La Torre del Oro recupera su austeridad
20/11/04 .- El Pais/Margot Molina
Una imagen de la Torre del Oro o de la Giralda basta para que cualquiera sepa que se trata de la ciudad de Sevilla. Ambos monumentos han traspasado su identidad para convertirse en iconos. Sin embargo, mientras que la existencia de la antigua torre de la mezquita y actual atalaya de la Catedral de Sevilla está bien estudiada, la Torre del Oro es una gran desconocida.
Nunca estuvo recubierta de azulejos dorados, como asegura una leyenda que circula por la ciudad; ni tampoco se ha probado que funcionara como caja fuerte cuando los barcos que llegaban de las Indias atracaban en la ciudad repletos de oro y plata. Los trabajos de rehabilitación que comenzaron en septiembre y está previstos que acaben en abril de 2005, han corroborado algo que se creía, pero de lo que no se tenían pruebas. "El gran descubrimiento ha sido un tramo de un metro y medio de muralla que va desde la Torre hasta el pretil del paseo de Colón y que demuestra que ambas torres, la del Oro y la de la Plata, estaban comunicadas", comentó ayer María Caballos, arquitecta responsable de la restauración del monumento junto a su socia Cristina Borrero.
"La Torre del oro no era un edificio aparte, sino una torre albarrana que pertenecía al cerco de la ciudad", aclaró ayer la arquitecto mientras mostraba el trabajo que se está realizando actualmente en este edificio y que supondrá desenterrar 190 centímetros de la Torre.
Así que, a tenor de las pruebas que ha presentado Fernando Amores, responsable del estudio arqueológico de la Torre, la verdad es más prosaica: se trata de una austera torre militar construida por los almohades entre 1220-1221 y que formaba parte del sistema defensivo de la ciudad. La Torre del Oro y su vecina Torre de la Plata, unidas a través de una muralla con pasillo, constituían un saliente de la muralla que rodeaba Sevilla.
La rehabilitación del monumento que alberga el Museo Naval y depende en última instancia del Ministerio de Defensa, la está sufragando y supervisando la Fundación El Monte. El presupuesto de las obras, 883.698 €, los aportará El Monte, aunque también colaboran otras instituciones como la Fundación Focus-Abengoa o la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Focus se encarga de la publicación del libro "La Torre del Oro y Sevilla", que coordina el Catedrático de Historia del Arte Teodoro Falcón, y que ofrecerá nuevas visiones del monumento desde distintos campos, mientras que la Real Maestranza ha aportado el proyecto básico de la Rehabilitación encargado a las Arquitectas sevillanas María Cabalos y Cristina Borrero.
Los trabajos han demolido las dos escaleras que rodeaban la torre para recuperar las rampas que rodeaban el edificio en el siglo XVI. La Torre, un dodecaedro que en su construcción original podría tener unos 5 metros más de altura, tiene actualmente 35 metros: 20 del cuerpo central y 15 del segundo cuerpo circular que se añadió en 1765 por Sebastián Vander Borcht.
Nunca estuvo recubierta de azulejos dorados, como asegura una leyenda que circula por la ciudad; ni tampoco se ha probado que funcionara como caja fuerte cuando los barcos que llegaban de las Indias atracaban en la ciudad repletos de oro y plata. Los trabajos de rehabilitación que comenzaron en septiembre y está previstos que acaben en abril de 2005, han corroborado algo que se creía, pero de lo que no se tenían pruebas. "El gran descubrimiento ha sido un tramo de un metro y medio de muralla que va desde la Torre hasta el pretil del paseo de Colón y que demuestra que ambas torres, la del Oro y la de la Plata, estaban comunicadas", comentó ayer María Caballos, arquitecta responsable de la restauración del monumento junto a su socia Cristina Borrero.
"La Torre del oro no era un edificio aparte, sino una torre albarrana que pertenecía al cerco de la ciudad", aclaró ayer la arquitecto mientras mostraba el trabajo que se está realizando actualmente en este edificio y que supondrá desenterrar 190 centímetros de la Torre.
Así que, a tenor de las pruebas que ha presentado Fernando Amores, responsable del estudio arqueológico de la Torre, la verdad es más prosaica: se trata de una austera torre militar construida por los almohades entre 1220-1221 y que formaba parte del sistema defensivo de la ciudad. La Torre del Oro y su vecina Torre de la Plata, unidas a través de una muralla con pasillo, constituían un saliente de la muralla que rodeaba Sevilla.
La rehabilitación del monumento que alberga el Museo Naval y depende en última instancia del Ministerio de Defensa, la está sufragando y supervisando la Fundación El Monte. El presupuesto de las obras, 883.698 €, los aportará El Monte, aunque también colaboran otras instituciones como la Fundación Focus-Abengoa o la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Focus se encarga de la publicación del libro "La Torre del Oro y Sevilla", que coordina el Catedrático de Historia del Arte Teodoro Falcón, y que ofrecerá nuevas visiones del monumento desde distintos campos, mientras que la Real Maestranza ha aportado el proyecto básico de la Rehabilitación encargado a las Arquitectas sevillanas María Cabalos y Cristina Borrero.
Los trabajos han demolido las dos escaleras que rodeaban la torre para recuperar las rampas que rodeaban el edificio en el siglo XVI. La Torre, un dodecaedro que en su construcción original podría tener unos 5 metros más de altura, tiene actualmente 35 metros: 20 del cuerpo central y 15 del segundo cuerpo circular que se añadió en 1765 por Sebastián Vander Borcht.
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