén el que le lleva a proponer que se actúe en los jardines «para buscar unos niveles históricos que no son los que ahora conocemos pero siempre y cuando se mantenga como reserva arqueológica el subsuelo, al que corresponden los niveles fundacionales de la ciudad». La idea de Larrén es «actuar para quitar unos niveles de rellenos que desvirtúan bastante el espacio formado por la Catedral, la Casa de los Gigantes y el propio Castillo, que es el espacio nuclear de la ciudad desde la época medieval», explica la experta.
Otra de sus colegas de profesión, Pilar Ramos, lleva diez años excavando tanto en la capital como en países vecinos como Francia e Italia. Su experiencia le lleva a advertir «la necesidad de consolidar los restos y garantizar partidas económicas para mantener periódicamente los restos que pudieran aparecer». La arqueóloga reflexiona en torno a «los yacimientos que tenemos con restos estupendísimos que se exhuman y luego sirven de vertedero». Eso es, a juicio de Ramos, «lo que hay que evitar», si bien se reconoce en todo momento «partidaria de seguir investigando en los jardines del Castillo».
Una de las últimas personas en visitar las actuaciones ejecutadas en el Castillo es el historiador zamorano Miguel Angel Mateos. Augura que «saldrán nuevos hallazgos en el recinto», a la vez que valora que tanto la fortaleza como el nuevo puente «tiene que ser los dos símbolos de la historia de Zamora». Sin embargo, opina que al Castillo «no se le puede quitar el parque porque cualquier conjunto del mundo de estas características está adornado con verde y árboles, de modo que no sería una buena salida». No obstante, admite que «sí es necesario consolidar las tierras para que no presionen sobre la obra del Castillo, si bien hay que marcar una barrera que evite la erosión de la tierra y dificulte la remodelación», apunta el profesor. Por el contrario, Miguel Angel Mateos apuesta por «llevar a cabo catas arqueológicas en el jardín, algo muy distinto a que se aprovechen esas pruebas para desmontar los jardines y rebajarlos hasta la base del Castillo ya que esta alternativa supondría perder las vistas externas que tenemos de la ciudad», razona.
Una opinión mucho más partidaria a la excavación en los jardines la tiene otro historiador, Pedro García, también presidente del Instituto de Estudios Zamoranos "Florián de Ocampo", convencido «plenamente de que una actuación en los jardines supondría la aparición de nuevos restos». Interesado por la reconstrucción más fidedigna de la historia de su ciudad, aboga por «destapar todos los hallazgos cubiertos que puede comprender el trayecto entre la fachada del Castillo y la Catedral», una operación que, a mayores, «realzaría infinitamente el entorno de la propia fortaleza».
La arquitectura también tiene mucho que decir al respecto. El presidente del Colegio de Arquitectos de Zamora, José Alonso García Moralejo, se confiesa partidario de actuar en los jardines ya que «desde el punto de vista arquitectónico no traería ninguna complicación». Su razonamiento va en paralelo a los estudios que se están ejecutando en el Castillo ya que «si la fortaleza se está investigando, sería bueno hacerlo también en los jardines ya que así conoceríamos más datos sobre la ciudad», argumenta.
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Comentarios
1
En mi opinión y aunque con posterioridad se rehaga una nueva concepción urbanística que respete y ponga en valor los hallazgos, debiera perserguirse la búsqueda de las raices históricas de la ciudad con todas las posibilidades que las nuevas tecnologías otorgan.
La historia genera sano orgullo y es una fuente de ingresos turísticos y culturales a la que lícitamente no se puede renunciar.
La Historia es lo que importa
En mi opinión y aunque con posterioridad se rehaga una nueva concepción urbanística que respete y ponga en valor los hallazgos, debiera perserguirse la búsqueda de las raices históricas de la ciudad con todas las posibilidades que las nuevas tecnologías otorgan.
La historia genera sano orgullo y es una fuente de ingresos turísticos y culturales a la que lícitamente no se puede renunciar.
Comentario realizado por
Menoyo, Alfonso.
20/1/08 1:53h