La necrópolis paleocristiana del siglo VI está aportando nuevos datos (Mataró, Barcelona)
1/2/11 .- http://paleorama.wordpress.com
Los restos en la necrópolis paleocristiana del siglo VI situada en torno a la basílica de Santa María de Mataró (Barcelona) están aportando nuevos datos que permiten reconstruir la época premedieval, poco conocida en la comarca y en la Península Ibérica en general.
Los orígenes de la ciudad de Mataró datan del siglo I aC, fue fundada por los romanos como Iluro y, más tarde, llamada Alarona.
Los hallazgos arqueológicos permitieron reconstruir bastante bien su historia durante los primeros siglos de su existencia, pero con el inicio de la Edad Antigua y de la etapa visigótica, la historia de la ciudad se había visto afectada, tradicionalmente, por una falta de registro arqueológico que había dificultado su seguimiento hasta la Edad Media.
Las raíces de la ciudad de Mataró se encuentran en el ‘oppidum civium romanorun’ de Iluro, después Alarona, fundado en la primera mitad del siglo I aC, con el asentamiento de itálicos, legionarios desmovilizados e indígenas adictos al nuevo orden.
Según explica Joan Bonamusa, del departamento de Ciencias de la Antigüedad y la Edad Media de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), la evolución de esta ocupación hasta la etapa visigoda es bastante conocida a través de los testimonios generados por la investigación arqueológica.
El período menos conocido, continúa Bonamusa, es el que corresponde a la Antigüedad Tardía en general por la poca información disponible, particularmente de la época andalusí.
Este período entre la tetrarquía y los carolingios viene determinado por unos periodos de cambios profundos que desembocaron en la organización del actual territorio, y se trata de un período que hasta 1958 se encontró marginado de la historia de estas tierras.
Gracias al hallazgo de la necrópolis paleocristiana del siglo VI dC situada en el entorno de la actual basílica de Santa María de Mataró, ha quedado patente que en este territorio, en general, hubo vida activa más allá del turbulento siglo III, algo ratificado con la excavación posterior del Cardo Maximus y de varias fosas urbanas y rurales, a parte de otras excavaciones hechas en la comarca del Maresme.
Donde este proceso se ve con más nitidez es en el número 49 de la calle del Carreró de Mataró, donde ha aparecido un yacimiento con fosas tardías sobre silos precedentes.
En el ámbito rural, en el área de la ‘civitas’, se llevan contabilizados 61 establecimientos tardíos, en los que se constata “un proceso de concentración de la propiedad en ‘fundi’”.
El hallazgo por todo el territorio, añade Bonamusa, de cerámica y lumbreras norteafricanas, ánforas ebusitanas, surhispánicas, orientales pero sobre todo africanas, pone de manifiesto la existencia de un comercio con diferentes lugares del Imperio.
El cristianismo, a partir del siglo V se hace presente con hallazgos diversas como crismones y cruces sobre cerámica, un fragmento de vaso de vidrio con el nombre impreso del apóstol Petrvs con su imagen estereotipada, posibles oratorios y vestigios del templo de Santa María de Alarona con su necrópolis.
Los hallazgos del periodo visigótico corresponden a la cultura material de tradición romana, salvo algún elemento descontextualizado, como alguna hebilla, que se pueden adjudicar a la cultura visigoda, apunta el investigador de la Universidad Autónoma.
Sobre la etapa de al-Andalus (713/714-801) no existe ningún testigo material, sólo escritos indirectos de carácter general, principalmente, de historiadores, cronistas o geógrafos musulmanes y alguno cristiano.
Los carolingios ocuparon Girona en 785 y Alarona y Barcelona en 801, y entre estas dos fechas es cuando se partió el antiguo territorio de la ‘civitas’ de Iluro en dos ‘pagi’: el Gerundensis y el Barchinonensi.
Sin embargo, la ‘civitas’ ya se había fraccionado anteriormente a través de los ‘fundi’, a partir de los cuales salieron varios centros o ‘vici’, los cuales fueron el embrión de las futuras ‘parroquie’ y ‘termini’, que serían el origen de muchos pueblos actuales de la comarca del Maresme.
Los orígenes de la ciudad de Mataró datan del siglo I aC, fue fundada por los romanos como Iluro y, más tarde, llamada Alarona.
Los hallazgos arqueológicos permitieron reconstruir bastante bien su historia durante los primeros siglos de su existencia, pero con el inicio de la Edad Antigua y de la etapa visigótica, la historia de la ciudad se había visto afectada, tradicionalmente, por una falta de registro arqueológico que había dificultado su seguimiento hasta la Edad Media.
Las raíces de la ciudad de Mataró se encuentran en el ‘oppidum civium romanorun’ de Iluro, después Alarona, fundado en la primera mitad del siglo I aC, con el asentamiento de itálicos, legionarios desmovilizados e indígenas adictos al nuevo orden.
Según explica Joan Bonamusa, del departamento de Ciencias de la Antigüedad y la Edad Media de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), la evolución de esta ocupación hasta la etapa visigoda es bastante conocida a través de los testimonios generados por la investigación arqueológica.
El período menos conocido, continúa Bonamusa, es el que corresponde a la Antigüedad Tardía en general por la poca información disponible, particularmente de la época andalusí.
Este período entre la tetrarquía y los carolingios viene determinado por unos periodos de cambios profundos que desembocaron en la organización del actual territorio, y se trata de un período que hasta 1958 se encontró marginado de la historia de estas tierras.
Gracias al hallazgo de la necrópolis paleocristiana del siglo VI dC situada en el entorno de la actual basílica de Santa María de Mataró, ha quedado patente que en este territorio, en general, hubo vida activa más allá del turbulento siglo III, algo ratificado con la excavación posterior del Cardo Maximus y de varias fosas urbanas y rurales, a parte de otras excavaciones hechas en la comarca del Maresme.
Donde este proceso se ve con más nitidez es en el número 49 de la calle del Carreró de Mataró, donde ha aparecido un yacimiento con fosas tardías sobre silos precedentes.
En el ámbito rural, en el área de la ‘civitas’, se llevan contabilizados 61 establecimientos tardíos, en los que se constata “un proceso de concentración de la propiedad en ‘fundi’”.
El hallazgo por todo el territorio, añade Bonamusa, de cerámica y lumbreras norteafricanas, ánforas ebusitanas, surhispánicas, orientales pero sobre todo africanas, pone de manifiesto la existencia de un comercio con diferentes lugares del Imperio.
El cristianismo, a partir del siglo V se hace presente con hallazgos diversas como crismones y cruces sobre cerámica, un fragmento de vaso de vidrio con el nombre impreso del apóstol Petrvs con su imagen estereotipada, posibles oratorios y vestigios del templo de Santa María de Alarona con su necrópolis.
Los hallazgos del periodo visigótico corresponden a la cultura material de tradición romana, salvo algún elemento descontextualizado, como alguna hebilla, que se pueden adjudicar a la cultura visigoda, apunta el investigador de la Universidad Autónoma.
Sobre la etapa de al-Andalus (713/714-801) no existe ningún testigo material, sólo escritos indirectos de carácter general, principalmente, de historiadores, cronistas o geógrafos musulmanes y alguno cristiano.
Los carolingios ocuparon Girona en 785 y Alarona y Barcelona en 801, y entre estas dos fechas es cuando se partió el antiguo territorio de la ‘civitas’ de Iluro en dos ‘pagi’: el Gerundensis y el Barchinonensi.
Sin embargo, la ‘civitas’ ya se había fraccionado anteriormente a través de los ‘fundi’, a partir de los cuales salieron varios centros o ‘vici’, los cuales fueron el embrión de las futuras ‘parroquie’ y ‘termini’, que serían el origen de muchos pueblos actuales de la comarca del Maresme.
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