Excavaciones arqueológicas en el Castillo de Blanca (Murcia)
19/12/05
Después de las excavaciones llevadas a cabo en 2004 continúa el proyecto en el castillo de Blanca durante el 2005.
Año de intervención: 2005.
Periodo de intervención: septiembre 2005.
Tipo de Intervención: Excavación. Clase de Intervención: sistemática.
Director de la intervención: Johnny De Meulemeester y Jorge A. Eiroa Rodríguez. Arqueólogos.
Tipo de Intervención: Excavación. Clase de Intervención: sistemática.
Director de la intervención: Johnny De Meulemeester y Jorge A. Eiroa Rodríguez. Arqueólogos.
El proyecto de estudio arqueológico del castillo de Blanca se enmarca en un proyecto más amplio de colaboración entre las universidades de Gante (Bélgica) y Murcia (España) a las que pertenecen los dos directores, Johnny De Meulemeester y Jorge A. Eiroa Rodríguez. Con el objeto de analizar las estructuras que conforman el castillo de Blanca y de estudiar una estructura cuadrangular situada en un pequeño cerro a unos 45 metros en dirección este del complejo, se desarrollaron los
trabajos arqueológicos de campo, con una I campaña en septiembre y octubre de 2004. Posteriormente, ante los interesantes resultados obtenidos, se retomaron los trabajos con una II campaña en septiembre de 2005. En ambos casos se contó con un equipo de estudiantes y profesores de ambas instituciones con el que colaboraron distintos profesionales belgas y españoles. Los gastos presupuestarios fueron asumidos por el Ministère de la Région Wallonne (Bélgica), con la colaboración del Ayuntamiento de Blanca y la Universidad de Murcia. En la II campaña también participó un equipo de estudiantes y profesionales del Trinity College de Dublín.
Con respecto al castillo de Blanca, un análisis pormenorizado de las estructuras parece revelar que, pese a sus distintas peculiaridades constructivas y estructurales, se trata de una fortificación en su mayor parte islámica, posteriormente reforzada con materiales y técnicas constructivas de peor calidad en un momento bajomedieval tardío, quizás en relación con las actuaciones bélicas desarrolladas en el sector a mediados del siglo XV. El análisis de la planimetría arqueológica que se viene realizando en la Direction Génerale de l’Aménagement du Territoire, du Logement et du Patrimoine de la Región Wallonne, en una fase inicial, así parece confirmarlo y hacia la misma dirección parecen encaminarse las dataciones absolutas realizadas a distintos fragmentos de las agujas de los cajones del principal paño de muralla conservado.
Con respecto a la estructura que fue objeto de la excavación arqueológica, la primera conclusión relevante es su identificación con una torre y la confirmación de su adscripción al período medieval, dato a todas luces importante si se tiene en cuenta que esta estructura no había sido anteriormente catalogada. Se trata de una estructura de forma aproximadamente cuadrangular, con lados cuya longitud oscila entre los 5,00 y los 5,60 cm, realizada en un compacto tapial hormigonado de cal y canto. Esta estructura estaría posiblemente rodeada por un muro perimetral, documentado en el sector norte del exterior de la torre, a unos 2 m de distancia, y excavado en el sector sur, a unos 4 m de distancia; un muro que, a juzgar por los datos arqueológicos obtenidos, habría sido recrecido y reforzado en una segunda fase con un mortero de cal rosáceo de peor calidad al empleado en la obra original. El estudio arqueológico ha permitido documentar en la torre los característicos refuerzos en las esquinas y un lógico engrosamiento de cada uno de los tramos de muro en su zona más baja que posiblemente delimita el nivel de un suelo original, no conservado en consonancia con la pobreza de materiales que evidencia toda la estructura. Asimismo, distintos datos estratigráficos permiten constatar la existencia de una nivelación artificial del espacio existente entre la torre y la estructura perimetral que parece rodearla; en este sentido, la presencia de algunos fragmentos de cerámica significativa en dos de las unidades estratigráficas identificadas como nivelaciones de este tipo, permite establecer una cronología aproximada, entre mediados del siglo XII y mediados del siglo XIII, para la realización de esta obra.
Si bien el emplazamiento de la torre frente al castillo y sobre él, en un segundo término con respecto al estrangulamiento del río, plantea dudas con respecto a su funcionalidad, todo parece indicar que esta torre debe identificarse con una torre defensiva vinculada al hábitat desarrollado a sus pies, posiblemente anterior a la construcción del castillo actualmente conservado y, a juzgar por la escasa presencia de materiales cerámicos y por la vinculación de éstos a series cerámicas de vajilla de almacenamiento y transporte, sin hábitat permanente y en relación con las tareas de refugio y de vigía y control del territorio circundante, en conexión visual con los terrenos de regadío próximos al río y con otros emplazamientos contemporáneos significativos del entorno, como el granero fortificado del Cabezo de la Cobertera.
El estudio arqueológico del castillo de Blanca se enmarca en un proyecto de investigación más amplio en torno al poblamiento del valle de Ricote, que ha conllevado la prospección sistemática de superficie del castillo de Ricote y su entorno a lo largo de la última campaña de 2005 y que posiblemente en 2006 se ampliará con el análisis de dos espacios de regadío concreto y el estudio de las estructuras emergentes de otro yacimiento arqueológico del entorno. De forma paralela, se está analizando toda la documentación escrita de la Orden de Santiago relativa al valle de Ricote, un espacio único en el que se han fosilizado de manera excepcional las estructuras de poblamiento islámicas.
reloj de oro hombre
trabajos arqueológicos de campo, con una I campaña en septiembre y octubre de 2004. Posteriormente, ante los interesantes resultados obtenidos, se retomaron los trabajos con una II campaña en septiembre de 2005. En ambos casos se contó con un equipo de estudiantes y profesores de ambas instituciones con el que colaboraron distintos profesionales belgas y españoles. Los gastos presupuestarios fueron asumidos por el Ministère de la Région Wallonne (Bélgica), con la colaboración del Ayuntamiento de Blanca y la Universidad de Murcia. En la II campaña también participó un equipo de estudiantes y profesionales del Trinity College de Dublín.
Con respecto al castillo de Blanca, un análisis pormenorizado de las estructuras parece revelar que, pese a sus distintas peculiaridades constructivas y estructurales, se trata de una fortificación en su mayor parte islámica, posteriormente reforzada con materiales y técnicas constructivas de peor calidad en un momento bajomedieval tardío, quizás en relación con las actuaciones bélicas desarrolladas en el sector a mediados del siglo XV. El análisis de la planimetría arqueológica que se viene realizando en la Direction Génerale de l’Aménagement du Territoire, du Logement et du Patrimoine de la Región Wallonne, en una fase inicial, así parece confirmarlo y hacia la misma dirección parecen encaminarse las dataciones absolutas realizadas a distintos fragmentos de las agujas de los cajones del principal paño de muralla conservado.
Con respecto a la estructura que fue objeto de la excavación arqueológica, la primera conclusión relevante es su identificación con una torre y la confirmación de su adscripción al período medieval, dato a todas luces importante si se tiene en cuenta que esta estructura no había sido anteriormente catalogada. Se trata de una estructura de forma aproximadamente cuadrangular, con lados cuya longitud oscila entre los 5,00 y los 5,60 cm, realizada en un compacto tapial hormigonado de cal y canto. Esta estructura estaría posiblemente rodeada por un muro perimetral, documentado en el sector norte del exterior de la torre, a unos 2 m de distancia, y excavado en el sector sur, a unos 4 m de distancia; un muro que, a juzgar por los datos arqueológicos obtenidos, habría sido recrecido y reforzado en una segunda fase con un mortero de cal rosáceo de peor calidad al empleado en la obra original. El estudio arqueológico ha permitido documentar en la torre los característicos refuerzos en las esquinas y un lógico engrosamiento de cada uno de los tramos de muro en su zona más baja que posiblemente delimita el nivel de un suelo original, no conservado en consonancia con la pobreza de materiales que evidencia toda la estructura. Asimismo, distintos datos estratigráficos permiten constatar la existencia de una nivelación artificial del espacio existente entre la torre y la estructura perimetral que parece rodearla; en este sentido, la presencia de algunos fragmentos de cerámica significativa en dos de las unidades estratigráficas identificadas como nivelaciones de este tipo, permite establecer una cronología aproximada, entre mediados del siglo XII y mediados del siglo XIII, para la realización de esta obra.
Si bien el emplazamiento de la torre frente al castillo y sobre él, en un segundo término con respecto al estrangulamiento del río, plantea dudas con respecto a su funcionalidad, todo parece indicar que esta torre debe identificarse con una torre defensiva vinculada al hábitat desarrollado a sus pies, posiblemente anterior a la construcción del castillo actualmente conservado y, a juzgar por la escasa presencia de materiales cerámicos y por la vinculación de éstos a series cerámicas de vajilla de almacenamiento y transporte, sin hábitat permanente y en relación con las tareas de refugio y de vigía y control del territorio circundante, en conexión visual con los terrenos de regadío próximos al río y con otros emplazamientos contemporáneos significativos del entorno, como el granero fortificado del Cabezo de la Cobertera.
El estudio arqueológico del castillo de Blanca se enmarca en un proyecto de investigación más amplio en torno al poblamiento del valle de Ricote, que ha conllevado la prospección sistemática de superficie del castillo de Ricote y su entorno a lo largo de la última campaña de 2005 y que posiblemente en 2006 se ampliará con el análisis de dos espacios de regadío concreto y el estudio de las estructuras emergentes de otro yacimiento arqueológico del entorno. De forma paralela, se está analizando toda la documentación escrita de la Orden de Santiago relativa al valle de Ricote, un espacio único en el que se han fosilizado de manera excepcional las estructuras de poblamiento islámicas.
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