Los usos del metal en la Edad Media leonesa

Se trata de un estudio de un amplio repertorio de objetos metálicos procedentes de cuatro yacimientos de la provincia de León: Castro Ventosa (El Bierzo), el Castro de los Judíos (Puente Castro, León), y los castillos de Cornatel (El Bierzo) y Valencia de Don Juan

María González Castañón, profesora del Área de Historia Medieval (Departamento de Historia) de la Facultad de Filosofía y Letras de nuestra Universidad es la autora de una investigación, dirigida por la doctora Gregoria Cavero, en la que se analiza la proyección en la vida cotidiana del metal y sus diferentes aplicaciones en la Edad Media, todo ello con el interés añadido de centrarlo en tierras leonesas.

Los estudios sobre arqueología medieval han cobrado un fuerte impulso en España en los últimos años. Sin embargo, el análisis exhaustivo de los utensilios metálicos empleados por las comunidades medievales aún está dando sus primeros pasos. A los consabidos problemas de conservación que presenta este tipo de materiales, se suma su incapacidad, salvo excepciones puntuales, para ofrecer cronologías aproximadas.

Este último fenómeno deriva de una ley simple que afecta especialmente al utillaje metálico: si un objeto demuestra su utilidad, ¿para qué cambiarlo? De este modo los aperos del campo y numerosas herramientas empleadas en labores artesanales han permanecido prácticamente invariables en su morfología desde época romana e incluso anterior hasta nuestros días.

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Aperos del campo y herramientas de labores artesanales han permanecido casi invariables en su morfología desde la época romana

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El trabajo de investigación de González Castañón ha pretendido acercarse a la cultura material y la vida cotidiana de las poblaciones medievales a través del estudio de un amplio repertorio de objetos metálicos procedentes de cuatro yacimientos de la provincia de León, cuyas cronologías abarcan entre los siglos IV y XV. Se trata de la zona arqueológica de Castro Ventosa (El Bierzo), el Castro de los Judíos (Puente Castro, León), y los castillos de Cornatel (El Bierzo) y Valencia de Don Juan.

Los materiales de estos yacimientos se encuentran depositados en los fondos del Museo de León, localizándose algunas piezas dentro de su exposición permanente. Por otro lado, algunos objetos han sido cedidos por este museo a los Museos de Cacabelos (El Bierzo) y del castillo de Valencia de Don Juan.

Hierro

Los metales objeto de análisis han sido el hierro y el cobre y sus aleaciones. A lo largo de todo el Medievo el hierro, especialmente, extiende su uso a todos los ámbitos de la cotidianeidad. Se trata de un metal relativamente abundante en la corteza terrestre, que se trabaja en filones superficiales, reduciendo así costes de infraestructuras y mano de obra. Es además extremadamente demandado por una sociedad eminentemente agrícola y guerrera que necesita de armas y aperos agrícolas. Todo ello ha llevado a algunos investigadores a denominar este largo periodo histórico como la auténtica Edad del Hierro.

De este modo los utensilios metálicos analizados han permitido identificar y documentar actividades de muy diverso signo: desde el armamento ofensivo y defensivo, caso del cuantioso conjunto de puntas de proyectil para arco y ballesta reconocido en el Castro de los Judíos, hasta los elementos de construcción, los utensilios de trabajo (herramientas agrícolas, herrajes de équido y bóvido, o utillaje textil, de pesca, carpintería, cantería, etc.), elementos de mobiliario doméstico (apliques, cuchillería, recipientes) y objetos relacionados con la indumentaria y el adorno personales, como la colección de hebillas procedentes del castillo de Valencia de Don Juan.

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Se localizó un cuantioso conjunto de puntas de proyectil para arco y ballesta en el Castro de los Judíos: Puente Castro

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El objetivo fundamental del trabajo ha sido dar voz a unos materiales arqueológicos tradicionalmente denostados en nuestro país, que fueron manufacturados en su día por el hombre con una determinada tecnología y destinados a multitud de actividades que abarcan todos los aspectos de la vida diaria. Por otra parte se ha pretendido demostrar que, pese a las dificultades derivadas de su propia composición, están más presentes en el registro arqueológico de lo que a priori podríamos suponer. Se trata de un primer paso que permita integrar este tipo de estudios en el amplio repertorio europeo ya existente.