12 empresas optan a rehabilitar el castillo (Miranda de Ebro, Burgos)
26/5/11 .- http://www.elcorreo.com
Las obras de la primera fase arrancarán en julio, durarán ocho meses y costarán 800.000 euros
Los trabajos para recuperar el castillo de Miranda se iniciarán en menos de dos meses. Ese es el calendario que maneja el Ayuntamiento tras dar un paso más en el proceso administrativo que llevará a la contratación de la empresa responsable de ejecutar el proyecto. Doce candidatas han presentado sus propuestas técnicas y económicas para una actuación valorada en algo más de 800.000 euros y que cuenta con un periodo de desarrollo que no debería exceder los ocho meses. Entre las solicitantes sólo una tiene su sede social en Miranda; otra trabaja en estos momentos en la rehabilitación del Teatro Salón Apolo (Copcisa SA) y compite con el resto planteando una UTE con Construcciones AB. Son las únicas con señas locales. Las demás tienen sus oficinas centrales en otros puntos del país.
«Sólo hemos tenido una empresa de aquí», lamentó ayer Fernando Campo durante su comparecencia habitual ante los medios de comunicación. Con la lista de opciones ya cerrada, el próximo miércoles 30 se abrirán las propuestas. A partir de ese momento, los servicios técnicos municipales trabajarán en el desarrollo de un informe que valore cada una de ellas y, junto con el precio que plantean, se procederá a una adjudicación que el alcalde en funciones situó en «mediados de junio. Un buen momento para empezar», en referencia al periodo estival.
Porque los trabajos comenzarían a ser visibles en el entorno de La Picota ya en julio, quince días después de ratificarse la adjudicación. La idea es avanzar con celeridad para, entre otras cosas, recuperar el tiempo perdido en el arranque del procedimiento. Porque, tal y como ya reflejó este periódico hace tres semanas, hubo que subsanar un error, una vez que se aprobaron las condiciones que debían regir el proceso, el pasado 22 de marzo. Se trataba de un fallo de transcripción que obligó a retrasar la publicación en el Boletín Oficial de la Provincia del pliego hasta el 27 de abril. Fue, por tanto, desde esta última fecha cuando comenzaron a correr los 26 días estipulados para recepcionar las ofertas. El plazo expiró el pasado lunes, en plena resaca electoral.
Pese a que existía cierta inquietud por lo que, en principio, se interpretaba como cierto desinterés en el sector, finalmente, el número de empresas que han trasladado propuestas es significativo. Tanto que parece seguro que el proyecto podrá finalmente ejecutarse por un importe menor al establecido inicialmente. La propia responsable del área de Hacienda, Laura Torres, hoy también en funciones, se mostraba tranquila hace apenas un mes al aseverar que «lo habitual es que las empresas esperen hasta el último momento para entregar sus ofertas». Y así ha sido.
Además de Ojembarrena y Copcisa SA-Construcciones AB, han entregado sus dossiers Urbaser SA, Construcción y Ejecución de Obras SL (Ceosa), Bauben Empresa Constructora SAU, Damarin SL, Diconsa Diseño y Construcción SA, Técnicas para la Restauración y Construcciones SA, Cyes Infraestructuras SA, Gobercons SL-Cisa Castilla SL, Conservación del Patrimonio Artístico SL y Obras Civiles Codesport SAU.
Los trabajos que van a contratarse se corresponden con la primera fase de un ambicioso proyecto de rehabilitación que cuenta con la financiación de los fondos estructurales URBAN. Los primero que apreciarán los mirandeses una vez las máquinas entren en la zona es la demolición del viejo depósito de agua potable, además de una excavación arqueológica en su entorno más inmediato. La imagen de los restos del castillo irá cambiando poco a poco con la recuperación de las caras norte y este de la muralla, así como de los hallazgos de las terrazas, de esas mismas terrazas y de la barbacana.
Nueva fisonomía
La idea es que el muro sea uno de los elementos más representativos de la nueva fisonomía que se busca para la fortificación militar . De hecho, en el proyecto de recuperación figura un acceso directo hasta la cima mediante un ascensor que continuaría su recorrido ascendente desde el jardín botánico. Su última parada sería la propia barbacana. Se realizaría también un tratamiento paisajístico del entorno con desbroces y la plantación de especies vegetales. Llegados a este punto, el Ayuntamiento tendría que iniciar un nuevo procedimiento para contratar la segunda de las fases programadas. El coste total de la actuación, completamente financiada, ascenderá a 2,5 millones de euros. Y la idea es completarla a lo largo de los próximos cuatro años.
Para ese segundo capítulo se reservarían las mejoras de los accesos al castillo. En este punto aún no ha quedado definido cuáles serían los trazados más idóneos. Hoy se barajan dos posibles, uno a través de Callejonda y el otro desde la carretera de Orón, a través del área que ocupaba la antigua fábrica de harinas.
No existe, en cualquier caso, plazo fijado para este siguiente paso aunque no se descarta que el procedimiento administrativo pueda arrancar cuando las obras de la primera fase estén a punto de llegar a su fin.
El camino hacia la recuperación se inició de forma visible en 2009. Una vez confirmada la financiación, el Ayuntamiento encargó por algo más de 100.000 euros un estudio arqueológico que debían sacar a la luz las partes ocultas de la fortificación. Le seguiría un plan director. Los arqueólogos llegaron a constatar que la fortaleza aún conservaba el 60% de sus estructuras básicas y una planta de 4.000 metros cuadrados.
Tras retirar en apenas un mes 600 metros cúbicos de tierra, sacaron a la luz restos medievales que incluso sorprendieron a los expertos. Rafael Varón, responsable de las excavaciones, destacó en octubre de 2009, durante una de las visitas guiadas que se organizaron a la zona, los más de 500 metros cuadrados de lo que era el antiguo patio defensivo, a través del cual se accedía a la propia fortaleza.
El castillo anclaría sus raíces en periodos muy poco conocidos de la Miranda medieval, la villa de los siglos XII y XV, e incluso en épocas anteriores. De hecho, en los primeros trabajos arqueológicos se hallaron fragmentos de cerámica que se situarían entre los siglos VIII y I, lo que sería la primitiva aldea destruida por Alfonso I en el año 750.
Los trabajos para recuperar el castillo de Miranda se iniciarán en menos de dos meses. Ese es el calendario que maneja el Ayuntamiento tras dar un paso más en el proceso administrativo que llevará a la contratación de la empresa responsable de ejecutar el proyecto. Doce candidatas han presentado sus propuestas técnicas y económicas para una actuación valorada en algo más de 800.000 euros y que cuenta con un periodo de desarrollo que no debería exceder los ocho meses. Entre las solicitantes sólo una tiene su sede social en Miranda; otra trabaja en estos momentos en la rehabilitación del Teatro Salón Apolo (Copcisa SA) y compite con el resto planteando una UTE con Construcciones AB. Son las únicas con señas locales. Las demás tienen sus oficinas centrales en otros puntos del país.
«Sólo hemos tenido una empresa de aquí», lamentó ayer Fernando Campo durante su comparecencia habitual ante los medios de comunicación. Con la lista de opciones ya cerrada, el próximo miércoles 30 se abrirán las propuestas. A partir de ese momento, los servicios técnicos municipales trabajarán en el desarrollo de un informe que valore cada una de ellas y, junto con el precio que plantean, se procederá a una adjudicación que el alcalde en funciones situó en «mediados de junio. Un buen momento para empezar», en referencia al periodo estival.
Porque los trabajos comenzarían a ser visibles en el entorno de La Picota ya en julio, quince días después de ratificarse la adjudicación. La idea es avanzar con celeridad para, entre otras cosas, recuperar el tiempo perdido en el arranque del procedimiento. Porque, tal y como ya reflejó este periódico hace tres semanas, hubo que subsanar un error, una vez que se aprobaron las condiciones que debían regir el proceso, el pasado 22 de marzo. Se trataba de un fallo de transcripción que obligó a retrasar la publicación en el Boletín Oficial de la Provincia del pliego hasta el 27 de abril. Fue, por tanto, desde esta última fecha cuando comenzaron a correr los 26 días estipulados para recepcionar las ofertas. El plazo expiró el pasado lunes, en plena resaca electoral.
Pese a que existía cierta inquietud por lo que, en principio, se interpretaba como cierto desinterés en el sector, finalmente, el número de empresas que han trasladado propuestas es significativo. Tanto que parece seguro que el proyecto podrá finalmente ejecutarse por un importe menor al establecido inicialmente. La propia responsable del área de Hacienda, Laura Torres, hoy también en funciones, se mostraba tranquila hace apenas un mes al aseverar que «lo habitual es que las empresas esperen hasta el último momento para entregar sus ofertas». Y así ha sido.
Además de Ojembarrena y Copcisa SA-Construcciones AB, han entregado sus dossiers Urbaser SA, Construcción y Ejecución de Obras SL (Ceosa), Bauben Empresa Constructora SAU, Damarin SL, Diconsa Diseño y Construcción SA, Técnicas para la Restauración y Construcciones SA, Cyes Infraestructuras SA, Gobercons SL-Cisa Castilla SL, Conservación del Patrimonio Artístico SL y Obras Civiles Codesport SAU.
Los trabajos que van a contratarse se corresponden con la primera fase de un ambicioso proyecto de rehabilitación que cuenta con la financiación de los fondos estructurales URBAN. Los primero que apreciarán los mirandeses una vez las máquinas entren en la zona es la demolición del viejo depósito de agua potable, además de una excavación arqueológica en su entorno más inmediato. La imagen de los restos del castillo irá cambiando poco a poco con la recuperación de las caras norte y este de la muralla, así como de los hallazgos de las terrazas, de esas mismas terrazas y de la barbacana.
Nueva fisonomía
La idea es que el muro sea uno de los elementos más representativos de la nueva fisonomía que se busca para la fortificación militar . De hecho, en el proyecto de recuperación figura un acceso directo hasta la cima mediante un ascensor que continuaría su recorrido ascendente desde el jardín botánico. Su última parada sería la propia barbacana. Se realizaría también un tratamiento paisajístico del entorno con desbroces y la plantación de especies vegetales. Llegados a este punto, el Ayuntamiento tendría que iniciar un nuevo procedimiento para contratar la segunda de las fases programadas. El coste total de la actuación, completamente financiada, ascenderá a 2,5 millones de euros. Y la idea es completarla a lo largo de los próximos cuatro años.
Para ese segundo capítulo se reservarían las mejoras de los accesos al castillo. En este punto aún no ha quedado definido cuáles serían los trazados más idóneos. Hoy se barajan dos posibles, uno a través de Callejonda y el otro desde la carretera de Orón, a través del área que ocupaba la antigua fábrica de harinas.
No existe, en cualquier caso, plazo fijado para este siguiente paso aunque no se descarta que el procedimiento administrativo pueda arrancar cuando las obras de la primera fase estén a punto de llegar a su fin.
El camino hacia la recuperación se inició de forma visible en 2009. Una vez confirmada la financiación, el Ayuntamiento encargó por algo más de 100.000 euros un estudio arqueológico que debían sacar a la luz las partes ocultas de la fortificación. Le seguiría un plan director. Los arqueólogos llegaron a constatar que la fortaleza aún conservaba el 60% de sus estructuras básicas y una planta de 4.000 metros cuadrados.
Tras retirar en apenas un mes 600 metros cúbicos de tierra, sacaron a la luz restos medievales que incluso sorprendieron a los expertos. Rafael Varón, responsable de las excavaciones, destacó en octubre de 2009, durante una de las visitas guiadas que se organizaron a la zona, los más de 500 metros cuadrados de lo que era el antiguo patio defensivo, a través del cual se accedía a la propia fortaleza.
El castillo anclaría sus raíces en periodos muy poco conocidos de la Miranda medieval, la villa de los siglos XII y XV, e incluso en épocas anteriores. De hecho, en los primeros trabajos arqueológicos se hallaron fragmentos de cerámica que se situarían entre los siglos VIII y I, lo que sería la primitiva aldea destruida por Alfonso I en el año 750.
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