Las excavaciones en el atrio de San Isidoro sólo sacan esqueletos (León)

17/2/12 .- http://www.diariodeleon.es

Las esperanzas de hallar restos del palacio real y de un templo romano se desvanecen.

Las actuales excavaciones en el atrio de San Isidoro sólo han desenterrado decenas de esqueletos y dos sarcófagos, lo que prueba que en algún momento de la historia, probablemente en época medieval, existió a los pies de la basílica un cementerio. Sin embargo, las prospecciones no han localizado ningún resto del palacio real que tuvo su sede en San Isidoro en el siglo XI ni de un primitivo templo romano dedicado al dios Mercurio. Las esperanzas de historiadores y arqueólogos de despejar uno de los capítulos más enigmáticos de la ciudad se desvanecen. Al menos, de momento. Cuando concluyan las excavaciones que está llevando a cabo la empresa Decolesa ante la Puerta del Perdón, aprovechando que el atrio se rebajará 38 centímetros, para dejarlo al nivel de la plaza, aún faltará otra cata arqueológica más —la tercera—, que se hará frente al Museo de San Isidoro.

Sin embargo, la limitación de los sondeos a 80 centímetros de profundidad, impuesta por la Junta, impedirá averiguar qué hubo con anteriroidad en este enclave. Una ocasión desaprovechada.

Hace tres años la historiadora leonesa Margarita Torres Sevilla localizó —mediante un ‘barrido’ con georradar del claustro, la iglesia y el panteón—, un gran edificio que, partiendo del claustro, moriría en las arcadas de la iglesia.

Los enigmas del subsuelo. La historiadora no pudo aventurar entonces si este primitivo edificio tuvo un uso religioso o si, por el contrario, formaba parte de las dependencias del palacio de Fernando I y Sancha. Las excavaciones no han arrojado nueva luz sobre los misterios que ocultan los cimientos de San Isidoro.

El edificio descubierto por Torres Sevilla, anterior al siglo XII, ya fue intuida por Julio Pérez Llamazares, abad de San Isidoro en los años veinte. De planta rectangular y con dos estancias, esta construcción, era abovedada, como indican los constrafuertes de sus muros, y tenía unas dimensiones muy parecidas a la iglesia actual. El georradar también detectó entonces la capilla de Juan Caballero, derribada a principios del siglo XX por el arquitecto Torbado, porque restaba visibilidad a San Isidoro. Parte de los muros de esta capilla podrían ser los que se encontraron en la primera cata arqueólogica, llevada a cabo hace unos meses ante la Puerta del Cordero (la principal).

Cuando concluya el rebaje del atrio, San Isidoro ‘crecerá’ 38 centímetros. Al eliminar el ‘gran zócalo’ que da acceso a la iglesia, el edificio ganará la altura que ha ido perdiendo por las sucesivas subidas del pavimento, que han devorado casi dos metros del edificio original. Tanto el pavimento de la plaza de San Isidoro, como las cadenas que rodean la colegiata a modo de cerca, son de mediados del siglo pasado.

Paralelamente a las excavaciones, la empresa Decolesa lleva a cabo la restauración del último tramo de la fachada principal, el que coincide con la Puerta del Perdón, actualmente tapada por una torre de andamios.

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