Torres defensivas en la época medieval (Lorca, Murcia)
30/1/11 .- http://www.laverdad.es/
La soberbia fortaleza que corona la ciudad oscurece otras instalaciones defensivas medievales que existían en el campo de Lorca y que tuvieron gran utilidad en aquella época. El arqueólogo Andrés Martínez Rodríguez realizó hace años un estudio sobre lo que denominó el complemento defensivo de una ciudad de frontera y, en base a ese trabajo, se puede completar el conocimiento de un periodo de la historia local que no es muy conocido.
Las torres aisladas dispersas por el campo de Lorca formaban la primera línea defensiva de la ciudad, una ciudad fortificada que se basaba en una inexpugnabilidad de la alcazaba en la parte más alta, y una muralla principal que envolvía por completo la madina musulmana, y cuyo perímetro estaba reforzado por torreones rectangulares. La defensa se completaría en época islámica con una serie de torres situadas en algunos de los cerros de las inmediaciones.
De ese periodo la únicas torres de las que quedan restos son la Torrecilla, Torre de Mena y Chíchar. La primera, la más conocida, se encuentra sobre un pequeño cerro en las estribaciones de la sierra de la Peñarrubia, junto a la rambla que lleva el mismo nombre de la torre. La elección del lugar debió estar relacionada con el control del corredor que comunica el valle del Guadalentín con Nogalte. Su situación suponía un buen enlace con la alcazaba lorquina por medio de ahumadas y almenaras, aunque el sistema de comunicación tendría que ser a través de las torres del campo o los castillos de la sierra de la Almenara.
También permitía el control de la vía de acceso de la rambla, que comunica con la zona del Consejero por la rambla de los Diecisiete Arcos, en cuya proximidad estuvo la importante alquería de la Huerta del Nublo (siglos X al XIII) y el molino medieval de El Consejero. Esa comunicación por la rambla de la Torrecilla posibilitaba evitar el rodeo que supondría llegar a Lorca para dirigirse por el camino principal, junto al Guadalentín, hacia Puentes.
La torre es de forma cuadrangular y en la actualidad conserva tres cuerpos. El inferior es de tapial, sistema de construcción musulmán, y los otros dos de mampostería con argamasa de cal y piedras, prueba de dos momentos distintos en la historia de este torreón. La altura total en la época islámica se puede estimar, en base una fuente de 1347 aplicable a esta torre, de unos 12,60 metros. En un momento sin concretar del siglo XIV la arruinada torre islámica fue reconstruida para que cumpliera la misma misión de control y enlace.
El otro resto defensivo islámico es la Torre de Mena, en la pedanía de La Hoya. Es fácil de contemplar ya que se encuentra junto a la autovía del Mediterráneo y, precisamente, las obras de esta vía de comunicación obligó en 1991 a realizar unas excavaciones de urgencia. La torre es cuadrangular y en las caras orientadas al valle del Guadalentín se encontraron restos de dos plataformas en las que aparecieron materiales que permiten fijar su construcción en los primeros años del siglo XIII.
Los restos de la torre de Chíchar están situados en un punto estratégico y sirvió para vigilar el camino de Aledo, en cuyo municipio está en la actualidad, y Lorca. Además, podía controlar un nacimiento de agua al pie del cerro y el terreno de cultivo regado por esta fuente. Desde Chíchar no hay comunicación visual con las fortalezas de Lorca y Aledo, pero está bien comunicada con Torralba, desde donde se visualizan ambos castillos.
El libro 'Mussato Polihistor', de Gálvez Borgoñoz, publicado en 1734, incluye un listado de seis torres en el llano de la vega lorquina durante la época cristiana. La mayoría de esas torres están ilocalizadas, excepto tres de ellas. Son las del Obispo, Sancho Manuel y Esparragal. Lo que queda de la Torre del Obispo se encuentra en la diputación de Purias y pudo ser una torre de señales que mandó construir el obispo Pedro Peñaranda (1337-1351). El sistema constructivo es el heredado del tapial islámico con muros a base de mortero de cal y piedra. Del alzado primitivo sólo queda un metro. La función de esta torre cristiana fue el control del Camino Real de Vera y desde ella se avisaría del peligro de las cabalgadas nazaríes a la fortaleza de Lorca.
La Torre de Sancho Manuel, también llamada del Araillo, se localiza en la pedanía de Cazalla, campos que en época islámica estaban dedicados al cultivo de cereales y viñedos. Construida con el mismo sistema que la del Obispo, se reutilizaron materiales procedentes de la villa romana que existió en ese lugar. Pudo ser mandada construir por Sancho Manuel, siendo alcaide de Lorca, tras la victoria contra los musulmanes en el Cabezo de Velillas (1340). Estaba junto a una vía de servicio que unía el Camino Real de Vera con Lorca, a través de Cazalla.
La otra torre de la que han quedado restos es la situada en Esparragal, municipio de Puerto Lumbreras, junto al Camino Viejo del Puerto, llamada popularmente Torre Mora. Está elaborada con muros de mampostería reforzados en los ángulos por sillares de piedra. Los muros, la altura de la torre, que no excede de 4,50 metros, los arcos apuntados que compartimentan el interior, y la existencia de un tímido proyecto ornamental hacen suponer a los expertos que fue construida hacia la mitad del siglo XV como control del Camino Real de Vera, cuando la frontera en esta zona empieza a no tener tanta trascendencia.
Queda otra torre del periodo medieval cristiano, pero no está en el valle. Se trata de la de Torralba, situada en Torrealvilla. Desde la época romana, dados los recursos naturales de la zona, existió un núcleo de poblamiento de gran importancia en los siglos V-VII y posteriormente se ubicó una alquería almohade. A finales del siglo XIII esta zona se despobló y sólo quedó una torre para el control de los caminos procedentes de Aledo, Campo-Coy y Zarzadilla de Totana.
Las torres aisladas dispersas por el campo de Lorca formaban la primera línea defensiva de la ciudad, una ciudad fortificada que se basaba en una inexpugnabilidad de la alcazaba en la parte más alta, y una muralla principal que envolvía por completo la madina musulmana, y cuyo perímetro estaba reforzado por torreones rectangulares. La defensa se completaría en época islámica con una serie de torres situadas en algunos de los cerros de las inmediaciones.
De ese periodo la únicas torres de las que quedan restos son la Torrecilla, Torre de Mena y Chíchar. La primera, la más conocida, se encuentra sobre un pequeño cerro en las estribaciones de la sierra de la Peñarrubia, junto a la rambla que lleva el mismo nombre de la torre. La elección del lugar debió estar relacionada con el control del corredor que comunica el valle del Guadalentín con Nogalte. Su situación suponía un buen enlace con la alcazaba lorquina por medio de ahumadas y almenaras, aunque el sistema de comunicación tendría que ser a través de las torres del campo o los castillos de la sierra de la Almenara.
También permitía el control de la vía de acceso de la rambla, que comunica con la zona del Consejero por la rambla de los Diecisiete Arcos, en cuya proximidad estuvo la importante alquería de la Huerta del Nublo (siglos X al XIII) y el molino medieval de El Consejero. Esa comunicación por la rambla de la Torrecilla posibilitaba evitar el rodeo que supondría llegar a Lorca para dirigirse por el camino principal, junto al Guadalentín, hacia Puentes.
La torre es de forma cuadrangular y en la actualidad conserva tres cuerpos. El inferior es de tapial, sistema de construcción musulmán, y los otros dos de mampostería con argamasa de cal y piedras, prueba de dos momentos distintos en la historia de este torreón. La altura total en la época islámica se puede estimar, en base una fuente de 1347 aplicable a esta torre, de unos 12,60 metros. En un momento sin concretar del siglo XIV la arruinada torre islámica fue reconstruida para que cumpliera la misma misión de control y enlace.
El otro resto defensivo islámico es la Torre de Mena, en la pedanía de La Hoya. Es fácil de contemplar ya que se encuentra junto a la autovía del Mediterráneo y, precisamente, las obras de esta vía de comunicación obligó en 1991 a realizar unas excavaciones de urgencia. La torre es cuadrangular y en las caras orientadas al valle del Guadalentín se encontraron restos de dos plataformas en las que aparecieron materiales que permiten fijar su construcción en los primeros años del siglo XIII.
Los restos de la torre de Chíchar están situados en un punto estratégico y sirvió para vigilar el camino de Aledo, en cuyo municipio está en la actualidad, y Lorca. Además, podía controlar un nacimiento de agua al pie del cerro y el terreno de cultivo regado por esta fuente. Desde Chíchar no hay comunicación visual con las fortalezas de Lorca y Aledo, pero está bien comunicada con Torralba, desde donde se visualizan ambos castillos.
El libro 'Mussato Polihistor', de Gálvez Borgoñoz, publicado en 1734, incluye un listado de seis torres en el llano de la vega lorquina durante la época cristiana. La mayoría de esas torres están ilocalizadas, excepto tres de ellas. Son las del Obispo, Sancho Manuel y Esparragal. Lo que queda de la Torre del Obispo se encuentra en la diputación de Purias y pudo ser una torre de señales que mandó construir el obispo Pedro Peñaranda (1337-1351). El sistema constructivo es el heredado del tapial islámico con muros a base de mortero de cal y piedra. Del alzado primitivo sólo queda un metro. La función de esta torre cristiana fue el control del Camino Real de Vera y desde ella se avisaría del peligro de las cabalgadas nazaríes a la fortaleza de Lorca.
La Torre de Sancho Manuel, también llamada del Araillo, se localiza en la pedanía de Cazalla, campos que en época islámica estaban dedicados al cultivo de cereales y viñedos. Construida con el mismo sistema que la del Obispo, se reutilizaron materiales procedentes de la villa romana que existió en ese lugar. Pudo ser mandada construir por Sancho Manuel, siendo alcaide de Lorca, tras la victoria contra los musulmanes en el Cabezo de Velillas (1340). Estaba junto a una vía de servicio que unía el Camino Real de Vera con Lorca, a través de Cazalla.
La otra torre de la que han quedado restos es la situada en Esparragal, municipio de Puerto Lumbreras, junto al Camino Viejo del Puerto, llamada popularmente Torre Mora. Está elaborada con muros de mampostería reforzados en los ángulos por sillares de piedra. Los muros, la altura de la torre, que no excede de 4,50 metros, los arcos apuntados que compartimentan el interior, y la existencia de un tímido proyecto ornamental hacen suponer a los expertos que fue construida hacia la mitad del siglo XV como control del Camino Real de Vera, cuando la frontera en esta zona empieza a no tener tanta trascendencia.
Queda otra torre del periodo medieval cristiano, pero no está en el valle. Se trata de la de Torralba, situada en Torrealvilla. Desde la época romana, dados los recursos naturales de la zona, existió un núcleo de poblamiento de gran importancia en los siglos V-VII y posteriormente se ubicó una alquería almohade. A finales del siglo XIII esta zona se despobló y sólo quedó una torre para el control de los caminos procedentes de Aledo, Campo-Coy y Zarzadilla de Totana.
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