Una fortaleza en la frontera con la Mancha: Castillo de Torre Tallada
5/2/12 .- http://www.levante-emv.com
En medio de tierras de cultivo y masa forestal, camino de la pedanía de Navalón (Enguera) se yergue majestuosa Torre Tallada, una «heretat» de la Font de la Figuera presidida por un castillo que fue bodega y que lleva años en el punto de mira de un proyecto hotelero que nunca llega.
El castillo es más llamativo que valioso. De lejos, parece una fortaleza medieval que ni Carcassone. De cerca se ve que se trata de una edificación contemporánea de carácter historicista; posiblemente no tenga cien años aunque un lienzo de muralla parece de sillar. No importa, porque Torre Tallada, en el término de la Font de la Figuera (la Costera) sigue conservando esa aureola de edificio mítico. Y aunque no impresionen tanto, las casas del resto del conjunto —del siglo XVIII— no tienen ese lustre y están en ruinas, pero son mucho más interesantes que la pomposa edificación central. Torre Tallada fue una bodega que hunde sus raíces a mediados del siglo XIX. Hace más de cincuenta años que no tiene esa actividad y, tras pasar por numerosas manos, no es más que un inmueble en torno al cual gira una actividad agrícola prácticamente residual.
Torre Tallada está situada a los dos márgenes de una modestísima carretera comarcal que enlaza la autovía Valencia-Albacete –en el término de Moixent– con Navalón y el resto de atractivos de la sierra de Enguera y el Macizo del Caroig. La propiedad supera las 400 hectáreas de terreno que antaño fueron unos vigorosos viñedos. Hoy el producto de la tierra es el cereal, pero está prácticamente bajo mínimos. Posee frondosas pinadas y fue coto de caza.
Desde hace más de diez años, un rumor circula por la Font: hay idea de convertir el conjunto en un complejo hotelero compuesto de un cuerpo principal que sería el castillo (con su ermita dedicada a san Isidro Labrador) y una serie de edificaciones auxiliares de carácter rural. El anuncio nunca ha pasado de ser eso: un anuncio. Y en la comarca nadie cree que en esta coyuntura alguien se atreva a dar semejante paso. Saberlo por boca de su propietario es tarea difícil. El hermetismo es total y la insistencia de este diario por conocer qué será de Torre Tallada ha caído en saco roto. Las reiteradas operaciones de compra y venta, además, certifican que nadie ha sabido darle una utilidad práctica ni rentable. En los últimos 30 años ha tenido varios dueños. «Ahora es de un señor de Yecla, pero no se sabe tampoco qué va hacer con ello», dice lacónicamente un vecino. Hasta que tenga un destino, Torre Tallada, en esa zona de tránsito entre la Mancha y Valencia, conserva su misterio y su grandeza.
El primer exportador de vino de España
El presente de Torre Tallada es poco conocido y algo decadente. Pero su pasado fue glorioso. A finales del siglo XIX era la próspera bodega de Ricardo Lorenzales. Este viticultor fue un personaje de enorme relevancia en la zona y su negocio fue distinguido en 1889 por los organizadores de la Exposición Universal de París —el mismo año que se construyó al torre Eiffel— por tratarse del primer exportador de vino de España. Torre Tallada vendía a Japón, circunstancia comercial que en aquellos años debía ser una epopeya. Según testimonios a los que ha tenido acceso Levante-EMV, el negocio fue decayendo y transformándose y sólo los más mayores recuerdan ese conjunto como bodega. Tampoco son muchos los que conocen con detalle el interior y menos las circunstancias de su actual semiabandono.
El castillo es más llamativo que valioso. De lejos, parece una fortaleza medieval que ni Carcassone. De cerca se ve que se trata de una edificación contemporánea de carácter historicista; posiblemente no tenga cien años aunque un lienzo de muralla parece de sillar. No importa, porque Torre Tallada, en el término de la Font de la Figuera (la Costera) sigue conservando esa aureola de edificio mítico. Y aunque no impresionen tanto, las casas del resto del conjunto —del siglo XVIII— no tienen ese lustre y están en ruinas, pero son mucho más interesantes que la pomposa edificación central. Torre Tallada fue una bodega que hunde sus raíces a mediados del siglo XIX. Hace más de cincuenta años que no tiene esa actividad y, tras pasar por numerosas manos, no es más que un inmueble en torno al cual gira una actividad agrícola prácticamente residual.
Torre Tallada está situada a los dos márgenes de una modestísima carretera comarcal que enlaza la autovía Valencia-Albacete –en el término de Moixent– con Navalón y el resto de atractivos de la sierra de Enguera y el Macizo del Caroig. La propiedad supera las 400 hectáreas de terreno que antaño fueron unos vigorosos viñedos. Hoy el producto de la tierra es el cereal, pero está prácticamente bajo mínimos. Posee frondosas pinadas y fue coto de caza.
Desde hace más de diez años, un rumor circula por la Font: hay idea de convertir el conjunto en un complejo hotelero compuesto de un cuerpo principal que sería el castillo (con su ermita dedicada a san Isidro Labrador) y una serie de edificaciones auxiliares de carácter rural. El anuncio nunca ha pasado de ser eso: un anuncio. Y en la comarca nadie cree que en esta coyuntura alguien se atreva a dar semejante paso. Saberlo por boca de su propietario es tarea difícil. El hermetismo es total y la insistencia de este diario por conocer qué será de Torre Tallada ha caído en saco roto. Las reiteradas operaciones de compra y venta, además, certifican que nadie ha sabido darle una utilidad práctica ni rentable. En los últimos 30 años ha tenido varios dueños. «Ahora es de un señor de Yecla, pero no se sabe tampoco qué va hacer con ello», dice lacónicamente un vecino. Hasta que tenga un destino, Torre Tallada, en esa zona de tránsito entre la Mancha y Valencia, conserva su misterio y su grandeza.
El primer exportador de vino de España
El presente de Torre Tallada es poco conocido y algo decadente. Pero su pasado fue glorioso. A finales del siglo XIX era la próspera bodega de Ricardo Lorenzales. Este viticultor fue un personaje de enorme relevancia en la zona y su negocio fue distinguido en 1889 por los organizadores de la Exposición Universal de París —el mismo año que se construyó al torre Eiffel— por tratarse del primer exportador de vino de España. Torre Tallada vendía a Japón, circunstancia comercial que en aquellos años debía ser una epopeya. Según testimonios a los que ha tenido acceso Levante-EMV, el negocio fue decayendo y transformándose y sólo los más mayores recuerdan ese conjunto como bodega. Tampoco son muchos los que conocen con detalle el interior y menos las circunstancias de su actual semiabandono.
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