Alicante: El patrimonio histórico de la ciudad, clave para crear su modelo turístico

Alicante: El patrimonio histórico de la ciudad, clave para crear su modelo turístico

El doctor en Patrimonio Histórico y Arqueológico por la UA Pablo Rosser, afirmó ayer que «ojalá Alicante fuera una ciudad turística», una valoración que justifica en el hecho de que «el sol sale todos los días sin que haya que hacer nada»

Existe la creencia arraigada entre los alicantinos de que su ciudad no conserva patrimonio histórico y arqueológico alguno, que todo fue destruido, y que, por lo tanto, lo mejor que se puede ofrecer al turismo es el tradicional sol y playa. Pero esta ventaja que da la naturaleza se convierte en un lastre cuando se comprueba que dicha convicción es falsa.

Ésta es, al menos, la opinión del doctor en Patrimonio Histórico y Arqueológico por la UA Pablo Rosser, quien afirma que «el clima envidiable de Alicante es una bendición y, al mismo tiempo, un cáncer». Por ello, afirmó ayer que «ojalá Alicante fuera una ciudad turística», una valoración que justifica en el hecho de que «el sol sale todos los días sin que haya que hacer nada y, por ello, los alicantinos tienden a pensar que no hay que hacer nada para ser turísticos», obviando así la planificación y la creación de estrategias necesarias para explotar este modelo productivo.

Según Rosser, esto provoca que el turismo que recibe la ciudad no sea «de calidad», ni se haya conseguido desestacionalizar o hacer permanente, es decir, que el visitante repita destino, algo que podría cambiar si se apostara por poner en valor el patrimonio histórico de Alicante, que al contrario de lo que se piensa, existe y es numeroso. De esta manera, incidió en que «en Alicante hay posibilidades espectaculares, pero adolece de una crisis de definición importantísima que, sin embargo, no se debe a la falta de recursos», sino a que «nunca o casi nunca» se ha marcado una estrategia y una planificación a seguir.

Si bien es cierto que la concepción histórica de Alicante como ciudad frontera y militar hizo que gran parte del patrimonio urbano se perdiera, desde elementos medievales hasta góticos, pasando por los restos de las seis murallas que llegó a tener. Sin embargo, la arqueología urbana permite recuperar parte de estos elementos que podrían utilizarse como reclamo turístico.