Un libro recrea la Murcia que tocó el corazón a Alfonso X

6/12/16 .- http://www.laverdad.es/murcia/

Un libro recrea la Murcia que tocó el corazón a Alfonso X

Los arqueólogos Julio Navarro y Pedro Jiménez, miembros de la Escuela de Estudios Árabes del CSIC, hacen un homenaje a las fuentes históricas


A lo largo de este año se ha conmemorado el 750 aniversario de la concesión del privilegio real por el que se creó el Concejo de Murcia. Por unos instantes imagínense en el año 1266. Ya avanzado el siglo XIII. ¿Qué ciudad se encontró Alfonso X? A esta pregunta da respuesta un libro que firman a la limón dos de los mayores expertos de Europa en arqueología islámica, los arqueólogos murcianos Julio Navarro Palazón y Pedro Jiménez, hoy al servicio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) como parte del equipo de la Escuela de Estudios Árabes de Granada. «Lo que encuentra es una gran madina musulmana que, sin duda, le ganó el corazón. Hasta el punto de que cuando muere quiere que sus entrañas reposen entre nosotros. Eso es un testimonio de una historia de amor de un lugar que le llegó al alma, que tuvo que ser bellísimo, profundamente oriental y con todos los encantos de una ciudad medieval», aprecia Navarro, que ayer presentó en el Palacio Almudí 'Murcia, la ciudad andalusí que contempló Alfonso X', editado por Salzillo Tea & Coffee. La empresa ha lanzado un café especial con el que rememora dichos fastos.

Esa ciudad, que en el siglo XII formaba parte del imperio almohade, cuya capital estaba en Marrakech y que después, durante 25 años, estaría bajo la tutela del caudillo Ibn Mardanish, fue entregada al infante Alfonso, en 1243, mediante un pacto de vasallaje. «Él como infante firma el Tratado de Alcaraz, que es la capitulación, y él se titulará Rey de Murcia. Esa ciudad, a lo largo de los siglos y muy transformada es la heredera actual de aquel pasado esplendoroso. Merece la pena que recuperemos la memoria desde la investigación histórica para que esa vivencia e impresión que tuvo el rey permanezca como un conocimiento preciso».

Navarro y Jiménez recuerdan que gracias a ese pacto la medina y el arrabal del Arrixaca pudieron permanecer en manos de los musulmanes. Parte de esa ciudad extramuros quedó en 2009 a la vista de los murcianos gracias a la excavación del jardín de San Esteban, donde se pretendía construir un aparcamiento subterráneo de cinco plantas y 1.816 plazas. «Lo que salió ahí es excepcional porque nunca se había hecho una excavación de esas dimensiones, y tener una panorámica de ese barrio, con esas características de conjunto, yo cuando lo vi me sorprendió. Nunca se hizo un estudio a fondo de la viabilidad de ese tipo de ruinas, y de las condiciones de esos materiales y su conservación futura. Las decisiones sobre San Esteban se han tomado más desde la óptica política que fruto de la reflexión concienzuda seria».

Como otras ciudades de Al-Andalus, la Murcia de entonces tenía su alcazaba, espacio fortificado que albergaba al gobernante, y a la corte (tropas y aparato administrativo), en una posición periférica, cercada por la muralla, como si fuera una ciudad autónoma, pero conectada con la medina islámica por una puerta. Disponía de varios recintos, en el entorno de la aljama o mezquita mayor, donde después se alzaría la Catedral con la conquista cristiana, y contaba con 50 tahúllas de cultivo, en el actual barrio de San Juan.

Zocos, baños y 20 mezquitas

Aquel lugar del que se enamoró el infante Alfonso tenía «repartos residenciales, zocos, alcaicería, alhóndigas, instalaciones artesanales, baños públicos, espacios funerarios, mezquitas de barrio -20- y un intrincado, pero también jerarquizado, callejero». Las sólidas defensas de la Murcia islámica han sido mencionadas por geógrafos árabes y citadas luego en textos bajomedievales y modernos -este libro, de hecho, es un homenaje a todas las fuentes históricas-. Se levantaron poco después del año 825, cuando se funda Murcia. Los zocos no presentaban gran originalidad. Pero tras la conquista alrededor de la mezquita mayor había 148 tiendas y 136 en el entorno de San Pedro. Las arterias principales tenían, en teoría, una anchura de siete codos -el espacio que ocupaban dos animales cargados con fardos a cada lado-, y el principal eje era el que conectaba la Puerta de Orihuela con la calle Vidrieros. En Murcia se han podido excavar más de 200 casas de esta época y numerosos solares con enterramientos.

Pese a todo, según Navarro, lo que sabemos son «grandes pinceladas».

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