Instituciones se unen para frenar el deterioro tras desplome dos gárgolas en la Catedral de León
24/12/06 .- Terra Actualidad
La alarma por el estado de conservación de la Catedral de León, generada tras el desplome de dos de sus gárgolas, ha llevado a instituciones públicas y privadas a unirse para tratar de frenar su deterioro, en un contexto de honda preocupación ciudadana por el futuro del principal símbolo de la ciudad.
La Junta de Castilla y León -principal competente en materia de Patrimonio-, el Ministerio de Cultura, el Cabildo Catedralicio y el Ayuntamiento de León, junto Caja España, conforman el núcleo principal de entidades llamadas a garantizar la salvaguarda del que, en 1844, fue declarado primer Monumento Nacional en España.
Todas ellas han mantenido en las últimas semanas reuniones conjuntas y periódicas para analizar la situación actual del templo, uno de los emblemas nacionales del arte gótico, mientras los leoneses esperan medidas que, de raíz, aseguren el mantenimiento del que también es uno de los hitos peregrinos del Camino de Santiago.
De hecho, aglutinados en torno a la plataforma Comunidad Leonesa.es, varios colectivos ciudadanos han convocado para el próximo 29 de diciembre una manifestación en defensa del patrimonio leonés, tras mostrar hace apenas dos meses su poder de convocatoria reuniendo en la calle, sin la ayuda de partidos políticos, a más de cinco mil personas en defensa de una autonomía propia para León.
Al malestar ciudadano con las administraciones ha contribuido de forma decisiva el verdadero 'mes horribilis' vivido por el patrimonio leonés, con el desplome, no sólo de dos gárgolas de la Catedral leonesa, sino también de sendos bloques de piedra de la Muralla y la Colegiata de San Isidoro.
El hundimiento de un ábside del monasterio mozárabe de San Miguel de Escalada, del siglo X, es, hasta el momento, el último capítulo de una cadena de sucesos que ha abierto en León un intenso debate sobre el estado de sus monumentos y el grado de celo puesto por las administraciones en su conservación.
Pero, de este conjunto de acontecimientos, ha sido la caída de dos gárgolas del pórtico sur de la 'Pulchra Leonina' los pasados 29 de noviembre y 4 de diciembre el que mayor impacto social ha suscitado.
La primera de ellas, de estilo neogótico, del siglo XIX y de unos cien kilos de peso, quedó hecha añicos tras caer desde una altura de cerca de treinta metros, mientras que la segunda, muy próxima a la anterior y del siglo XIV, resultó gravemente dañada, aunque los técnicos trabajan ya en su restauración y posible reposición.
Inicialmente, el arquitecto conservador de la Catedral, Mariano Díez Saenz de Miera, planteó como explicación al primer desprendimiento una posible obstrucción del canalón interior de la gárgola por los excrementos de las aves que sobrevuelan el templo.
Esta circunstancia puede haber provocado una acumulación de agua, que, unida a la primera helada del pre invierno leonés, puede explicar que la escultura se hubiera desgajado de la pared del templo.
Sin embargo, el fatal 'vuelo' de la segunda gárgola llevó a los expertos a replantearse su teoría original y a recurrir a los servicios de la Facultad de Geología de la Universidad de Oviedo para estudiar con un láser el estado de la piedra del muro para hallar posibles problemas de mayor relevancia.
A la espera de unas conclusiones definitivas, la Junta, a través de su presidente, Juan Vicente Herrera, ha salido al paso de las críticas, comprometiendo inversiones de restauración 'sin restricciones' y ha anunciado ya diez millones de euros hasta 2012.
La mayor parte -unos nueve millones cofinanciados junto a Caja España- irá a parar a la rehabilitación de la que muchos consideran su gran joya, sus casi 1.800 metros de vidrieras, aunque también permitirán la creación de un taller permanente de mantenimiento de otros elementos ornamentales y estructurales de la seo.
El Ayuntamiento contribuirá, asimismo, con la creación de unas brigadas municipales de operaciones que se encargarán de actuaciones rutinarias, como el retejado de algunas zonas, la limpieza de la techumbre y otras intervenciones de índole menor.
El Ministerio de Cultura, que, hoy en día, costea la restauración de parte de los arbotantes, ha anunciado también medio millón de euros para la cubierta de la nave central e incluso se ha mostrado dispuesto a consensuar con la Junta y el Cabildo Catedralicio otras actuaciones que planteen una mayor urgencia.
En las últimas semanas, incluso se ha abierto un debate paralelo sobre si los visitantes deberían o no comenzar a pagar una entrada para acceder al templo, como ya ocurre en muchas otras catedrales españolas, frente a la política de gratuidad del Obispado leonés.
Con este escenario, varios colectivos de defensa del patrimonio de la bimilenaria ciudad fundada sobre los campamentos romanos de la Legio VI y VII aguardan, con esperanza y escepticismo en la misma dosis, a que la voz de alarma dada por la Catedral sea escuchada allá donde se reparte el dinero público y cruzan los dedos para que el crudo invierno de León dé este año un respiro a su mayor icono.
La Junta de Castilla y León -principal competente en materia de Patrimonio-, el Ministerio de Cultura, el Cabildo Catedralicio y el Ayuntamiento de León, junto Caja España, conforman el núcleo principal de entidades llamadas a garantizar la salvaguarda del que, en 1844, fue declarado primer Monumento Nacional en España.
Todas ellas han mantenido en las últimas semanas reuniones conjuntas y periódicas para analizar la situación actual del templo, uno de los emblemas nacionales del arte gótico, mientras los leoneses esperan medidas que, de raíz, aseguren el mantenimiento del que también es uno de los hitos peregrinos del Camino de Santiago.
De hecho, aglutinados en torno a la plataforma Comunidad Leonesa.es, varios colectivos ciudadanos han convocado para el próximo 29 de diciembre una manifestación en defensa del patrimonio leonés, tras mostrar hace apenas dos meses su poder de convocatoria reuniendo en la calle, sin la ayuda de partidos políticos, a más de cinco mil personas en defensa de una autonomía propia para León.
Al malestar ciudadano con las administraciones ha contribuido de forma decisiva el verdadero 'mes horribilis' vivido por el patrimonio leonés, con el desplome, no sólo de dos gárgolas de la Catedral leonesa, sino también de sendos bloques de piedra de la Muralla y la Colegiata de San Isidoro.
El hundimiento de un ábside del monasterio mozárabe de San Miguel de Escalada, del siglo X, es, hasta el momento, el último capítulo de una cadena de sucesos que ha abierto en León un intenso debate sobre el estado de sus monumentos y el grado de celo puesto por las administraciones en su conservación.
Pero, de este conjunto de acontecimientos, ha sido la caída de dos gárgolas del pórtico sur de la 'Pulchra Leonina' los pasados 29 de noviembre y 4 de diciembre el que mayor impacto social ha suscitado.
La primera de ellas, de estilo neogótico, del siglo XIX y de unos cien kilos de peso, quedó hecha añicos tras caer desde una altura de cerca de treinta metros, mientras que la segunda, muy próxima a la anterior y del siglo XIV, resultó gravemente dañada, aunque los técnicos trabajan ya en su restauración y posible reposición.
Inicialmente, el arquitecto conservador de la Catedral, Mariano Díez Saenz de Miera, planteó como explicación al primer desprendimiento una posible obstrucción del canalón interior de la gárgola por los excrementos de las aves que sobrevuelan el templo.
Esta circunstancia puede haber provocado una acumulación de agua, que, unida a la primera helada del pre invierno leonés, puede explicar que la escultura se hubiera desgajado de la pared del templo.
Sin embargo, el fatal 'vuelo' de la segunda gárgola llevó a los expertos a replantearse su teoría original y a recurrir a los servicios de la Facultad de Geología de la Universidad de Oviedo para estudiar con un láser el estado de la piedra del muro para hallar posibles problemas de mayor relevancia.
A la espera de unas conclusiones definitivas, la Junta, a través de su presidente, Juan Vicente Herrera, ha salido al paso de las críticas, comprometiendo inversiones de restauración 'sin restricciones' y ha anunciado ya diez millones de euros hasta 2012.
La mayor parte -unos nueve millones cofinanciados junto a Caja España- irá a parar a la rehabilitación de la que muchos consideran su gran joya, sus casi 1.800 metros de vidrieras, aunque también permitirán la creación de un taller permanente de mantenimiento de otros elementos ornamentales y estructurales de la seo.
El Ayuntamiento contribuirá, asimismo, con la creación de unas brigadas municipales de operaciones que se encargarán de actuaciones rutinarias, como el retejado de algunas zonas, la limpieza de la techumbre y otras intervenciones de índole menor.
El Ministerio de Cultura, que, hoy en día, costea la restauración de parte de los arbotantes, ha anunciado también medio millón de euros para la cubierta de la nave central e incluso se ha mostrado dispuesto a consensuar con la Junta y el Cabildo Catedralicio otras actuaciones que planteen una mayor urgencia.
En las últimas semanas, incluso se ha abierto un debate paralelo sobre si los visitantes deberían o no comenzar a pagar una entrada para acceder al templo, como ya ocurre en muchas otras catedrales españolas, frente a la política de gratuidad del Obispado leonés.
Con este escenario, varios colectivos de defensa del patrimonio de la bimilenaria ciudad fundada sobre los campamentos romanos de la Legio VI y VII aguardan, con esperanza y escepticismo en la misma dosis, a que la voz de alarma dada por la Catedral sea escuchada allá donde se reparte el dinero público y cruzan los dedos para que el crudo invierno de León dé este año un respiro a su mayor icono.
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