El Patio de los Leones se cubrirá de mármol
29/10/11 .- http://www.ideal.es
El palacio recuperará la imagen descrita por los viajeros Jerónimo Münzer y Antonio de Lalaing
«Hay un patio cuadrado, losado de mármol», escribió el cronista Antonio de Lalaing, acompañante de Felipe El Hermoso en su primera estancia en Granada, allá por 1502, para describir el Patio de los Leones. La cita, conocida y recurrida por los numerosos especialistas e historiadores que se han acercado al estudio del palacio nazarí, corrobora la descripción que otro viajero alhambreño, el alemán Jerónimo Münzer hiciera del mismo patio en 1494, tan solo dos años después de ser tomada la Alhambra por los Reyes Católicos. Estas dos visiones y testimonios escritos han sido los que han llevado a la comisión técnica del Patronato de la Alhambra a tomar la decisión de cubrir de mármol blanco el patio símbolo del arte hispanomusulmán. A la certificación histórica se le une el resultado de las últimas investigaciones realizadas en el Palacio de los Leones, que demuestran que nunca hubo un jardín en su interior, una imagen hasta la saciedad repetida en el imaginario y por una serie de conservadores de la Alhambra, pero que no se correspondía con su estado original.
La recuperación de los legendarios leones, cuyo origen continúa siendo debatido y objeto de diferentes hipótesis e historias, se une ahora el enlosado, lo que exhibirá una imagen del Patio de los Leones lo más próxima a su estado original.
Münzer recaló en Granada en plena huida de una epidemia que diezmaba Europa. Su relato manifiesta su interés por el exotismo alhambreño, que lo dejó asombrado. El Patio de los Leones lo dejó descrito de la siguiente manera: «...en el centro de uno de los palacios, una gran taza de mármol, que descansa sobre trece leones esculpidos también en blanquísimo mármol, saliendo agua de la boca de todos ellos como por un canal. Había muchas losas de mármol de quince pies de longitud por siete u ocho de anchura, e igualmente muchas cuadradas, de diez y once pies. No creo que haya cosa igual en toda Europa». Münzer, quizá presa del asombre exageró las dimensiones de las grandes losas, pero no extraña en demasía ante las enormes piezas existentes en la Sala de Dos Hermanas.
Antonio de Lalaing confirmó esta imagen original que ofreció Münzer, pero fue en 1502 y en compañía de un recién llegado al reino, Felipe El Hermoso. Lalaing presenció una Alhambra anterior a la construcción de Carlos V del Palacio de Machuca en pleno corazón del recinto. «Hay un patio cuadrado, losado de mármol blanco», escribió. «...Y en el centro una fuente revestida del mismo mármol, y por las bocas de doce leones hechos de igual materia, sale el agua de la fuente... Allí hay también seis naranjos que preservan a la gente del calor del sol, debajo de los cuales siempre hace fresco», añadió el francés.
«Alrededor de este patio hay galerías enlosadas de mármol blanco, y 250 columnas de lo mismo. Las habitaciones que hay a los costados de dichas galerías tienen el pavimento de igual manera, en las cuales se ven algunas piedras de doce y trece pies de largo por seis o siete de ancho», indicó Lalaing. De la descripción se deduce que no fue un exceso la exageración de su antecesor alemán Jerónimo Münzer.
Al testimonio del francés de la corte de Felipe El Hermoso le seguirá el de otro viajero, en 1585, una crónica que recogiera Gómez Moreno en su guía de la ciudad firmada en 1892. El viajero indicó que el pavimento del Patio de los Leones era de mármol blanco; en 1585 lo solaron con mostangueras de colores que también han desaparecido, pero aún subsisten los canales de mármol por donde desaguan en la fuente central las de las inmediatas habitaciones». Esta crónica certifica uno de los primeros cambios del patio, el de esas ‘mostangueras de colores’.
Bermúdez de Pedraza, en ‘Antigüedad y excelencias de Granada’, la que es considerada primera guía de la ciudad, publicada en 1608, indica: «... el cuarto de los Leones, que es un hermoso patio enlosado de blancos alabastros de extraordinaria grandeza, y en él una copa amplísima también de alabastro, sobre doce leones de su extraordinaria estatura...».
Luis del Mármol, otro cronista del siglo XVI, también insistirá en que el cuarto está presidido por una gran fuente, que tiene «en medio de un patio todo de alabastro».
Jardín francés
¿Cuándo se creó el jardín? La respuesta es en la invasión de las tropas napoleónicas, y de esta manera el patio solo tuvo jardín desde 1808 hasta 1846. El Palacio de los Leones en su aspecto ajardinado fue descrito en 1808 por Girault de Prangey, quien señala que presentaba paseos bordeados de rosales, jazmines y arrayanes y macizos de flores «embalsamando el ambiente». Dicen que las humedades que su riego producían fueron causa de que se talase antes de mediar el siglo XIX.
Los conservadores de la Alhambra, desde los Contreras, quienes tomaron la decisión de talar el jardín para salvar el patio, han ido aportando diferentes cambios a la imagen del pavimento del Patio de los Leones. El aspecto fue desde dejar la arena a instalar un empedrado granadino o simplemente, la solución de Mateo Revilla, echar grava para conservar el subsuelo del patio e evitar la humedad o la última opción, que pasó por la intervención.
El Palacio de los Leones «es más patio que jardín», señaló la directora del Patronato de la Alhambra, María del Mar Villafranca, durante la presentación de los resultados parciales de la excavación arqueológica que se lleva a cabo en el más conocido de los patios nazaríes. «La topografía muestra que antes de convertirse en un palacio fue un jardín, pero después, en 1502, es descrito como un patio de mármol blanco, así que el jardín es una idea de la ocupación francesa», concluyó Villafranca al ser preguntada por cómo cambiarán la fisonomía del patio las revelaciones de la investigación arqueológica. Y así será como volverán a lucir las grandes losas de mármol blanco que describiera Münzer.
«Hay un patio cuadrado, losado de mármol», escribió el cronista Antonio de Lalaing, acompañante de Felipe El Hermoso en su primera estancia en Granada, allá por 1502, para describir el Patio de los Leones. La cita, conocida y recurrida por los numerosos especialistas e historiadores que se han acercado al estudio del palacio nazarí, corrobora la descripción que otro viajero alhambreño, el alemán Jerónimo Münzer hiciera del mismo patio en 1494, tan solo dos años después de ser tomada la Alhambra por los Reyes Católicos. Estas dos visiones y testimonios escritos han sido los que han llevado a la comisión técnica del Patronato de la Alhambra a tomar la decisión de cubrir de mármol blanco el patio símbolo del arte hispanomusulmán. A la certificación histórica se le une el resultado de las últimas investigaciones realizadas en el Palacio de los Leones, que demuestran que nunca hubo un jardín en su interior, una imagen hasta la saciedad repetida en el imaginario y por una serie de conservadores de la Alhambra, pero que no se correspondía con su estado original.
La recuperación de los legendarios leones, cuyo origen continúa siendo debatido y objeto de diferentes hipótesis e historias, se une ahora el enlosado, lo que exhibirá una imagen del Patio de los Leones lo más próxima a su estado original.
Münzer recaló en Granada en plena huida de una epidemia que diezmaba Europa. Su relato manifiesta su interés por el exotismo alhambreño, que lo dejó asombrado. El Patio de los Leones lo dejó descrito de la siguiente manera: «...en el centro de uno de los palacios, una gran taza de mármol, que descansa sobre trece leones esculpidos también en blanquísimo mármol, saliendo agua de la boca de todos ellos como por un canal. Había muchas losas de mármol de quince pies de longitud por siete u ocho de anchura, e igualmente muchas cuadradas, de diez y once pies. No creo que haya cosa igual en toda Europa». Münzer, quizá presa del asombre exageró las dimensiones de las grandes losas, pero no extraña en demasía ante las enormes piezas existentes en la Sala de Dos Hermanas.
Antonio de Lalaing confirmó esta imagen original que ofreció Münzer, pero fue en 1502 y en compañía de un recién llegado al reino, Felipe El Hermoso. Lalaing presenció una Alhambra anterior a la construcción de Carlos V del Palacio de Machuca en pleno corazón del recinto. «Hay un patio cuadrado, losado de mármol blanco», escribió. «...Y en el centro una fuente revestida del mismo mármol, y por las bocas de doce leones hechos de igual materia, sale el agua de la fuente... Allí hay también seis naranjos que preservan a la gente del calor del sol, debajo de los cuales siempre hace fresco», añadió el francés.
«Alrededor de este patio hay galerías enlosadas de mármol blanco, y 250 columnas de lo mismo. Las habitaciones que hay a los costados de dichas galerías tienen el pavimento de igual manera, en las cuales se ven algunas piedras de doce y trece pies de largo por seis o siete de ancho», indicó Lalaing. De la descripción se deduce que no fue un exceso la exageración de su antecesor alemán Jerónimo Münzer.
Al testimonio del francés de la corte de Felipe El Hermoso le seguirá el de otro viajero, en 1585, una crónica que recogiera Gómez Moreno en su guía de la ciudad firmada en 1892. El viajero indicó que el pavimento del Patio de los Leones era de mármol blanco; en 1585 lo solaron con mostangueras de colores que también han desaparecido, pero aún subsisten los canales de mármol por donde desaguan en la fuente central las de las inmediatas habitaciones». Esta crónica certifica uno de los primeros cambios del patio, el de esas ‘mostangueras de colores’.
Bermúdez de Pedraza, en ‘Antigüedad y excelencias de Granada’, la que es considerada primera guía de la ciudad, publicada en 1608, indica: «... el cuarto de los Leones, que es un hermoso patio enlosado de blancos alabastros de extraordinaria grandeza, y en él una copa amplísima también de alabastro, sobre doce leones de su extraordinaria estatura...».
Luis del Mármol, otro cronista del siglo XVI, también insistirá en que el cuarto está presidido por una gran fuente, que tiene «en medio de un patio todo de alabastro».
Jardín francés
¿Cuándo se creó el jardín? La respuesta es en la invasión de las tropas napoleónicas, y de esta manera el patio solo tuvo jardín desde 1808 hasta 1846. El Palacio de los Leones en su aspecto ajardinado fue descrito en 1808 por Girault de Prangey, quien señala que presentaba paseos bordeados de rosales, jazmines y arrayanes y macizos de flores «embalsamando el ambiente». Dicen que las humedades que su riego producían fueron causa de que se talase antes de mediar el siglo XIX.
Los conservadores de la Alhambra, desde los Contreras, quienes tomaron la decisión de talar el jardín para salvar el patio, han ido aportando diferentes cambios a la imagen del pavimento del Patio de los Leones. El aspecto fue desde dejar la arena a instalar un empedrado granadino o simplemente, la solución de Mateo Revilla, echar grava para conservar el subsuelo del patio e evitar la humedad o la última opción, que pasó por la intervención.
El Palacio de los Leones «es más patio que jardín», señaló la directora del Patronato de la Alhambra, María del Mar Villafranca, durante la presentación de los resultados parciales de la excavación arqueológica que se lleva a cabo en el más conocido de los patios nazaríes. «La topografía muestra que antes de convertirse en un palacio fue un jardín, pero después, en 1502, es descrito como un patio de mármol blanco, así que el jardín es una idea de la ocupación francesa», concluyó Villafranca al ser preguntada por cómo cambiarán la fisonomía del patio las revelaciones de la investigación arqueológica. Y así será como volverán a lucir las grandes losas de mármol blanco que describiera Münzer.
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