Santiago de Compostela descubre el significado de su catedral en una exposición
24/4/11 .- http://infoenpunto.com/
El Pazo de Fonseca muestra hasta final de 2011 una exposición, “Domus Iacobi”, en la que se manifiesta el latido compostelano a través de su catedral, cuya consagración, por el arzobispo Pedro Muñiz, cumple ocho siglos, aunque su construcción se iniciase en 1075 por impulsos del arzobispo Peláez, para quedar rematado entre los años 1124 y 1128 cuando Diego Gelmírez no solo era prelado de su diócesis sino oficiante de una política encaminada a establecer un reino en Galicia, que eso conlleva Corte y por ende poder y prebendas para la nobleza y el clero.
En Galicia hubo un reino extraño incluso para la población autóctona, cuando los invasores suevos se instalaron en el territorio; hasta que fue liquidado por los visigodos. Hace 1300 años se produjo la invasión musulmana y Galicia, como la casi totalidad de Hispania es ocupada por un islamismo que une a la fe el sentido del dominio terrenal, por lo que tratan de seguir su expansión más allá de los Pirineos, donde son derrotados por los carolingios, mientras en la cornisa cantábrica hispana se resiste; y en Asturias, Pelayo logra establecer un poder de resistencia que aglutina fuerzas dispersas. Fue desde este Reino de Asturias de donde parte la reconquista de territorios gallegos en los que aguantaban como podían los creyentes cristianos.
Tanto, que surge el gran milagro: la aparición de los restos del Apóstol Santiago, primo de Jesús; un hecho de especial relevancia porque en origen se contrapone a la supremacía que los carolingios, Pipino y Carlomagno, exigían para la sede romana, en esa Reforma que consistía en establecer para las congregaciones asamblearias, eclesias, un Poder supremo, el Papado. Tanto como para que el cristianismo romano, pudiese elevar a categoría universal, católica, una religión con el fundamento social necesario para enfrentarse al fundamentalismo musulmán. Y el Sepulcro de Santiago, en Iria Flavia, aparece en un momento clave, cuando el Reino de Asturias no quiere ser feudatario del ya consagrado por el obispo de Roma, Sacro Imperio Romano y Germánico. Y también cuando es necesario un milagro, como el de Constantino en la batalla de Puente Milvio donde -dicen- se apareció una cruz con la leyenda “con este signo vencerás”. Pues con igual signo interviene Santiago en batallas contra los invasores musulmanes.
De Iria Flavia a Santiago. Y Santiago fue Compostela. Con obispado; con una catedral para acoger el sepulcro y ser a la vez meta en un peregrinaje que ya hacía caminos. Camino para los monjes galos que llegaban para “homologar” cuestiones de fe y de tradiciones; camino de creyentes y vía de integración en un tiempo en que se iba tejiendo el mapa de la Hispania reconquistada. Pero es, precisamente, la pujanza compostelana de la que es cabeza visible su arzobispo, la que busca un Reino para Galicia capaz de satisfacer sus apetencias y las de otros personajes poderosos. Y Gelmirez entra en la escena política, hasta el punto que influye en el hijo de la reina Urraca para que se subleve contra su madre, olvidando el prelado que hay un mandamiento que dice “honrarás a tu padre y a tu madre”.
En Galicia hubo reinos. Y ello se debe a que los Reyes aparecen como soberanos y por ello dueños de las tierras y lo que hay en ellas. Era sus propiedades y por ello ‘dejaban en herencias’’ a sus hijos o familiares reinos, condados, villas… Es lo que hicieron monarcas de León respecto a Galicia o al condado de Portocale, después reino independiente.
La exposición presenta piezas de indudable interés como el retablo con escenas de la vida de Santiago donado en 1456 por John Goodyear, peregrino desde la isla de White; o el relicario ofrendado por Geoffroy Coquatrix en 1321. Y se percibe el Pórtico de la Gloria sometido a restauración, así con una docena de cruces conmemorativas de la consagración, el año 1211, de la catedral. Se presentan fotografías con la historia de un templo famoso desde el tiempo medieval, cuando en bula del papa Calixto II, año 1120, se traslada la sede metropolitana de Mérida -sede histórica desde los tiempos visigodos- a Compostela, y este mismo pontífice que conocía personalmente Santiago, concede al sepulcro y a la catedral el privilegio de “jubileum plenisimum”. En la exposición “Domus Iacobi”, en el Pazo de Fonseca, de Santiago de Compostela se muestra el símbolo del ‘milagro’ jacobeo y también puede sentirse la realidad gallega desde consideraciones sociales y políticas.
En Galicia hubo un reino extraño incluso para la población autóctona, cuando los invasores suevos se instalaron en el territorio; hasta que fue liquidado por los visigodos. Hace 1300 años se produjo la invasión musulmana y Galicia, como la casi totalidad de Hispania es ocupada por un islamismo que une a la fe el sentido del dominio terrenal, por lo que tratan de seguir su expansión más allá de los Pirineos, donde son derrotados por los carolingios, mientras en la cornisa cantábrica hispana se resiste; y en Asturias, Pelayo logra establecer un poder de resistencia que aglutina fuerzas dispersas. Fue desde este Reino de Asturias de donde parte la reconquista de territorios gallegos en los que aguantaban como podían los creyentes cristianos.
Tanto, que surge el gran milagro: la aparición de los restos del Apóstol Santiago, primo de Jesús; un hecho de especial relevancia porque en origen se contrapone a la supremacía que los carolingios, Pipino y Carlomagno, exigían para la sede romana, en esa Reforma que consistía en establecer para las congregaciones asamblearias, eclesias, un Poder supremo, el Papado. Tanto como para que el cristianismo romano, pudiese elevar a categoría universal, católica, una religión con el fundamento social necesario para enfrentarse al fundamentalismo musulmán. Y el Sepulcro de Santiago, en Iria Flavia, aparece en un momento clave, cuando el Reino de Asturias no quiere ser feudatario del ya consagrado por el obispo de Roma, Sacro Imperio Romano y Germánico. Y también cuando es necesario un milagro, como el de Constantino en la batalla de Puente Milvio donde -dicen- se apareció una cruz con la leyenda “con este signo vencerás”. Pues con igual signo interviene Santiago en batallas contra los invasores musulmanes.
De Iria Flavia a Santiago. Y Santiago fue Compostela. Con obispado; con una catedral para acoger el sepulcro y ser a la vez meta en un peregrinaje que ya hacía caminos. Camino para los monjes galos que llegaban para “homologar” cuestiones de fe y de tradiciones; camino de creyentes y vía de integración en un tiempo en que se iba tejiendo el mapa de la Hispania reconquistada. Pero es, precisamente, la pujanza compostelana de la que es cabeza visible su arzobispo, la que busca un Reino para Galicia capaz de satisfacer sus apetencias y las de otros personajes poderosos. Y Gelmirez entra en la escena política, hasta el punto que influye en el hijo de la reina Urraca para que se subleve contra su madre, olvidando el prelado que hay un mandamiento que dice “honrarás a tu padre y a tu madre”.
En Galicia hubo reinos. Y ello se debe a que los Reyes aparecen como soberanos y por ello dueños de las tierras y lo que hay en ellas. Era sus propiedades y por ello ‘dejaban en herencias’’ a sus hijos o familiares reinos, condados, villas… Es lo que hicieron monarcas de León respecto a Galicia o al condado de Portocale, después reino independiente.
La exposición presenta piezas de indudable interés como el retablo con escenas de la vida de Santiago donado en 1456 por John Goodyear, peregrino desde la isla de White; o el relicario ofrendado por Geoffroy Coquatrix en 1321. Y se percibe el Pórtico de la Gloria sometido a restauración, así con una docena de cruces conmemorativas de la consagración, el año 1211, de la catedral. Se presentan fotografías con la historia de un templo famoso desde el tiempo medieval, cuando en bula del papa Calixto II, año 1120, se traslada la sede metropolitana de Mérida -sede histórica desde los tiempos visigodos- a Compostela, y este mismo pontífice que conocía personalmente Santiago, concede al sepulcro y a la catedral el privilegio de “jubileum plenisimum”. En la exposición “Domus Iacobi”, en el Pazo de Fonseca, de Santiago de Compostela se muestra el símbolo del ‘milagro’ jacobeo y también puede sentirse la realidad gallega desde consideraciones sociales y políticas.
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