Memoria final de la intervención arqueológica en la calle Real de Cartuja nº 32-34 (Granada)

Por José Cristobal CARVAJAL LÓPEZ. Arqueólogo, investigador del Grupo de Investigación
11/4/07

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MEMORIA FINAL DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA CALLE REAL DE CARTUJA Nº 32-34 MANZANA 69-60-6. GRANADA

Introducción (causas de la actividad y objetivos)

Con motivo de la ejecución de un proyecto de construcción de dos edificios de viviendas, local y garaje común situado en C/ Real de Cartuja, nº 32-34 se supeditó la ejecución del mismo a la realización de intervención arqueológica previa que evaluase la existencia de restos arqueológicos.

El promotor de la obra fue D. José Jaldo Jiménez, que se puso en contacto con el arqueólogo D. José Cristóbal Carvajal López para la realización de dicha fake watches intervención. El solar se localiza en el nº 32-34 de la calle Real de Cartuja. Como veremos más adelante, dicha zona se sitúa en el ámbito de la necrópolis de Sahl ben Malik, como así se ha constatado arqueológicamente.

El proyecto de construcción plantea la necesidad de realización de garajes por lo que será necesario el rebaje en el subsuelo, con lo que la afectación de los niveles arqueológicos es evidente.

El solar en cuestión ocupa una superficie aproximada de 594 metros cuadrados, divididos en dos mitades casi equivalentes en superficie, identificadas como sector A y B. El sector A se sitúa a nivel de la actual Calle Real de Cartuja, mientras que el sector B, se encuentra a una cota de + 3,50 metros aproximadamente, de la cota o de la calle. Esto es debido a que ocupa una zona de ladera donde la construcción anterior se ha realizado mediante el aterrazamiento artificial de la misma en dos niveles.

Sin embargo la pendiente originaria debería ser mayor ya, que entre la calle Real de Cartuja y la calle Alta de Cartuja, ésta última límite superior del solar, la diferencia de cota es de 7,45 metros, lo que da idea de lo escarpado de la zona



Contexto histórico

La calle Real de Cartuja se localiza en lo que hasta hace relativamente poco tiempo era parte de la periferia urbana de Granada. Granada ha ido creciendo desde la colina del Albaicín hacia el llano del Darro, sobre las terrazas cuaternarias, progresando en dirección este hacia el Genil, y limitando su avance occidental por la necrópolis extramuros de Sahl b. Malik, que es donde hay que insertar nuestra actuación.

La relación entre los diferentes espacios urbanos viene marcada por el eje del río Darro, que los divide. Los puentes entre una y otra orilla marcan el progresivo desarrollo de la ciudad hacia el este. Sin embargo, ya en el siglo XI y sobre todo en el XIV, el área de la orilla derecha del Darro adquirió un verdadero protagonismo como centro de la ciudad. No lo perdió en siglos sucesivos, aunque se expandió hacia el norte (área de Plaza Nueva) y hacia el sur (Bibrambla).

La ocupación de la zona más próxima a la vega holocénica es una opción que se desarrolló plenamente a partir del siglo XVI (creación del barrio de la Magdalena, pérdida de su carácter de huertas del área de Jaragüí). Sólo algunas líneas maestras de la trama urbana de época islámica y su infraestructura hidráulica, con grandes modificaciones, quedan como testigos del pasado del centro de la ciudad.

Por otra parte, la Puerta Elvira continuó siendo el espacio de comunicación con la Vega y posteriormente al siglo XV comenzó a articular nuevas áreas (Barrio de San Lázaro, San Jerónimo, Hospital Real, etc.).

El espacio periurbano de la Puerta de Elvira viene marcado por la existencia de la necrópolis, existente desde fechas relativamente tempranas. El cementerio tiene la característica de estar bien documentado. Se data entre el siglo XI, aunque su formalización comienza a partir del siglo XII, alcanzando su máximo desarrollo en época nazarí.

Las excavaciones de urgencia llevadas a cabo en la zona del Triunfo y Real de Cartuja han mostrado de forma clara que es difícil que este cementerio existiese como tal antes del siglo XI. La cerámica documentada no ofrece cronologías anteriores a este periodo. Parece ser que en el área más próxima a la Puerta de Elvira se localiza el núcleo originario, mientras que si se avanza hacia el N y O, se alcanza la ocupación más tardía. Así, las excavaciones (numerosas) realizadas en el entorno de la calle Real de Cartuja y Ancha de Capuchinos, muestran una expansión de la necrópolis más tardía, ya en época nazarí, ocupando zonas incluso de difícil acceso, zonas de ladera, como en la que se ubica el solar que nos ocupa.

Tras la conquista castellana, la zona no fue ocupada por la trama urbana hasta momentos relativamente tardíos (siglos XVII y XVIII), aunque dos construcciones de gran importancia establecerán la impronta castellana y el inicio de la ocupación. La primera será el Hospital Real, fundación de los Reyes Católicos, muy próximo a la Puerta de Elvira, y en un espacio predominante sobre la necrópolis islámica, y el Monasterio de la Cartuja, que, aunque muy alejado, marcará el otro extremo del eje entre ambos, precisamente la calle Real de Cartuja, que será la que marque la organización de la trama urbana en esta zona. Trama que, por otra parte obedece al esquema de reticulado propio de la organización de la zonas de nueva ocupación castellana.

Objetivos

El objetivo fundamental, tal y como se señalaba y se anunciaba en el título del proyecto, era la investigación arqueológica en el solar sito en la calle Real de Cartuja, manzana 69-60-6 que pudiera aportar datos para conocer la evolución de la zona en cuestión, ocupada por la necrópolis islámica de Sahl Ben Malik, y la evaluación de los niveles arqueológicos que podrían verse afectados por la ejecución de dicho proyecto.

El desarrollo de esta intervención, junto a los resultados de las anteriormente llevadas a cabo, aporta importante información acerca de la evolución de la ciudad de Granada, en concreto de esta zona de gran relevancia no sólo en época islámica, sino también poco después, con las transformaciones castellanas, marcadas en sus inicios por la construcción del Hospital Real y el monasterio de La Cartuja.

Objetivos generales:

- Aportar datos para el conocimiento del proceso evolutivo de la zona.
- Insertar esta información en el análisis histórico-arqueológico de la ciudad de Granada.

EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA
Metodología

Por lo que se refiere a esta fase era fundamental la realización de excavación arqueológica con el método estratigráfico. Se han realizado un total de cuatro sondeos arqueológicos, uno en el sector A (sondeo A) y tres en el sector B (sondeos B, C y D). Las dimensiones de los dos sondeos planteados en principio eran de 12 m x 8 m, aunque en el caso del sondeo B hubo que replantearse estas medidas; la razón era que, tras la limpieza superficial efectuada, parte del aterrazamiento se vino abajo, reduciendo la extensión de la plataforma superior; así, pues, B se inició con unas medidas de 8 m x 3 m, aunque las posteriores ampliaciones (llegando al límite del aterrazamiento al E y al O) lo dejarían con un tamaño de unos 12 m x 6 m aproximadamente. Se dejó una distancia perimetral de seguridad de unos 2 m (de nuevo alterada en el caso de B por la emergencia de roca madre al N del sondeo, con lo que se dejó 1 m al S y mucho más espacio al N, donde se ubicó el sondeo C) y un testigo entre ambos de unos 4 metros, coincidente con la parata de separación. Posteriormente se añadieron los sondeos C y D, ambos en la plataforma superior (sector B) y cuyo objetivo era el de confirmar lo que los indicios hacían suponer: la emergencia casi a nivel superficial de la roca madre al N y NE del sondeo B. El sondeo C se trazó a 1 m al N del sondeo B, con unas dimensiones de 4,35 m x 2,5 m, mientras que el sondeo D se excavó a 1,5 m al E del C, con unas dimensiones de 3 m x 2 m. En el primer caso no se alcanzó más profundidad que unos 20 cm, y en el segundo de unos 40, todo relleno de materiales contemporáneos.

En el control durante el proceso de excavación se utilizó como norma básica el concepto de unidad estratigráfica. Estas unidades se establecen normalmente por criterios que dependen de las características físicas de los depósitos y de la construcción. Para ello es imprescindible la aplicación de las leyes estratigráficas formuladas por Harris (1), de sobra conocidas por los arqueólogos y que no consideramos necesario detallar ahora.

La representación de las relaciones estratigráficas se trasladó gráficamente a la denominada matrix Harris, que permitía la recogida de datos en el campo, en el momento mismo de la excavación y que con posterioridad se podrá reinterpretar con el complemento de otros datos que han ido recogiéndose durante el proceso de excavación (plantas, secciones, fotografías, etc).

La ejecución de sondeos arqueológicos tiene una aplicación en el trabajo arqueológico cuando no es posible hacer una excavación en extensión, como sucede en el medio urbano actual, en donde sólo cabe hablar de pequeñas intervenciones mediatizadas por los solares en que se puede intervenir. Si se sitúan correctamente, pueden suministrar suficiente información sobre la estratigrafía de un yacimiento y sobre su profundidad, como ha señalado Carandini: «I piccoli saggi possono dare utili indicazioni sulla potenzialità stratigrafica di un insediamento e sulla profundità della sua stratificazione... Per quanto riguarda la città, essi possono dare informazioni sulla regolarità dell’impianto, sulle diverse fasi dell’urbanizzazione, sui limiti massimi raggiunti dall’insediamento urbano, sulle fortificazioni, sulle necropoli, sui quartieri suburbani, sulla centuriazione e sugli insediamenti rurali...»(2).

Es necesario proceder estratigráficamente, nunca por alzadas, salvo en casos de extrema necesidad. Los estratos se distinguen por su coloración, textura y composición, siendo un todo que les hace ser distintos unos de otros. En realidad, la interrelación que presentan los elementos que los forman es muy fuerte, de manera que cada uno de ellos aporta características a los otros y reúne las de los demás. Así pues, la composición, por ejemplo, determina la coloración y la textura, a la vez que aquélla tiene expresión por éstas.

En cualquier caso, la composición de los estratos significa la posibilidad de una datación, ya que los objetos que hay en cada estrato permiten obtener la cronología absoluta de él. Otro aspecto importante en cuanto a la conformación del estrato es, evidentemente, su volumen y, en cierto modo, su forma o superficie, que nos hablan de su formación.

El orden en que se relacionan los estratos está asimismo determinado por relaciones físicas que pueden ser reducidas, de manera simple, a relaciones relativas en el tiempo. De ahí que se establezcan unas normas que se reducen a dos grandes apartados que rigen todas las relaciones entre los estratos: relaciones de contemporaneidad («igual a» y «se liga a») y de sucesión en el tiempo («cubre/cubierto por», «se apoya en/se le apoya», «corta a/cortado por» y «rellena a/es rellenado por»).

Los estratos se excavan de la manera ya mencionada, pero es necesario tener en cuenta la existencia de interfacies, que son verticales y horizontales. En la excavación de las fosas se debe de proceder como en los casos normales, con su propia estratigrafía, que no es similar a la de los niveles que la rodean. En todo caso, se deben de correlacionar entre sí.

Aunque la estratigrafía sea simple no es aconsejable intervenir por principio en un área demasiado extensa. Así, podremos controlar de manera rigurosa todas las unidades estratigráficas. Las ventajas de este sistema se derivan del hecho de que al excavar los estratos se va registrando uno a uno en la sección acumulativa. De esta forma se pueden correlacionar directamente los hechos estratigráficos registrados en la sección y en las plantas. Su utilización permite que los estratos se excaven siguiendo sus contornos y su forma natural.

Las zona de excavación ha sido lo más extensa posible y abarca toda el área afectada por la nueva construcción, con lo que se pretende tener un conocimiento lo más amplio posible del mismo, no sólo cronológicamente, sino también desde el punto de vista espacial.

Para la documentación de las unidades estratigráficas (construidas y no construidas) se utilizaron una serie de fichas de campo en donde se atendió a la identificación y localización de las mismas, su delimitación y su relación física o estratigráfica con otras unidades, la descripción de los depósitos y su interpretación. De esta manera se reconstruyó la secuencia estratigráfica y una vez examinados los materiales que contenía, se hizo una primera datación.

La aplicación del método diferencia la cronología y periodización de los elementos estratigráficos que componen las estructuras y que son resultado de una adicción histórica que ha deparado su estado actual. El análisis estratigráfico también analiza los procesos destructivos y constructivos que sufrieron.

Al proceso de descripción de las unidades estratigráficas se suma, mediante la utilización de fichas específicas, la caracterización de estructuras y complejos estructurales, particularizándose en el caso de los complejos funerarios. Dichas fichas se componen de varios bloques:

— Inventario del material arqueológico

— Clasificación del material arqueológico

— Descripción de las Unidades Estratigráficas No Contruidas

— Descripción de las Unidades Estratigráficas Construidas, Estructuras y Complejos Estructurales

— Diagramas de áreas

— Documentación planimétrica: plantas y secciones

— Fotografías, etc

RESULTADOS DE LA EXCAVACIÓN
Sondeos y estratigrafía

En el caso de los sondeos A, C y D los resultados son estratigráficamente muy similares. Después de una ligera limpieza de los niveles superficiales, compuestos por estratos contemporáneos generados durante el derrumbe de las casas o durante su arrastre, aparece la roca madre, compuesta de conglomerado tipo alhambra.

En el sondeo A la roca madre está parcialmente cubierta con una plataforma de hormigón al mismo nivel de la calle que se utilizó para la casa; dicha plataforma debía de ser muy reciente, pues entre ella se encontraron no sólo fragmentos de madera bien conservados, sino incluso piezas de metal de mobiliario muy reciente. La uniformidad de nivel de este suelo se ve rota en tres puntos: en las esquinas NE y SE y en un pedazo de suelo de casa que sobrevivió al derrumbe bajo los escombros y que se hallaba justo al S del hueco de la esquina NE. En ésta, como ya se ha indicado, la roca madre alcanzaba una mayor profundidad y dejaba un espacio relleno de escombros más tempranos (época Moderna). En la esquina SE la plataforma se rompía, lo que permitió ahondar hasta alcanzar un estrato estéril compuesto de una matriz de grava de color anaranjado y de abundantes cantos de río, probable resto de alguna vaguada natural. Entre este estrato y la superficie sólo se detectaron escombros contemporáneos.

El sondeo C dejó paso a la roca madre después de tan sólo arañar su superficie a una profundidad menor de 5 cm, con algunos parches de escombros contemporáneos sobre hoyos naturales, y uno más profundo que estaba relleno con una tubería de PVC. Es posible, sin embargo, que dicha tubería sea una adición posterior, y que el hueco tenga relación con un sistema de atarjeas o desagües del que se han observado restos en el sondeo B (ver más abajo).

El sondeo D se concibió en el punto más al E del solar para comprobar que en efecto la roca madre también se encontraba allí a un nivel superficial. Después de una limpieza de escombros modernos apareció a una profundidad máxima de 40 cm.

La estratigrafía más compleja es sin duda la del sondeo B, el único donde aparecieron tumbas. Ello se debe a que la roca madre tiene un desnivel brusco donde se encuentra el sondeo y deja paso a un terreno natural de tierra rojiza y blancuzca compuesto en gran parte de cal, que es donde se cavaron las tumbas. Por debajo de este nivel la tierra era estéril, e incluso en algunos puntos emergía la roca madre, lo que da idea de lo somera que debía ser esta capa.

Así pues, tras la limpieza de las capas de escombros superficiales de B y de los restos de estructuras que quedaban de época contemporánea se llegaba a dos muros (23 al S y 24 al N) paralelos en dirección E-O que dividían el sondeo en tres subsectores: B1 al S, B2 entre los dos muros y B3 al N. El nivel al que pertenecían los muros era de época moderna (aunque con la posibilidad de que el 23 tenga una fase anterior) y, aunque en él no quedaban muchas estructuras más allá de las mencionadas, se observaba que se correspondía con un momento de profunda alteración de los estratos anteriores. Asimismo, en este nivel se observaron gran cantidad de pequeñas manchas oscuras (del tipo de la UEN 51) que contenían cerámica descontextualizada y abundante materia orgánica, que se han identificado como posibles alteraciones debidas a la acción de animales excavadores; esto indica, por lo tanto, que hay que suponer un periodo de abandono importante entre la ocupación moderna y la contemporánea del solar, o al menos de este sector.

Debajo de los niveles modernos aparecen las tumbas, todas ellas, como veremos, perfectamente asociables a la época almohade-nazarí. Los rellenos de las tumbas, o mejor dicho sus alteraciones, proporcionan valiosos datos para comprender la evolución del solar a lo largo del tiempo.

Mención aparte merece el sector B3, excavado en mucha más profundidad y cuya estratigrafía es totalmente distinta, si bien se le puede aplicar la misma periodización. Localizado al N del muro 24, el sector B3 tiene un relleno de escombros modernos separados de los contemporáneos que los cubren por una fosa (UEN 52) rellena de material orgánico y cerámica moderna tardía, que bien podría responder a una madriguera del mismo momento de abandono en el que se han datado las manchas oscuras de los otros sectores (es decir, entre las ocupaciones moderna y contemporánea). Otra diferencia notable entre los escombros modernos y los contemporáneos es que éstos últimos parecen concentrar todos los materiales más pesados al E (como si hubieran provenido de arrastres desde esa dirección), mientras que los modernos son bastante regulares en la horizontal. Bajo los escombros se hallaba un tosco suelo (UEC 58) construido de materiales de desecho dispuestos horizontalmente sobre una plataforma de cal grasa. En el ángulo SE del sector se observaba lo que parece ser un umbral; este dato, unido a los que nos proporcionan una pequeña fosa rellena de carbón (UEN 42) y una disposición de piedras proveniente del muro 24 (UEC 56) nos indicaba que en este punto pudo haber una escalera de descenso desde una planta superior o, tal vez, como veremos más abajo, una chimenea. En las paredes de la estancia, labradas en su mayor parte en la roca (la mitad del muro 24 lo está), se encontraron más restos de la preparación de dicho espacio para ser ocupado: huecos de roca rellenos de material constructivo, salientes picados, etc. Bajo el suelo, tal y como mostró un sondeo de 1 x 2 m que hicimos en la esquina NE, apareció un estrato (UEN 59) de color oscuro, no muy diferente del que se hallaba justo encima del suelo, con gran abundancia de cerámica moderna, materiales metálicos y, lo que es también importante, abundantes restos de huesos que parecían ser humanos y de clavos muy similares a los que se hallaban en las tumbas de los otros sectores (lo que coincide con la reutilización de una mqabriya en el muro 24); si estos restos fueran de tumbas cercanas, como todo parece indicar, podríamos suponer que sobre el sector B3 se encontraban más tumbas que fueron destruidas al crear este espacio. Debajo de la UEN 59 se encontraba la roca madre allanada.

Así pues, en el sector B3 apareció una estancia de 4 m de largo (sentido E-O) x 2,10 m de media de ancho, y con una profundidad media de 1’70 m aproximadamente en su parte E, más honda. En estas dimensiones consideramos que el final de la estancia al O es un punto donde el suelo acaba bruscamente en una línea recta en sentido N-S, que quizás es todo lo que queda de un posible tabique en ese lugar. No sabemos con seguridad asignar una función a la estancia de B3. Podría tratarse, por su posición, de una bodega o despensa, que se comunicaría con la casa a través de una escalera en la esquina SE. Si por el contrario se confirma que la construcción en dicha esquina era una chimenea, se podría acudir a la gran cantidad de metal hallado para argüir que se trataba de una fragua.

Más al O de B3 quedaban restos de un suelo (¿estrato?) de cal sin ningún tipo de inclusión, y por lo tanto muy diferente del UEC 58; la roca madre en ese lugar aparecía más alta, poco allanada y al N incluso picada para permitir el paso de una atarjea de ladrillo que servía de desagüe a una casa situada al NO (es posible que se comunicase con la fosa del tubo de PVC del sondeo C a través de un canal excavado en la roca y cubierto con ladrillos contemporáneos: UE Negativa 60). Esta estructura parece ser similar a otra (UEC 16 bis) observada a un nivel mucho más alto al E del mismo sector, cubierta de escombros contemporáneos y sobre los escombros modernos, lo que indica una cronología de la misma época que el abandono. ¿Podría tratarse de una red de acequias destinadas a una zona de huertas? Es poco probable, ya que no se han encontrado niveles de tierra apropiada para ese uso, pero dado que las dos atarjeas se encuentran en situaciones muy diferentes a aquélla en la que se crearon; por lo que sabemos, los niveles de tierra de huerta podrían haber sido barridos al allanar el terreno para construir las casas, o bien las atarjeas pudieron ser concebidas desde el principio como desagües. Esta hipótesis parece ser más plausible, porque no hay motivo para pensar que una desaparición de los niveles de huertas no hubiera empezado por las atarjeas, a un nivel superior, sin ninguna duda.

Los complejos estructurales funerarios

Se ha señalado ya que las tumbas se encontraban a un mismo nivel, excavadas en la capa de tierra rojiza natural con un componente muy importante de cal que se llama UEN 9, de muy poca potencia sobre la roca madre. En efecto, se comprueba que ésta ha sido picada en algunos puntos para alojar mejor a las tumbas, especialmente en el sector B2, en la esquina NE, justo al pie del muro 24, que también se encuentra en parte excavado en la roca.

La distribución de las tumbas es la siguiente: los CEFs 3, 4, 5, 6, 8, 9, 13, 15, 16, 18, 19 y 21 se encuentran en el sector B2, mientras que el 10 y el 12 están en el B1. Ya hemos mencionado que aparecen restos de tumbas en el sector B3, pero ninguna in situ. Con respecto a los números que nos hemos saltado, son los de hipotéticos complejos de los que más tarde se comprobó que no eran tales.

Las tumbas tienen coberturas de lajas dispuestas desde la cabeza hasta los pies, ya sean de pizarra o de arenisca muy compacta. Estos dos tipos de materiales sólo aparecen mezclados en un caso, el del CEF 8, por lo que hemos de suponer que se fabricaban al efecto y con la misma proveniencia. Hay casos en los que no se han hallado lajas sobre las tumbas: CEFs 12, 13, 15, y 19, pero la cercanía de los cadáveres a la superficie nos hace suponer que en un principio sí se hallaban allí y que fueron posteriormente retiradas. Además, en el caso del CEF 15 hallamos restos de laja en la cabecera de la tumba. En otros casos, en concreto en los CEFs 5, 8 y 10 las lajas aparecen partidas siguiendo aproximadamente el eje longitudinal de la tumba o, como en el caso concreto del CEF 5, hundidas en la parte central de la misma. Sin duda semejante posición se debe a la colocación de algún tipo de peso sobre la tumba, pero no podemos estar seguros de cual es.

Debemos resaltar la aparición de dos estructuras constructivas relacionadas con dos CEFs: la cabecera del 4 aparece resaltada con una estructura de tres hiladas de ladrillo (30 cm x 15 cm x 3 cm aproximadamente) formando una tosca herradura bajo la que se sitúa la cabeza. El CEF 10, por su parte, aparece claramente enmarcado en una estructura formada por los muros 23, 48 y 55, que se ha venido a denominar Panteón. Del muro 23 ya hemos hablado: se trata de uno de los cimientos de muro de la casa moderna,
curioso escalón plano de unos 20 cm de altura y 80 de longitud; su anchura va de los 37 a los 47 cm, dejando al E una especie de L en la que se introduce la laja cabecera del CEF 10. El muro 55 no es más que una hilera de cantos mediano-pequeños que se hace doble al O, con 148 cm de largo (casi equivalente a la tumba), 10 cm de altura y entre 14 y 27 cm de anchura; entre él y el 48 hay una pequeña abertura que parece ser un umbral, también a la altura de la laja cabecera. Todo indica a que formaba una estructura muy protegida al N y no sólo abierta al S, sino con una cobertura muy leve por dicho flanco.

Dentro de todas las tumbas localizadas se han hallado restos humanos, con la única excepción del CEF 16, que incluso cubierto con dos grandes lajas aparecía vacío. El estado de conservación de los restos es de muy bueno a medianamente bueno, siendo los casos de los CEFS 8 y 10 los mejores y los de 15 y 6 los de peor condición. Hay que señalar, no obstante, los casos de los CEFs 19 y 21, en los que se encuentran restos en buenas condiciones de conservación pero escasos, debido a las grandes perturbaciones sufridas por las tumbas (en ambos casos se hallan sólo las piernas in situ) . Asimismo, el CEF 18 es más una hipótesis que una realidad, creado donde se observa una acumulación completamente desordenada de huesos humanos.

Todos los cadáveres se hallaban en posición de decúbito supino sobre el lado derecho, orientados con la cabeza al O y la cara al SE. Con respecto a los datos antropológicos poco podemos decir, puesto que no somos expertos en la materia. Llama la atención la pequeña talla de la mayoría de los cuerpos en el sector B2, con las posibles excepciones de los CEFs 3, 4 y 8. En el resto de los casos los cuerpos parecen ser de jóvenes, y claramente los cadáveres 9 y 13, curiosamente situados juntos, son de niños de edades cercanas. Por el contrario, las estaturas de los cuerpos de los CEFs 8 y 10, en el sector B1 éste último, se asemeja más a la de personas muy grandes. Y por fin, el esqueleto del CEF 12, en el sector B1 también, está encorvado y carece de dientes, por lo que es probable que se trate del de algún anciano.

En los casos de los CEFs 15, 6 y 5 se observa la dislocación de huesos característica de la descomposición en un medio aéreo, lo que sin duda tiene que ver con el hecho de que los cadáveres estaban en cajas, como los clavos que en las tumbas se han hallado vienen a demostrar. También han aparecido clavos en las tumbas 19 y 21, así como signos de esta dislocación. Además, se han detectado en los CEFs 5, 6 y 15 residuos de materia orgánica que podrían ser restos de la madera de las cajas. Los demás esqueletos aparecen bien situados lo que lleva a suponer que fueron cubiertos con tierra antes de la cobertura de lajas.

El relleno situado al interior de las tumbas es sin excepción marrón pardo a rojizo, claramente proveniente de la tierra de alrededor. En los CEFs 10, 15 y 21 hay que señalar la aparición de importantes manchas de tierra verde en el interior, claras intrusiones de materia orgánica que tienen probablemente que ver con las madrigueras de roedores que se localizan en todo el sondeo; esto es especialmente cierto en el caso del CEF 21, en cuyo interior se halló, en estrecho contacto con los restos humanos, un esqueleto completo de roedor, posiblemente una liebre. También sobre el CEF 10 se localizaron nidos de ratas, algunos de ellos bastante recientes. Es frecuente también encontrar en la parte más baja de las tumbas la plataforma de roca.

El hallazgo más espectacular es el de la jarrita hallada en el CEF 5. Se encontraba bajo el brazo izquierdo y sobre el bajo tórax, es decir, que es probable que el cadáver la tuviese cogida. Con respecto a la jarrita, es un típico ejemplar nazarí de pasta roja, con borde recto de labio redondeado, cuerpo abombado y carenado bajo cuello largo y troncocónico invertido y fondo de pie anular; se hallaba quebrada, pero su reconstrucción ha sido completa. No se ha hallado al parecer ningún relleno especial en su interior, aunque la tierra se ha guardado para posteriores análisis. Entre las manos del cadáver se halló una pieza de hierro larga y afilada; podría tratarse de alguna llave o cuchillo, o tan sólo de un clavo de la caja que fue a parar ahí.

Conclusiones y recomendaciones finales

Podemos postular las siguientes fases de ocupación del terreno, a la luz de los datos extraídos.


- Fase I: Primera ocupación del terreno. El crecimiento del cementerio de Puerta Elvira obliga a la ocupación de terrazas en la ladera de la montaña, como es el caso que nos ocupa; cuando el sitio se iba acabando, se llegaba al extremo de picar la roca para abrir espacio, lo que nos da una idea de la importancia que se daba a la ubicación de las tumbas dentro de un territorio específico; ¿podríamos hablar de una distribución clánica del espacio del cementerio?

Sabemos que la datación de esta fase ha de situarse entre los siglos XIII y XV, ya que la colocación de lajas en las tumbas es un ritual adscrito a época almohade-nazarí. Sin duda se podrá alcanzar una datación más exacta analizando la introducción de la caja en el proceso de enterramiento, ya que nos encontramos en el punto físico de esa transición: las tumbas situadas al N tienen caja, mientras que las del S no. Este dato puede servirnos también para analizar el crecimiento del cementerio, que en este sector del mismo es claramente de S a N, es decir, desde la Puerta de Elvira hacia el Exterior.

- Fase II: Primera ocupación moderna, del siglo XVI. Tras la conquista se excava en el sector B3 para formar la estancia que conocemos, fabricando el suelo y posiblemente un techo. Las trazas de esta ocupación se dejan también en los otros sectores: el arrasamiento de las tumbas, especialmente la 19, por lo que parece ser la introducción de una tinaja, el levantamiento del muro 64 (justo al O del Panteón), y la construcción de un corral en B1. Observamos que se crea en el lugar una infraestructura de servicios, más usada para lugar de almacenaje y resguardo de ganado que para vivienda propiamente dicha. Los restos aparecidos en las UEs relacionadas con este momento permiten hablar de una intensa actividad artesanal. El suelo documentado en B3 (UE 58) debe construirse en algún momento de esta época, aunque a juzgar por la cantidad de metal aparecida tanto debajo (UE 59) como encima de él (UE 53), su construcción no supone un cambio de la actividad realizada en el solar (quizás de fragua).

- Fase III: Abandono, a finales del siglo XVI o principios del XVII, según la cerámica hallada. Se empieza a rellenar B3 con escombros y se abandonan las estructuras de todos los sectores, llegando a caerse el muro 64. Los roedores silvestres campan a sus anchas por el terreno, dejando numerosas madrigueras.

- Fase IV: Reocupación de la zona, en algún momento entre los siglos XVII y XIX. Se construye una red de atarjeas para que sirvan de desagüe a las casas, y el terreno se allana para dar entrada a los edificios de nueva construcción. De esta época proviene posiblemente el corte vertical de la roca que se observa al E de sondeo B. De aquí en adelante no se producen reformas que afecten a los sustratos arqueológicos, al menos a los del sondeo B, hasta el momento actual.

Hemos rastreado, por tanto, el origen de ocupación de esta área del cementerio de Puerta Elvira, hallando su primer uso precisamente como macaber, sin hallar fases anteriores. También hemos visto su evolución tras la conquista, cómo los niveles superiores fueron arrasados hasta quedar protegidos pos las construcciones modernas. El hecho de haber alcanzado la roca madre en todos los sondeos nos hace estar bastante seguros de que no quedan muchos datos de interés que extraer en la zona, por lo que recomendamos la continuación de las obras sin creer que sea pernicioso para el Patrimonio Histórico. No obstante, con objeto de asegurar la protección total del mismo, creemos pertinente el seguimiento arqueológico de las obras de rebaje y desescombro de la terraza, con especial atención a las partes no excavadas del solar y a los niveles inferiores del sondeo B.

LOS MATERIALES RECUPERADOS

Cerámica

La cerámica recuperada en la excavación se depositó en momentos posteriores a la conquista cristiana de Granada, puesto que no se ha encontrado ninguna UE que contenga cerámica nazarí o anterior in situ. Los niveles más antiguos son claramente los relacionados con las tumbas, con la consiguiente escasez de restos materiales artesanales de este período. La ocupación posterior, poco después de la conquista, puede constatarse en el sector B3, donde la construcción del suelo 58 se ve apoyada en un relleno (UE 59) que contiene materiales de la primera época moderna (entre los siglos XVI y XVII). Las fases posteriores se estructuran de acuerdo a la estratigrafía descrita más arriba. Vamos a hacer un pequeño recorrido de la misma, haciendo alusión a la cerámica más llamativa hallada:

• Fase I: Ocupación islámica del solar como parte de la necrópolis de Puerta Elvira, entre los siglos XIII y XV. No hay cerámica asociada a esta fase, ya que las tumbas carecen de ajuar, con la única excepción de la jarrita de pasta roja hallada en el CEF 5 (fig. 21). Alberto García Porras, en un estudio comparativo de jarritas de este tipo, siempre aparecidas en contextos funerarios, ha expresado la opinión de que podrían ser consideradas como una muestra única de ajuar (3). Piezas similares han aparecido en la excavación en el solar anejo, dirigida por R. Carta, y en la Zawiya del Cobertizo Viejo, en La Zubia (Granada), en una intervención a cargo de J.J. Álvarez García y A. García Porras.

El resto de la cerámica de época nazarí no aparece in situ, por lo que no podemos determinar si estaba inicialmente relacionada con estructuras en el mismo solar o proviene de arrastres o depósitos movidos desde otros lugares, como sería lo más plausible. Tampoco cabe descartar su fabricación y utilización dentro de los primeros años de la ocupación castellana, como una fosilización de costumbres similar a la de la vestimenta, que tanto nos documentan las fuentes, y que tendría su final a mediados del siglo XVI, con la rebelión de los moriscos.

• Fase II: Corresponde a la primera ocupación moderna del solar, que viene ejemplificada especialmente por la UE 59 (Fig. 22).

• Fase III: Esta fase de abandono pude tener una historia bastante larga. Comienza, a juzgar por el estrato 53, justo encima del suelo 58, en un momento todavía de los siglos XVI o XVII. La mejor pieza de datación para este estrato, a falta de un estudio más detenido de la cerámica, nos la proporciona un plato de mayólica italiana de Montelupo, sin que seamos capaces de determinar el estilo decorativo (Fig. 23). Este tipo de pieza se fabrica entre finales del siglo XV y primera mitad del XVII (4), por lo que nos permite ajustar una estratigrafía acorde. No obstante, debemos tener en cuenta que esta pieza nos proporciona una datación post quem, y que pudo verse incluida en el registro arqueológico en un momento posterior a su abandono por circunstancias diversas (en otras palabras, éste podría no ser su contexto de deposición primario). Serán necesarios análisis más profundos de la cerámica de la UE 53 (Fig. 24) y de sus alteraciones de la UE 52 (Fig. 25) para determinar mejor la fecha de inicio y final de esta fase.

De lo que no cabe duda es de que en este momento aparecen una gran cantidad de desechos de actividades artesanales, como son la fabricación de cerámica, metal y vidrio. Como ejemplo de la primera (los otros los trataremos más abajo), remitimos a la fotografía de los atifles encontrados en distintas UEs (Fig. 26). Siguiendo las pistas proporcionadas por el metal y el vidrio, como veremos, podemos suponer que estos desechos artesanales tienen más que ver con las actividades desarrolladas en la Fase II (y depositadas entre los desechos de la Fase III) que con ninguna de las otras fases.

• Fase IV: Corresponde al momento de reocupación de la zona, testimoniado por la colocación de rellenos con una disposición muy distinta a los anteriores. Mientras que la UE 53 se encontraba dispuesta en horizontal restos de zooturbación que correspondían con los de los niveles inmediatamente superiores a los del cementerio en B1 y B2, los nuevos rellenos tienen la disposición de haber sido volcados desde el E y contienen materiales mucho más heterogéneos. Ejemplos son las muestras que presentamos de las UE 12 (Fig. 27), del sondeo A, y la 7 (Fig. 28), del sondeo B. Como muestra de la mezcolanza de materiales presentamos también el caso de la UE 19 (Fig. 29), compuesta casi exclusivamente de materiales de época moderna, y situada, sin embargo, estratigráficamente entre las UEs depositadas en época contemporánea.

La cerámica de esta excavación ofrece una buena ocasión para el conocimiento de la cerámica moderna, tan injustamente relegado hasta el momento, y de necesario conocimiento para la mejor comprensión de la historia de la ciudad. En esta excavación se conjuga la aparición de un conjunto de cerámica importante con la de otros materiales que pueden servir para ajustar la datación, además de contar con la excavación en el solar anejo, con la información y materiales que éste puede proporcionar.

Vidrio

La aparición de fragmentos de vidrio ha sido una constante en casi todas las UEs del yacimiento, por lo que nos es imposible relacionarlos con una fase concreta por la posición estratigráfica (Figs. 30, 31 y 32) . Por la secuencia establecida, está claro que lo lógico es pensar que debe tener su momento de fabricación sobre todo en época moderna, en la Fase II. De hecho, se han documentado dos hornos de vidrio de época moderna en la excavación en el solar anejo, a escasos metros de nuestro solar (5)

Metal

Los restos de metal son abundantísimos, sólo superados por la cerámica en esta excavación. Aparecen además íntimamente ligados a las UEs del sector B3, por lo que debemos pensar que se encontraban especialmente concentrados allí, sin que podamos determinar si éste era el lugar de su fabricación o no. La concentración de metales empieza antes incluso de que se fabrique el suelo 58, ya que la UE 59, relleno de ésta, tiene una gran cantidad de este tipo de material (Fig. 33), pero también lo encontramos concentrado en otras UEs algo más superiores, como es el caso de la 53 (Fig. 34). Un estudio cuantitativo más detenido podría arrojar luz sobre la relación entre las cantidades de metal y vidrio existentes en la excavación, y por qué el primero parece concentrarse en niveles inferiores, mientras que el segundo se encuentra de forma mucho más extendida por toda la secuencia estratigráfica. Como hipótesis de partida podríamos señalar la posibilidad de que la concentración del metal se deba a una utilización (o fabricación) del mismo en B3 o en alguna dependencia aneja de la que no nos han quedado restos (al E o al O, ya que al S no parece haber restos y al N se encuentran los hornos de vidrio), mientras que el vidrio se fabricase en un momento ligeramente más tardío.

Mención especial merecen los clavos recuperados en las tumbas, de cuyos conjuntos el mejor conservado con diferencia es el del CEF 5, que presentamos como ejemplo (Fig. 35).

Fauna

Desconocedores como somos de zoología, nos es imposible ofrecer conclusiones adecuadas en este campo. Sin embargo, nuestras observaciones permiten avanzar que la inmensa mayoría de los huesos recuperados están relacionados con animales grandes (probablemente cerdos) y que parecen concentrarse en los momentos de las fases III y IV, es decir, en el de abandono de la zona y en el de relleno.

Restos humanos

Se han recuperado en esta excavación restos humanos pertenecientes a un total de 12 individuos, sin contar los restos encontrado fuera de tumbas, de los que no disponemos de un número ni tan siquiera aproximado. De estos 12 individuos, al menos tres eran adultos y dos infantiles. El pequeño tamaño de otros cinco nos induce a pensar que eran también jóvenes, mientras que en dos de los CEFs (19 y 21), los restos hallados se encontraban tan alterados que resultaba imposible, desde nuestros escasos conocimientos de Antropología física, determinar ningún dato con claridad. La alteración de las tumbas obedece a menudo a factores de zooturbación, como nos muestra el esqueleto de roedor encontrado en el CEF 21 y los restos de madriguera encontrados en el 10 (a cuyo esqueleto le faltaba un fémur completo, aunque se conservaba tanto la marca dejada por el mismo como la parte de la pierna inferior a la rodilla).

Otros materiales

Destacamos la aparición de varias monedas, todas de épocas moderna y posteriores, además de elementos de uso común, como dos dedales. Nos parecen significativas, por su posible datación medieval, la aparición de dos figuritas de cerámica (Figs. 36 y 37) y de dos cuentas de collar de marfil (Fig. 38).


José Cristóbal Carvajal López

NOTAS
(1) Edward C. HARRIS: Principios de estratigrafía arqueológica. Barcelona, 1975, p.52

(2) Andrea CARANDINI: Storie dalla terra. Roma, 1980, p. 59

(3) Alberto GARCÍA PORRAS: «Jarritas nazaríes de pasta roja. ¿Una pieza de uso funerario?». Este artículo es el borrador de la ponencia presentada por el autor en el congreso Los jarrones de la Alhambra, celebrado en Granada en febrero del 2007, y verá la luz en su debido momento en el volumen correspondiente. Agradecemos al investigador su cortesía al permitirnos consultar y citar el texto.

(4) Raffaella CARTA: Cerámica italiana de la Alhambra. Granada, 2003, pp. 38-43, figs. 17-26, fichas 68-113. Hay que señalar que en ninguno de los ejemplares reproducidos en el libro se encuentra el tipo de base con disco somero y solero plano, aunque como en el texto se indica su existencia y los colores corresponden, damos por buena la identificación.

(5) Raffaella CARTA, Ángel GONZÁLEZ ESCUDERO y José Antonio NARVÁEZ SÁNCHEZ: «Las afueras de la ciudad nazarí de Granada. Evolución del área de Real de Cartuja a la luz de una intervención arqueológica», en Antonio MALPICA CUELLO (ed.): La ciudad nazarí. Nuevas aportaciones desde la arqueología. . Granada, 2006, en prensa.

FIGURAS

1.- Fig.1: Sondeo A, visto desde el este4

2.- Fig. 5: Detalle del CEF 4, con la cabecera hecha de ladrillos.

3.- Fig. 19: Restos humanos del CEF 12

4.- Fig. 21: Jarrita hallada en el CEF 5

5.- Fig. 23: Cerámica mayólica de Montelupo de la UE 53 (ss. XV-XVII)

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Comentarios

1 Se excava un área cuyo interés principal era comprobar la extensión de la maqbara de Sahl ibn Malik y en la "Memoria Final de la Intervención" el arqueólogo responsable señala, con una candidez admirable, "nuestros escasos conocimientos de Antropología física". Que quedan demostrados, porque afirma que "el pequeño tamaño de otros cinco [individuos] nos induce a pensar que eran también jóvenes". Basta mirar si las epífisis de algunos huesos largos están soldadas a las diáfisis o no para determinar si se trata de adultos. Para saber esto no hay más que ser un arqueólogo corriente y moliente que se documenta sobre el material que va a trabajar. Y si hace falta, se busca opinión profesional, por amor de Dios. Porque le pasa lo mismo con los restos de fauna, sobre los que " es imposible ofrecer conclusiones" por la misma razón de que "desconocedores como somos de zoología...".
Todo esto se dice desde una institución dedicada a la investigación, no desde las prisas y el desconocimiento que siempre se achacan a los denostados arqueólogos de calle. Pues qué bien. Ya lo sabéis. Se puede excavar lo que no se conoce y además, decirlo.
Comentario realizado por nomelopuedocreer. 14/4/07 7:24h
2

Otro artículo pésimo


De nuevo nos encontramos en esta página con un artículo que deja mucho que desear. A lo dicho por "nomelopuedocreer", añadir que además es inteleigble lo que dice sin el apoyo de mapas o fotografías donde ubicar los restos hallados.
Pues vaya grupo de ivestigación, como todo lo excaven igual, que decepción...
Comentario realizado por Bastetani. 15/4/07 8:24h
3

Buen artículo


Me parece un buen artículo, gracias por colgarlo porque cumple su función como es la de difundir conocimiento. Para otros artículos más cuidados están las revistas científicas, donde no suelo ver los nombres de los que han realizado los comentarios anteriores.
Comentario realizado por Puesnotelocreas. 15/4/07 13:38h
4

Con ganas...


¿Cuantas memorias de excavaciones urbanas están puestas a disposición de quien guste con tanta premura? ¿Qué arqueólogo reconoce sus límites? ¿Cuantas memorias aportan informaciòn histórica e indican las líneas por donde debe continuarse investigando?
Este texto si que lo hace
La Arqueología no termina en la excavación, es cierto, pero este texto si, pues es solo una memoria de excavación, como se indica en el mismo título, y no un análisis arqueólogico completo del yacimiento.
Que ganas tienen algunos de morder a diestro y siniestro...
Comentario realizado por Guillermo. 15/4/07 14:03h
5

Respuestas a algunas críticas


Gracias por los comentarios, resultan muy ilustrativos. En urgencias, que yo sepa, se excava por igual lo que se conoce y lo que no, la metodología de excavación sigue siendo la misma: por UEs (ojalá supiéramos de todo). Mi ignorancia en estos temas me llevó a exigir a los que estaban excavando los muertos que lo hicieran con guantes y mascarillas para evitar su contaminación, lo que algunos profesionales que consulté (especialistas en laboratorio, no en análisis antropológicos físicos) les parecía exagerado. Los huesos, por cierto, están a disposición del que los quiera para estudiarlos, así que los que se sientan defraudados por la falta de datos que se mojen si quieren. La memoria cumplía su función perfectamente sin esa información, aunque de veras que me hubiera gustado incluirla; pero, chicos, ni el presupuesto ni el tiempo disponible daban para más.
En cuanto a los mapas y dibujos, Bastetani, están en la Delegación de Cultura y una copia en mis manos, a tu disposición si los solicitas de forma adecuada. La forma en la que se publican los datos en esta página no permitía más espacio.
También me gustaría dejar claro que no se puede juzgar a través de mi artículo la labor del grupo al que pertenezco, que es mucho más variada, compleja y difícil. Esta es mi primera excavación como director, realizada hace dos años y medio, y desde luego he mejorado muchísimo, gracias al grupo. Cambiaría muchas cosas si pudiera, pero me temo que ya es imposible, aunque por lo menos es mi intención, y creo que lo he conseguido, que el proceso de trabajo pueda seguirse y juzgarse a través del texto.
Sobre todo otra cosa: los "denostados arqueólogos de calle" tienen nombres y apellidos, que conoce todo buen profesional. Ni yo ni nadie que conozca han criticado la labor de los arqueólogos de mercado en sí misma, sino las condiciones en las que se ven obligados a trabajar. Que se haga un esfuerzo para mejorar o no es otra cosa, lo mismo que aprovecharse de la situación (sigue)
Comentario realizado por Jose Cristóbal Carvajal López. 15/4/07 15:47h
6

Respuestas a críticas (2)


para sacar dinero extraordinario de promotores sin escrúpulos. Eso, y no otra cosa, es lo que criticamos. Así que vamos a ver si no metemos en un mismo saco a todos los arqueólogos, que una gran parte de la labor de nuestro grupo las hacen profesionales en esas condiciones. Y son grandes arqueólogos.
Me quedo contento viendo que nadie ha señalado carencias o defectos en el proceso de excavación. Yo, por mi parte, veo que se pueden mejorar muchas cosas. Y los de mi grupo de investigación también lo han visto, no creáis.
Comentario realizado por José Cristóbal Carvajal López. 15/4/07 15:52h
7

Ante las críticas


Las críticas, aunque sean malevolentes, siempre son recibidas en este portal. Nadie las rechaza. Ahora bien, parece un poco raro que se saquen conclusiones apresuradas y siempre se quiera implicar negativamente a un mismo grupo como si fuese enemigo jurado de otros arqueólogos (algo muy alejado de la realidad), desechando cualquier otra aportación positiva. Críticas, pues, pero esperamos también trabajos de otros en esta web para poder ser examinadas con "benevolencia". Lo cortés, no quita lo valiente, como ha demostrado José Cristóbal, uno de los arqueólogos con mayor futuro y proyección de cuantos excavan y estudian los materiales en España, algo que no todos hacen. Si no, tiempo al tiempo.
Comentario realizado por Sawwar. 15/4/07 16:27h
8 Considero que el objetivo último de la Arqueología, también la de "urgencia", no es sólo documentar elementos y estructuras de las que no se poseían datos con anterioridad. En efecto se conocía que la necrópolis se extendía por el área excavada, y el hecho de haberla constatado arqueológicamente no resta en absoluto justificación a la intervención y a los resultados presentados en esta "memoria".
De hecho considero que aporta datos relevantes sobre cuestiones de alto interés, como las costumbres funerarias en época nazarí, o la articulación del espacio en esta zona de la ciudad, de la que se conoce poco porque poco se ha publicado. En definitiva me parece una buena "memoria" de excavación, cuyo objetivo no es analizar en profundidad todos y cada uno de los aspectos generados por el proceso de excavación arqueológica, sino señalarlos y abrir nuevas vías de investigación. Más que criticar ciertos aspectos concretos, con calificativos gruesos, deberíamos apoyar esta iniciativa de hacer públicos los resultados de una excavación.
Comentario realizado por Cuneo. 15/4/07 18:18h
9

a todos y todas.


Viendo las críticas he podido observar que el sistema de excavación no crea discordía, eso me complace, ya que el método de estratos naturales es el que hay que hacer, por propia coherencia, se retiran conforme se formaron y no con invenciones de alzadas artificiales que produce resultados en algunos casos artificiales y por tanto falseados. Bien esta parte bien.

Las críticas se han centrado en en la sinceridad del director de la excavación, yo, Jose Antonio Narváez Sánchez, no sóy antropólogo físico, pero si te puedo decir que mirar la epífesis y su soldadura a la diáfisis para determinar la edad es algo de alguíen que no sabe de antropología, la niñez y la adolescencia se determina de una forma más segura a partir de la dentición del individuo. Ahora quedaría encantado de poder seguir discutiendo este tema para la determinación de edades superiores a 20-25, en las cuales se utilizan distintos parámetros, casi todos ellos a partir del desgaste, tanto dentario como óseo, y según los autores es complicado dar una datación absoluta y siempre se manejan márgenes de diez años. Pero repito todo ello tras horas de duro trabajo y manejando distintos parámetros y a un autor determinado.

Para terminar me gustaría como antes dije discutir este tema con una persona física real y no una persona espectral con seudónimo.

Aún espero los resusltados de las excavciones del área del triunfo, creo que allí si que había antropólogos, pero como todo estudio serio lleva un tiempo el realizar tan arduo trabajo.

Las críticas si, pero con nombres y apellidos, que de esa forma el partido está de igual a igual y no jugamos con ventajistas.
Comentario realizado por jose antonio narvaez. 16/4/07 16:03h
10 Como ya se ha dicho en otros comentarios, si de algo "peca" el autor es de sinceridad, pero creo que eso en este caso es una virtud. Porque claro, podría haber resuelto el tema con esas frases tan manidas a las que recurrimos todos como la de que "esperamos que en el futuro puedan llegarse a más conclusiones una vez realizado el estudio de ...", que es mentira en el 99% de los casos, porque lo que se viene a decir es que "no tengo ni idea de esto y a lo mejor cae la breva y alguien lo estudia"; o bien "se debería llevar a cabo un estudio más exhaustivo por especialistas", así como lanzando la pelota a alguien, pero en realidad se está pensando "especialistas haberlos haylos, pero nadie los ha visto (sobre todo si tienen que trabajar gratis)". Pero en cualquier caso, creo que la sinceridad no debe ser un problema, sobre todo si el trabajo presenta un planteamiento metodológico e histórico serio, una claridad conceptual evidente y llega a resultados de gran interés. Además el hecho de publicar una memoria de excavación en internet tiene un valor "revolucionario" si se hiciera de forma sistemática. Podríamos ver los resultados, los métodos de trabajo, las carencias y preparación de todos. Naturalmente al publicarlo uno se expone a ser criticado y eso es bueno, porque ayuda a reflexionar sobre el trabajo realizado. Pero las descalificaciones en las que no se barajan argumentos lógicos, sino odios irracionales, ponen en evidencia al que las hace.
Comentario realizado por Miguel. 17/4/07 2:44h
11

Agradecimiento


Sin intención de echar más leña al fuego, encendido desde unos comentarios que considero bastante malintencionados (quizás no), me gustaría destacar el interés que supone la publicación en internet del estudio y resultados que esta excavación ha generado.
Son numerosas las intervenciones arqueológicas que se han producido y producen en una ciudad como Granada, así como en otras ciudades con cierto interés arqueológico, y muy pocas (o por lo menos que yo conozca), de las que se publican los estudios que en ella se han llevado a cabo y los resultados que estos han dado. Y siempre se queda el curioso con la intriga de qué es lo que se ha hecho, qué se ha buscado, cómo se ha buscado y que se ha encontrado.
Si además, el arqueólogo responsable de los mismos reconoce su limitación en algunos campos que escapan de sus conocimientos, debe de considerarse un ejercicio de honestidad y modestia, no como una muestra de desinterés por su trabajo. Pienso que los resultados que de una intervención arqueológica se extraen deben de estar al servicio de toda la gente interesada en la historia y fisonomía de la ciudad que habita, sea arqueólogo/a o no, y de una forma sencilla y cercana, para lo cual internet es el medio más rápido, cómodo (y económico).
Por eso, quisiera agradecer la publicación de esta MEMORIA (que no es más que un trabajo de síntesis sobre la investigación que se ha llevado a cabo), y animar a la publicación de cuantas memorias de intervenciones arqueológicas fuera posible, dentro y fuera de Granada, ya que el conocimiento debe estar al servicio de todos, profesionales o simples curiosos.
Comentario realizado por Marcos García. 18/4/07 16:42h
12 Totalmente de acuerdo con el comentario de Marcos, y de todos aquellos que animan a todos aquellos que difunden las investigaciones, animo desde aquí a los responsables de la página a que inserten trabajos como este y todos aquellos que están disponibles.

A todos aquellos que no les parece del todo bien les animo a que participen y que con sus conocimientos nos enriquecemos todos.

En mi modesta opinión esta es quizás la zona de la página más interesante, no sólo por los artículos, sino por los comentarios.
Comentario realizado por epifanía. 19/4/07 12:44h
13 fe de errata, en la primera línea aparece dos veces la palabra "aquellos", la segunda debe sustituirse por "los"
Comentario realizado por ep. 19/4/07 12:47h
14

Ante las críticas


Resulta siempre incómodo hablar sin saber con quién. Aún así me he decidido a hacerlo para defender encarecidamente el trabajo de José Cristóbal Carvajal. Más allá del valor de publicar las memorias de excavación para el conocimiento de la ciudadanía en general y de la comunidad científica en particular, la memoria es reflejo de una investigación bien planteada y ejecutada desde el punto de vista metodológico y técnico. La excavación fue realizada estratigráficamente de forma impecable, por lo que el registro arqueológico ha sido documentado de manera correcta. En principio, eso es lo único que teóricamente se le pide a una excavación de urgencia y, por tanto, las críticas en este sentido están de más. Ahora bien, para la memoria no se han podido realizar todos los análisis y estudios complementarios para obtener la máxima información posible de los datos arqueológicos. Eso, como afirma Miguel, se podrá hacer en un futuro. En primer lugar porque el registro arqueológico se ha realizado, repito, de manera correcta. En segundo lugar, y no menos importante, porque el grupo de investigación al que pertenece el director se ha caracterizado siempre precisamente por investigar y publicar los resultados. El esfuerzo que se realiza es mucho (es también nuestra obligación), pero el balance es fácilmente visible. No se preocupen los que con tanta ligereza lanzan sus duras críticas. No nos paramos. Seguimos trabajando para que puedan seguir disfrutando de un poco de Historia.
Comentario realizado por José Mª Martín Civantos. 20/4/07 3:19h
15

informe prelminar, no memoria final


Quiero destacar la confución que puede generar llamar memoria a lo que es un informe preliminar (aquí sin apartado gráfico), mientras que por MEMORIA debe entenderse aquello que termine de presentar totalmente los datos técnicos de la excavación. Después de esto, el estudio exhaustivo final sería la publicación en revistas especializadas.
Comentario realizado por F. J. Gutiérrez González. 13/5/07 12:53h
16 Esto que se presenta aquí es la memoria final, no el informe preliminar. Lo que ocurre es que, por no ser el formato adecuado, se han omitido muchos datos técnicos y archivos anexos que están, repito, en la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía en Granada.
Comentario realizado por JOSÉ C. CARVAJAL. 25/5/07 14:09h
17

sin titulo


Soy una arqueóloga poco afín al grupo que ha creado esta web y no conozco a Jose Cristobal Carvajal, aún así, quiero decir que es de agradecer que se publiquen cosas como esta, dado que la mayoría de los arqueólogos, entre los que me incluyo, no hacemos nada por difundir los resultados de nuestro trabajo.

Felicidades
Comentario realizado por Sin nombre. 6/9/07 2:43h
18

enorabuena a Jose Cristobal.


Mi más sincera enorabuea a José Cristobal Carvajal, por el articulo aqui publicado. Como alumno colaborador que trabajó con el en la mencionada intervencion , y conociendo de primera mano las dificultades de dicha intervencion , este articulo realiza una buena descripción del yacimiento . Para aquellos que critican sin conocer , solo comentar que
los medios con los que se dispone ,casi nunca cubren todas las necesidades que se presentan en un yacimiento .

un saludo a José Cristobal.
Comentario realizado por Chema Hermoso Rivero.. 20/3/09 6:05h
19

Gracias, Chema


Muchas gracias, Chema, gran parte de este trabajo se hizo gracias a colaboraciones desinteresadas como la tuya. Me alegro de saber de tí, escríbeme a mi correo, por favor: siete74cuatro@gmail.com
Comentario realizado por Jose Cristóbal Carvajal López. 20/3/09 14:12h

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