La excavación y algunos de sus hallazgos (Ávila)

Los arqueólogos han localizado la basa original de una columna del templo y sepulcros monolíticos reutilizados para enterramientos infantiles desde el siglo XIV

Un año después de iniciarse la excavación arqueológica en la cabecera de la iglesia de San Pedro con la que arrancaban los trabajos previos a la restauración de los ábsides del templo por parte de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, el estudio de conclusiones está terminado. Y, entre los hallazgos localizados por los arqueólogos, sobresalen dos.
Por un lado, se ha encontrado la basa de una columna que, según ha podido saber este diario, sería «el único ejemplo original del románico abulense» de este tipo de pieza, dado que «la mayoría de las basas» empleadas en la Edad Media «fueron sustituidas por piezas de granito gris en restauraciones posteriores a la época de construcción», mientras que la hallada en San Pedro «es de granito caleño», la piedra típica de Ávila usada en la época medieval para construir buena parte de los edificios románicos, explican desde la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León.
El material del que está hecha la basa de esa columna revelaría, por tanto, que «corresponde al período de construcción de la iglesia», de modo que se trata de una pieza original. La basa en cuestión ha sido localizada «donde confluye el absidiolo meridional con el paramento oriental del crucero», añaden.
Otro de los hallazgos incluidos en en el estudio arqueológico realizado en la cabecera de San Pedro tras llevarse a cabo allí las pertinentes excavaciones se localiza en los «enterramientos de la época medieval» existentes en el entorno del templo, donde los arqueólogos han descubierto «sepulcros monolíticos de granito que en épocas anteriores correspondieron a personas adultas y que, a partir del siglo XIV, fueron reutilizados para enterramientos infantiles», apuntan las mismas fuentes.
Este estudio, cuyas conclusiones serán dadas a conocer de forma más pormenorizada en próximas fechas por parte de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, será incorporado al proyecto sobre el que pivotará la restauración de los tres ábsides de la iglesia de San Pedro. Si bien, no es éste el único estudio previo que acompañará al proyecto definitivo, al que también se sumarán otros cinco: levantamiento de precisión, humedades, hidrogeológico, petrológico y de pintura mural.
Todos ellos «están ya prácticamente concluidos» y la información que aportarán al proyecto de restauración resultará valiosa porque el principal problema que afecta a la conservación de la cabecera del templo es la humedad y esos informes revelan cómo atajarlas con mayores garantías, adecuando mucho más la intervención «a las necesidades reales del inmueble».
No en vano, «el estudio servirá para comprobar el estado de los cimientos y el alcance de las humedades que afectan al edificio», aunque también se han recabado datos «para conocer la evolución constructiva de la cabecera de la iglesia de San Pedro y sus relaciones con la sacristía adosada, así como profundizar en el conocimiento de la necrópolis», detallaban desde la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León.
Aunque la previsión inicial era que la excavación arqueológica se prolongara solo durante un mes y los arqueólogos emplearan otros dos en la redacción del estudio de conclusiones, finalmente el proceso ha ido mucho más lento. No en vano, ha transcurrido casi un año desde el inicio de la excavación a la presentación de las conclusiones. Si bien, desde la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León admiten que el trabajo de campo llevado a cabo en el templo abulense «no se ha desarrollado de forma continuada», lo que ha ralentizado el proceso.
La excavación arqueológica abarcó una superficie próxima a los 35 metros cuadrados distribuidos en varios sondeos en el exterior de los ábsides, precisamente la única zona del templo que hasta ahora no ha sido sometida a ningún tipo de restauración, de ahí que su deterioro pueda apreciarse fácilmente desde el exterior en detalles como la ausencia de algunos ornamentos. No obstante, el problema más grave que sufre la conservación del edificio son las ya mencionadas humedades.