El barrio almohade podrá verse este año (Almería)
9/4/18 .- http://www.ideal.es/
El barrio almohade podrá verse este año (Almería)
Los restos del barrio medieval escondido bajo lo que fue la calle Fernández, a intramuros de la ciudad Califal , son únicos, según destaca una de las arqueólogas que participaron en el hallazgo
Ya falta menos. En unos meses, una parte de la Almería enterrada podrá ser contemplada y examinada su historia para que, en toda su amplitud, los almerienses entremos en contacto con el pasado y podamos ejercer de rescatadores de la memoria. Porque es eso sin duda lo que el barrio medieval, excavado en la falda de la Alcazaba, en el conocido como Mesón Gitano, tendrá que empezar a transmitirnos nueve siglos más tarde desde su construcción pues, aunque todavía no se ha datado al día, todo lleva a pensar que los restos de la treintena de viviendas de las que se tiene conocimiento constituyeron ese núcleo poblacional, en plena época almohade, son del siglo XII.prodaja stanova
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Como tantas veces ocurre, es la casualidad la que nos sitúa en el tiempo. Los restos del barrio medieval escondido bajo lo que fue la calle Fernández, a intramuros de la ciudad Califal , son únicos, según destaca una de las arqueólogas que participaron en el hallazgo. «Se trata de un conjunto arqueológico que nos descubre la trama urbana medieval de la época, entre mediados del siglo XII y el XIII», señala Belén Alemán para quien los 900 metros cuadrados excavados y que se han integrado en el proyecto del Mesón Gitano, son el ejemplo más palpable de una época que bien podría aportar un valor añadido al patrimonio histórico de la ciudad, todo un referente almohade en el Al-Andalus.
Los estudios realizados durante la excavación han permitido dibujar la trama urbana del barrio, compuesto por un conjunto de viviendas con patio central. Esas viviendas que formaban la Medina, eran parte de la ciudad que descendía hacia el mar.
Legado histórico
Además, como rasgo destacado, este ejemplo de urbanismo medieval convivía a la perfección con las casas cueva que también existían y que han sido una constante a lo largo de la historia de la zona. Los restos se encuentran en un notable estado de conservación y con su integración en el proyecto del Mesón Gitano, van a constituir todo un atractivo que exponer al público.
Para el arquitecto del proyecto del Mesón Gitano, Ramón de Torres, el descubrimiento del barrio medieval hará que el proyecto cultural tenga una mayor dimensión y que la zona se dote de un mayor valor ya que, si bien los usos del edificio que se había proyectado se van a mantener, el hallazgo ha posibilitado que los restos arqueológicos vayan a tener un espacio expositivo dentro del edificio «de manera que el propio edificio es el que se ha amoldado al yacimiento y está preparado para que puedan admirarse desde diferentes perspectivas».
La conservación del barrio, la posibilidad de poder contemplarlo de una forma similar a la que se utiliza en la Puerta del Mar -en el Parque- y la creación de una sala museo o de exposiciones en la que se mostrarán otros hallazgos que han aflorado durante la excavación, incrementan la importancia del patrimonio histórico que puede contemplarse en Almería, aumenta la oferta y permite ampliar el legado histórico visible de la ciudad, completando el atractivo cultural y creando nuevas expectativas turísticas en la ciudad.
Belén Alemán y el equipo de arqueólogos que han trabajado en la excavación, destaca la importancia del yacimiento «porque no hay ninguno como este que nos permita conocer como vivía la gente de esa época. En este sentido, se trata de un ejemplo único porque es cierto que conocemos como vivía el poder entonces, pero no cómo lo hacía la gente, las familias sin poder. Vivían en torno a un patio central, en casa recogida con ventanas al interior. Las casas eran sencillas, con capiteles pequeños, nada monumentales, con útiles de cocina de almacenaje». En ello coincide también el arquitecto que proyectó la obra civil del Mesón Gitano.
Ramón de Torres explica que el proyecto había sido polémico por la aparición de «gente que medra sin saber ni siquiera cómo era y se empezó a hablar de la altura del edificio y que si tapaba, cuando en realidad es más bajo que los que había antes y falta la segunda fase, ya que va cubierto con vegetación natural. Pero es que además criticaron hasta la propia excavación y ahora está a flote uno de los tesoros que Almería guardaba escondido». Para el técnico «tenemos un edificio abstracto como el propio yacimiento».
Conservación
A ninguno de los expertos relacionados con el hallazgo y la excavación les sorprende el buen estado de conservación en el que se encuentra el barrio que ha aflorado y eso que la zona estaba muy deteriorada y la propia calle Fernández soportaba casi medio siglo de abandono.
Precisamente ese abandono ha sido el que ha 'protegido' lo que había debajo de las viviendas que se eliminaron y lo que ha permitido poder contar además con una docena de casas con más entidad, con patios de hasta 30 metros cuadrados de los siglos XII y XIII «y posiblemente de un poco antes» y que se han conservado gracias a un proceso lentísimo de degradación por a estar en la ladera de la Alcazaba. «Todo lo que ha podido caer por la ladera lo ha protegido durante todo este tiempo».
Los almohades -«los que reconocen la unidad de Dios» -fueron una dinastía bereber que dominó el Norte de África y el Sur de la Península Ibérica desde 1147 a 1269. A Almería llegaron diez años después de cruzar el estrecho, logran el control de la ciudad tras someterla a un asedio cuando Almería estaba bajo protección de las tropas castellanas de Alfonso VII.
Los almohades consideraban a Almería como punto clave por su situación entre el enlace oriental y el occidental de al-Ándalus y al hacerse con ella pusieron en marcha un proceso de transformación urbana.
Gracias a las excavaciones en numerosos espacios domésticos en los barrios de la Almería musulmana se conoce la planimetría de casas almorávides con grandes patios centrales. Numerosas han sido también las excavaciones en la almedina y en el barrio de la Musalla donde han aparecido decoraciones con estucos pintados en rojo, en ocre o en blanco, formando zócalos decorativos. También se ha documentado la remodelación almohade, que sigue el mismo trazado de las calles y compartimenta más las habitaciones interiores.
La excavación arqueológica de la falda de la Alcazaba se presenta ahora como un reto para reafirmar el periodo almohade y plantearse el reto de estudiarlo a fondo ya que puede ser todo un ejemplo diferenciador de la presencia árabe.
Los restos del barrio medieval escondido bajo lo que fue la calle Fernández, a intramuros de la ciudad Califal , son únicos, según destaca una de las arqueólogas que participaron en el hallazgo
Ya falta menos. En unos meses, una parte de la Almería enterrada podrá ser contemplada y examinada su historia para que, en toda su amplitud, los almerienses entremos en contacto con el pasado y podamos ejercer de rescatadores de la memoria. Porque es eso sin duda lo que el barrio medieval, excavado en la falda de la Alcazaba, en el conocido como Mesón Gitano, tendrá que empezar a transmitirnos nueve siglos más tarde desde su construcción pues, aunque todavía no se ha datado al día, todo lleva a pensar que los restos de la treintena de viviendas de las que se tiene conocimiento constituyeron ese núcleo poblacional, en plena época almohade, son del siglo XII.prodaja stanova
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Como tantas veces ocurre, es la casualidad la que nos sitúa en el tiempo. Los restos del barrio medieval escondido bajo lo que fue la calle Fernández, a intramuros de la ciudad Califal , son únicos, según destaca una de las arqueólogas que participaron en el hallazgo. «Se trata de un conjunto arqueológico que nos descubre la trama urbana medieval de la época, entre mediados del siglo XII y el XIII», señala Belén Alemán para quien los 900 metros cuadrados excavados y que se han integrado en el proyecto del Mesón Gitano, son el ejemplo más palpable de una época que bien podría aportar un valor añadido al patrimonio histórico de la ciudad, todo un referente almohade en el Al-Andalus.
Los estudios realizados durante la excavación han permitido dibujar la trama urbana del barrio, compuesto por un conjunto de viviendas con patio central. Esas viviendas que formaban la Medina, eran parte de la ciudad que descendía hacia el mar.
Legado histórico
Además, como rasgo destacado, este ejemplo de urbanismo medieval convivía a la perfección con las casas cueva que también existían y que han sido una constante a lo largo de la historia de la zona. Los restos se encuentran en un notable estado de conservación y con su integración en el proyecto del Mesón Gitano, van a constituir todo un atractivo que exponer al público.
Para el arquitecto del proyecto del Mesón Gitano, Ramón de Torres, el descubrimiento del barrio medieval hará que el proyecto cultural tenga una mayor dimensión y que la zona se dote de un mayor valor ya que, si bien los usos del edificio que se había proyectado se van a mantener, el hallazgo ha posibilitado que los restos arqueológicos vayan a tener un espacio expositivo dentro del edificio «de manera que el propio edificio es el que se ha amoldado al yacimiento y está preparado para que puedan admirarse desde diferentes perspectivas».
La conservación del barrio, la posibilidad de poder contemplarlo de una forma similar a la que se utiliza en la Puerta del Mar -en el Parque- y la creación de una sala museo o de exposiciones en la que se mostrarán otros hallazgos que han aflorado durante la excavación, incrementan la importancia del patrimonio histórico que puede contemplarse en Almería, aumenta la oferta y permite ampliar el legado histórico visible de la ciudad, completando el atractivo cultural y creando nuevas expectativas turísticas en la ciudad.
Belén Alemán y el equipo de arqueólogos que han trabajado en la excavación, destaca la importancia del yacimiento «porque no hay ninguno como este que nos permita conocer como vivía la gente de esa época. En este sentido, se trata de un ejemplo único porque es cierto que conocemos como vivía el poder entonces, pero no cómo lo hacía la gente, las familias sin poder. Vivían en torno a un patio central, en casa recogida con ventanas al interior. Las casas eran sencillas, con capiteles pequeños, nada monumentales, con útiles de cocina de almacenaje». En ello coincide también el arquitecto que proyectó la obra civil del Mesón Gitano.
Ramón de Torres explica que el proyecto había sido polémico por la aparición de «gente que medra sin saber ni siquiera cómo era y se empezó a hablar de la altura del edificio y que si tapaba, cuando en realidad es más bajo que los que había antes y falta la segunda fase, ya que va cubierto con vegetación natural. Pero es que además criticaron hasta la propia excavación y ahora está a flote uno de los tesoros que Almería guardaba escondido». Para el técnico «tenemos un edificio abstracto como el propio yacimiento».
Conservación
A ninguno de los expertos relacionados con el hallazgo y la excavación les sorprende el buen estado de conservación en el que se encuentra el barrio que ha aflorado y eso que la zona estaba muy deteriorada y la propia calle Fernández soportaba casi medio siglo de abandono.
Precisamente ese abandono ha sido el que ha 'protegido' lo que había debajo de las viviendas que se eliminaron y lo que ha permitido poder contar además con una docena de casas con más entidad, con patios de hasta 30 metros cuadrados de los siglos XII y XIII «y posiblemente de un poco antes» y que se han conservado gracias a un proceso lentísimo de degradación por a estar en la ladera de la Alcazaba. «Todo lo que ha podido caer por la ladera lo ha protegido durante todo este tiempo».
Los almohades -«los que reconocen la unidad de Dios» -fueron una dinastía bereber que dominó el Norte de África y el Sur de la Península Ibérica desde 1147 a 1269. A Almería llegaron diez años después de cruzar el estrecho, logran el control de la ciudad tras someterla a un asedio cuando Almería estaba bajo protección de las tropas castellanas de Alfonso VII.
Los almohades consideraban a Almería como punto clave por su situación entre el enlace oriental y el occidental de al-Ándalus y al hacerse con ella pusieron en marcha un proceso de transformación urbana.
Gracias a las excavaciones en numerosos espacios domésticos en los barrios de la Almería musulmana se conoce la planimetría de casas almorávides con grandes patios centrales. Numerosas han sido también las excavaciones en la almedina y en el barrio de la Musalla donde han aparecido decoraciones con estucos pintados en rojo, en ocre o en blanco, formando zócalos decorativos. También se ha documentado la remodelación almohade, que sigue el mismo trazado de las calles y compartimenta más las habitaciones interiores.
La excavación arqueológica de la falda de la Alcazaba se presenta ahora como un reto para reafirmar el periodo almohade y plantearse el reto de estudiarlo a fondo ya que puede ser todo un ejemplo diferenciador de la presencia árabe.
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