Leopoldo Torres Balbás, el padre de la Alhambra moderna
6/3/13 .- http://www.juntadeandalucia.es
La Alhambra que hoy conocemos le debe mucho al arquitecto madrileño Leopoldo Torres Balbás (1888-1960). Han pasado 90 años desde que tomó posesión de su cargo como conservador del monumento nazarí, cargo que ocupó durante más de una década, de 1923-1936, y su recuerdo aún sigue vivo, tanto que, algunos especialistas lo consideran el “padre de la Alhambra moderna”.
Desde siempre se ha dicho que la Alhambra mantenía con él una deuda que, difícilmente, podía ser saldada. Este año, el Patronato de la Alhambra y Generalife va a rendirle un homenaje con la celebración de conferencias, publicaciones, ciclos de seminarios y una exposición que permitirá acercarnos a la faceta más humana y personal de Torres Balbás, así como a su trayectoria profesional y sus principales intervenciones en la Alhambra, el lugar en el que dejó, probablemente, las páginas más hermosas y valiosas que sobre ella se han escrito, hoy indispensables manuales de formación y consulta.
Nadie como el arquitecto supo articular sobre la Alhambra un discurso científico, integral e integrador, probablemente porque fue uno de los más genuinos representantes de lo que ya se considera nueva edad de oro de la cultura española, una generación surgida de las cenizas del 98, que tuvo en la Institución Libre de Enseñanza su mayor exponente.
A finales del mes de febrero han comenzado las tareas de montaje de la exposición “Leopoldo Torres Balbás y la Restauración Científica” en la Montaje de la exposiciónCapilla y Cripta del Palacio de Carlos V. Adaptar estos espacios históricos a un proyecto museográfico requiere su tiempo y, muchas veces, uno no es consciente del trabajo y la organización que hay detrás de un proceso como éste, en el que podremos contemplar más de 250 piezas pertenecientes en su mayoría a su archivo personal, que ahora custodia el Patronato de la Alhambra y Generalife.
Resulta curioso que, en este mismo edificio, en 1923, Torres Balbás emprendiera uno de los proyectos más importantes de su etapa en la Alhambra: recuperar el Palacio de Carlos V para destinarlo a museo, una tarea que culminaría años más tarde el arquitecto Francisco Prieto Moreno, en 1958.
Desde entonces, este edificio excepcional, cargado de simbolismo, ha continuado manteniendo su uso cultural como amplio espacio museográfico de la Alhambra. Sin duda, se lo debemos a Leopoldo Torres Balbás. Y, ahora, se lo agradecemos.
Equipo de redacción
Desde siempre se ha dicho que la Alhambra mantenía con él una deuda que, difícilmente, podía ser saldada. Este año, el Patronato de la Alhambra y Generalife va a rendirle un homenaje con la celebración de conferencias, publicaciones, ciclos de seminarios y una exposición que permitirá acercarnos a la faceta más humana y personal de Torres Balbás, así como a su trayectoria profesional y sus principales intervenciones en la Alhambra, el lugar en el que dejó, probablemente, las páginas más hermosas y valiosas que sobre ella se han escrito, hoy indispensables manuales de formación y consulta.
Nadie como el arquitecto supo articular sobre la Alhambra un discurso científico, integral e integrador, probablemente porque fue uno de los más genuinos representantes de lo que ya se considera nueva edad de oro de la cultura española, una generación surgida de las cenizas del 98, que tuvo en la Institución Libre de Enseñanza su mayor exponente.
A finales del mes de febrero han comenzado las tareas de montaje de la exposición “Leopoldo Torres Balbás y la Restauración Científica” en la Montaje de la exposiciónCapilla y Cripta del Palacio de Carlos V. Adaptar estos espacios históricos a un proyecto museográfico requiere su tiempo y, muchas veces, uno no es consciente del trabajo y la organización que hay detrás de un proceso como éste, en el que podremos contemplar más de 250 piezas pertenecientes en su mayoría a su archivo personal, que ahora custodia el Patronato de la Alhambra y Generalife.
Resulta curioso que, en este mismo edificio, en 1923, Torres Balbás emprendiera uno de los proyectos más importantes de su etapa en la Alhambra: recuperar el Palacio de Carlos V para destinarlo a museo, una tarea que culminaría años más tarde el arquitecto Francisco Prieto Moreno, en 1958.
Desde entonces, este edificio excepcional, cargado de simbolismo, ha continuado manteniendo su uso cultural como amplio espacio museográfico de la Alhambra. Sin duda, se lo debemos a Leopoldo Torres Balbás. Y, ahora, se lo agradecemos.
Equipo de redacción
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