Piedras que hablan (Zamora)

11/5/11 .- http://www.laopiniondezamora.es/

La obra en la muralla de la Cuesta del Obispo descubre unas ventanas geminadas de una construcción palaciega

Las excavación arqueológica ejecutada durante las obras de emergencia del tramo de muralla ubicado en la Cuesta del Obispo han concluido con un hallazgo inesperado: una dependencia correspondiente a una antigua construcción palaciega, lo que justifica la existencia de las denominadas ventanas geminadas compuestas por dos arcos gemelos enlazados por un parteluz. El hallazgo constituye «toda una peculiaridad en el contexto del Cerco», tal y como reconoce el propio Francisco Somoza, arquitecto director de la obra ejecutada por la empresa Rearasa a instancias del Ministerio de Cultura.


La ventana, reconoce el profesional, «es más propia de un palacio que de un cerco amurallado, de ahí su particularidad». La excavación se llevó a cabo por el sector de intramuros con la supervisión de las arqueólogas Concha Martín y Hortensia Larrén, y bajo la dirección de Luis Villanueva.


Los trabajos ejecutados desde hace mes y medio -concluidos ayer- han supuesto la intervención en casi 100 metros cuadrados de muralla. Desde el punto de vista constructivo, fueron tres las operaciones: la reconstrucción en los lugares donde la piedra no existía, la reintegración y la restauración en aquellos casos donde los daños eran menores. Además, los operarios ejecutaron un drenaje que profundizó hasta cuatro metros hacia el interior de la muralla para canalizar las aguas y evitar que la acumulación de líquido genere en el futuro aún más daño.


Las tareas partieron de la constatación del estado de la muralla con un resultado claro: «extremo peligro», confirma Somoza ante la posibilidad de derrumbe inminente. La operación incluyó un estudio fotogramétrico con escáner para constatar las pérdidas que la muralla había tenido al o largo del tiempo. El sistema fotográfico constató la existencia de tramos donde se habían perdido hasta 70 centímetros de cerco.


La reconstrucción de la muralla arrancó por la base para continuar con la reintegración piedra a piedra de cada una de las zonas degradadas con su sustitución por elementos de medidas muy similares a las fábricas originales y con la misma piedra, además de la utilización de morteros de sujeción y cuñas similares a las que tenían los aparejos históricos. Este procedimiento ha supuesto «el máximo respeto hacia el lienzo, de los más antiguos de la ciudad», precisa Somoza.


La excavación interior permitió corroborar las causas de la desintegración de la muralla, similares a las del resto del cerco. El paso del tiempo y la humedad son los móviles que han perjudicado durante años la estabilidad de la piedra provocando una degradación de tal intensidad que alcanza la meteorización, es decir, la conversión de piedra en arena.

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