Las técnicas constructivas de Madinat Ilbira

Por Ángel GONZÁLEZ ESCUDERO. Arqueólogo
24/9/08

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LAS TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS DE MADINAT ILBIRA

Ángel GONZÁLEZ ESCUDERO


Introducción


El presente artículo es una parte de un trabajo más extenso cuyo objetivo es el estudio de los restos de construcciones que se vienen documentando en la antigua ciudad de Madinat Ilbira. En la actualidad el yacimiento es el objeto de un proyecto general de investigación dirigido por el Catedrático de Historia Medieval y director del grupo de investigación Toponimia, Historia y Arqueología del Reino de Granada, Antonio Malpica Cuello. La intención del autor es presentar el trabajo completo como proyecto de investigación para la obtención del diploma de estudios avanzados.


El descubrimiento de Madinat Ilbira

Los restos de edificios de Madinat Ilbira llamaron poderosamente la atención de los viajeros, ya fuesen musulmanes como Ibn al-Jatib en el siglo XIV, o cristianos que llegaron a Granada ya en el siglo XVI, como Navagiero, o Mármol Carvajal. Sin embargo, en el siglo XIX, ya no quedaba más recuerdo de la antigua ciudad que lo reflejado en las fuentes escritas.
Fue la casualidad la que hizo que se descubriese el yacimiento en 1842. Ese año los obreros de Atarfe, buscando piedra, saquearon varias sepulturas romanas del Marugán para vender las losas. Esto atrajo la mirada de los eruditos a la antigua ciudad emiral y califal. Gómez Moreno nos indica la existencia de restos constructivos en un área muy extensa (1). En el mismo año 1842, cercano al Marugán, se descubrió un “acueducto subterráneo”. En 1868, ochenta metros al noroeste de los baños de Sierra Elvira, las obras de las carretera entre Granada y Alcalá la Real sacaron a la luz los restos de un edificio islámico en el que se habían reaprovechado varios sillares procedentes de las canteras de Escuzar. Pasados los baños, en dirección a Atarfe, junto a otros restos se encontró una línea de pozos. Más al oeste se observó la existencia de un gran muro de sillares, del que no sabemos ni cronología ni funcionalidad. Tal vez el edificio más significativo apareció en 1872, derrumbados conservaba los restos de columnas de piedra y muros sillares. El nombre del lugar, Secano de la Mezquita; la aparición de unas lámparas de bronce y la propia calidad constructiva que parece haber tenido el edificio, llevo a identificarlo como la aljama de Ilbira. Según las fuentes este edificio se había levantado sobre una fundación anterior a mediados del siglo IX. En el Cortijo de las Monjas, en 1875 se excavó un edificio con suelo de losa sobre el que apareció un rico ajuar, y ese mismo año unas lluvias torrenciales dejaron a la vista los restos de un gran número de construcciones, algunas decoradas con enlucidos, yeserías y casetones, también de yeso.
Todos estos restos venían a demostrar la importancia del asentamiento allí ubicado entre los siglos IX y XI de nuestra era. Los restos mencionado se identificaron como los de Madinat Ilbira, capital de la Kura homónima. En 1878 cesó cualquier tipo de trabajo de investigación en la ciudad altomedieval, sin que se retomasen hasta 1999, cuando se realizó una primera intervención de urgencia en el solar de la ciudad.

Estructuras documentadas en Madinat Ilbira

La primera intervención con metodología estratigráfica llevada a cabo en el yacimiento se realizó en 1999, dirigida por Rodríguez Aguilera (2). Esta excavación se realizó en la Vega al pie del Cerro de los Cigarrones, en lo que probablemente era el límite sureste de la ciudad. Es una zona con una pendiente suave, aunque seguramente en su día fue más pronunciada, que se abre hacía el sur hacia la Vega, mientras que al norte limita con los farallones de roca caliza del cerro de los Cigarrones. En este área que se ha descrito se abrió un sondeo con unas dimensiones máximas de 9 m por 7 m.
La excavación saco a la luz los restos de un edificio con dos habitaciones y dos patios, uno de ellos aparentemente una cocina como indicaban las abundantes cenizas y restos de cerámica, con un banco lateral en el que se halló incrustada, una olla. El edificio parece tener cierta entidad, incluso contaba con un aljibe al que se dirigía una canalización de tejas unidas con cal, montada sobre un murete de mampostería. La técnica con que los muros estaban realizados era mampostería sobre la que se alzaba el tapial. Los suelos son de tierra apisonada y la cubierta de teja curva, como demuestran los ejemplares encontrados en los derrumbes (UEN/s 003 y 004). Aunque no se indica en el informe el alzado de los muros se habría realizado en tapial. En el extremo noroeste del sondeo se localizó un corte en la roca completado con grandes mampuestos para formar una calle, por encima del edificio descrito. Cercano al perfil este de la excavación se detectó un muro, seguramente perteneciente a otro edificio. El conjunto cerámica data estos restos en el siglo IX, indicando también su continuidad de uso hasta el siglo X.
En 2001 se llevó a cabo la primera excavación del grupo de investigación Toponimia, Historia y Arqueología del Reino de Granada en el yacimiento (3). Se realizaron dos sondeos para valorar la afección producida por unos expolios realizado en la cima de el Cerro de «El Sombrerete». Se trata de una colina no muy elevada pero si muy escarpada situada al borde de la Vega. Supondría el límite occidental del yacimiento.
El sondeo 1000 permitió documentar un lienzo de muralla perteneciente a la Alcazaba de Madinat Ilbira. Realizada en tapial, que en este tramo no se había conservado, sobre una base de mampostería. Esta construcción presenta una técnica curiosa. En lugar de estar construida sobre una base maciza de piedra, lo hace sobre plataformas en forma de “U”, que en el interior están rellenas por el mismo mortero que forma el alzado de la tapia. En la campaña de 2001 se localizó el punto en el que desde un simple zócalo de mampostería (UEC-008), de 82 cm de anchura, se pasa a la planta más complicad que se ha dicho, adosándole a la UEC 008, la UEC 013 en la que a su vez se apoya la UEC-011. Esta estructura contenía un relleno de mortero que homogenizaba la superficie sobre la que se debía asentar el cajón de tapial. La anchura total de la muralla a partir de este punto era de 2,5 m aproximadamente.
En el sondeo 2000 se excavaron parcialmente dos estancias de una vivienda, una de ellas el patio. Tiene unas características bastante distintas a las que se sitúan en zonas más bajas del mismo recinto de la alcazaba. En primer lugar de esta construcción procede un ajuar cerámico bastante rico, si bien situado en posición secundaria, con algunas piezas de importación, como una cerámica vidriada en blanco procedente de Samarra, e incluso abundantes fragmentos de vidrio. En segundo lugar el pavimento de su patio es uno de los pocos ejemplos de un suelo de losas que se ha podido documentar en el yacimiento y el único caso en la alcazaba, en la que los suelos son fundamentalmente de tierra apisonada. También es posible que las paredes estuvieran enlucidas y decoradas con pintura a la almagra, como sugiere un fragmento de enlucido pintado en rojo, procedente de la zona inmediatamente inferior al edificio. Por último su posición en el conjunto de la alcazaba indica una clara preeminencia sobre el resto de construcciones. A pesar de estas singularidades, la técnica empleada en su construcción es el tapial sobre zócalos de mampostería irregular, como la mayoría de los ejemplos de la ciudad.
Parece que ambas construcciones, muralla y vivienda, se levantaron en el siglo IX manteniéndose en uso hasta el siglo X.
La siguiente excavación realizada en Madinat Ilbira está ya incluida dentro del proyecto de investigación que actualmente se desarrolla en el yacimiento. La intervención del año 2005 se volvió a centrar en la Alcazaba del Cerro de “el Sombrerete”(4). Se llevaron a cabo sondeos en varios puntos de la loma. Esta campaña permitió conocer la organización interna de la alcazaba. Por un lado se detectaron escaleras talladas en la roca que comunican la parte alta del cerro y la parte baja, a la vez que definen zonas más densamente ocupadas y otras más vacías. Por otro lado se pudo comprobar como una serie de células habitacionales cercanas entre ellas debieron funcionar a modo de las distintas estancias de una vivienda, generando espacios abiertos entre ellas más o menos privados. Esta pertenencia a la misma vivienda estaría indicado por la diversidad de tamaño y sobre todo las diferencias en los ajuares entre unas construcciones y otras; en algunas, por ejemplo, falta algo tan imprescindible como un hogar. No se van a describir los sondeos por orden de numeración para que la exposición sea más clara.
El sondeo 3100, con unas dimensiones de 20 m por 20 m, se encuentra a media ladera, en una zona de fuerte pendiente, que alcanza el 50 %. En este sondeo se exhumaron los restos de dos células habitacionales y una parte muy pequeña de una tercera. Las dos principales estructuras, CE-1 y CE-2 miden 4,85 m por 6,75 m y 4,90 por 8,20 m respectivamente. Se trata de dos construcciones rectangulares, con una separación entre ambas de menos de medio metro, con entradas independientes, y un adarve por el que se accedería a la segunda de ella. Se ha construido una superficie aterrazada para acondicionar la escarpada ladera del cerro, para ello se ha realizado un cuerpo macizo de mampostería. Sobre esta base y en algunos puntos aprovechado los escalones naturales de se levantan los muros que también en este caso son de tapial sobre mampostería. Hay que decir que nada diferencia las terrazas de nivelación con los muros con los que de hecho traban. También parece que el límite occidental del adarve estuvo completamente formado por la roca que forma un gran escalón rocoso.
En este sondeo se documentó una de las mencionadas escaleras excavadas en la roca aprovechando fracturas naturales. Por debajo de estos edificios se detectó también un pequeño camino de tierra apisonada sobre una pequeña superficie formada con piedras pequeñas.
El sondeo 4100 se sitúa en una área de menor pendiente, en este sondeo se excavó una sola célula de 9,30 m de largo por 3,80 m de ancho. La técnica con la que se levantó vuelve a ser la de muros de tapial sobre zócalos de mampostería irregular. En este caso se documentó la existencia de un pequeño hogar, aparentemente, demasiado pequeño para ser empleado para cocinar. Se sitúa en una esquina, aprovechando un escalón rocoso completado con mampuestos y tierra apisonada.
El sondeo 4200 se abrió al sur del anterior, en una zona que había sido alterada por un expolio y en el que las estructuras afloraban en superficie.

Se sacó a la luz un edificio, CE-1, con una planta más compleja que las del resto de la alcazaba. Tenía al menos tres espacios uno de ellos un patio, que como indica el hogar ahí situado funcionaría como cocina, al que se abría una estancia, la única que se excavó por completo y que medía 10,80 m de largo y 4 m de ancho. Estaba dividida a su vez por otro muro. La concentración de cerámica sugiere que este espacio sería un almacén. En superficie afloraban los restos al menos otra estancia, que no se llegó a excavar, situada al otro extremo del patio. La técnica constructiva no varía respecto al resto de construcciones, tapial sobre una base de mampostería.
Se pudo documentar así mismo un tramo de muralla que descendía desde la zona excavada en 2001, construido mediante las ya comentadas plataformas en forma de “U”. Este tramo sí conservaba parte del alzado en tapial, UEC-065, que presentaba marcas de los maderos del encofrado UEC-025 y 027 con que se construyó. Entre la vivienda y la muralla discurría una calle cuyo suelo era de tierra apisonada.
Se excavó otro tramo de muralla en los sondeos 6100 y 6200. Estos sondeos se abrieron en el entorno de «los Caballitos del Rey», una pequeña loma formada por un afloramiento calcáreo que con «El Sombrerete» genera una vaguada de suaves pendientes. Este paño está construido de forma distinta. Aunque el alzado sería también de tapial, que en este caso no se ha conservado, el zócalo sobre el que se asienta es un plataforma continua y maciza realizada completamente en mampostería. Uno de los hallazgos más destacables de la campaña de 2005 tuvo lugar en el sondeo 6200, aquí se encontró la puerta de la alcazaba flanqueada por dos torres.
Los sondeos 5100 y 5200 se sitúan al pie del cerro en la zona de contacto entre éste y la llanura, fuera ya del recinto amurallado. Las dimensiones de los edificios hallados en ambos cortes no permitieron más que su documentación parcial. En ambos casos parecen tener una orientación artesanal. En el primero se documento una construcción con un patio y al menos una habitación, en aquel se excavó una zanja en el suelo para el deposito de cenizas de un horno. El horno que generó dichas cenizas, se encontraba fuera de los límites del sondeo, pero el volumen de desperdicios sugiere una actividad fabril. En el caso del sondeo 5200, parte de cuyas estructuras se habían tallado en la roca, la organización del espacio en torno a un qanat y la presencia de unos suelos de mortero bastante compacto y alisado, similar al opus signinum, sugiere alguna actividad en la que se el agua tuviese gran importancia. Ambos complejos se elevarían fundamentalmente en tapial, de hecho en el sondeo 5100 se ha conservado un alzado, UEC-017, de casi un metro de altura realizado con dicha técnica.
Todos los sondeos realizados en esta campaña arrojan una cronología altomedieval en torno al siglo IX y principios del siglo X, pero es posible que los sondeos 5100 y 5200 tengan una cronología ligeramente posterior a los de la alcazaba. Esta cronología más tardía de la ocupación del sector occidental de la llanura se ha comprobado en los sondeos realizados en 2006 y 2007.
En el 2006 se realizó una intervención de urgencia (5) debido a la intención del dueño de un olivar de introducir un sistema de riego. Esta zona, en el extremo noroccidental de la llanura, presenta una pendiente muy leve hacía el sur. Aunque no parece que en época medieval este desnivel fuese muy acusado, hoy en día los rellenos incluso lo han atenuado. En esta excavación se abrió un sondeo 1100, en el que se descubrió parte de un edificio muy complejo, organizado en torno a dos muros longitudinales, a los que se adosan muros transversales que forman las habitaciones. Sobre la base realizada en mampostería se levantaría el tapial del que sólo se han encontrado los derrumbes. Se encontraron además dos pozos, posiblemente pertenecientes a un qanat. Por debajo de este complejo se detectó al menos una fase anterior a la que pertenecía entre otras estructuras un horno, amortizado por un derrumbe.
La campaña de 2007, la segunda excavación del Proyecto General de Investigación la Ciudad de Madinat Ilbira, permitió conocer parte de la trama urbana del que debió ser uno de los principales barrios de la madina(6). Los sondeos se abrieron en el llamado pago de la Mezquita, donde ya en el siglo XIX Gómez Moreno había identificado unas ruinas de un gran edificio como pertenecientes a la aljama de Ilbira. Se realizaron cuatro sondeos, caracterizados todos ellos por la gran potencia de los niveles de relleno, de hasta 3 m.
En el sondeo 1200 se exhumaron los restos de dos viviendas separadas por una estrecha calle, una de ellas con un patio que funcionaba como cocina, y dos estancias más. Este edificio se prolongaba en el sondeo 1500, donde se descubrió un pozo ciego seguramente asociado al mismo complejo. En el sondeo 1300 se saco a la luz un edificio formado por al menos tres estancias. El sondeo 1400 proporcionó unas estructuras de difícil interpretación. A diferencia de los ejemplos documentados hasta ahora la base del muro detectado, UEC-079, se hizo con sillarejos, si bien el alzado se realizó en tapial. Tal vez se trate de una construcción asociada a un enterramiento monumental que se encontró a mayor profundidad, CEF-1. Las estructuras de estos sondeos son las más tardías de las localizadas en la ciudad andalusí, alcanzando el siglo XI, aunque el enterramiento es de los siglos IX o X.


Imagen 1.—Situación de los restos mencionados en el texto


Técnicas constructivas en Madinat Ilbira

Una vez descritos los restos de construcciones descubiertos en el yacimiento, vamos a hacer una recopilación de las técnicas empleadas en su edificación. El estado de conservación es en algunos casos muy deficiente, y los alzados que han perdurado hoy en día son muy escasos pero esto no impide obtener algunos datos generales sobre estas estructuras.

Materiales constructivos empleados en Madinat Ilbira

Tierra


Este sería sin lugar a dudas el material más utilizado en las construcciones del yacimiento. Aparece empleada en morteros, tanto para alzados de tapial como en los morteros que unen los mampuestos. Se usa también en los rellenos de nivelación y mezclada con una proporción variable de cal formando suelos. Los lugares de acopio de tierra no debían ser muy lejanos, esto está claro en los suelos y rellenos de nivelación, por lo general formados por una tierra de textura arcillosa, muy roja de tonalidad medía u oscura, con inclusiones de grava fina. Esta tierra, visible en muchos puntos, procede de la degradación de la roca caliza que es el material predominante de la sierra, con lo cual el acceso a este material resultaba muy sencillo.
En cuanto a los tapiales se observa mayor diversidad. Son frecuentes los tapiales de color rojizo, pero conviven con otros de color ocre, de distinta tonalidad y amarillento o verdoso. En cualquier caso depósitos de todos estos tipos de tierra han quedado a la vista en los cortes realizados por las canteras, formando estratos horizontales. Estos posibles puntos de recogida de material se encuentran también en la sierra en el entorno de la ciudad.
En los edificios de la zona llana se han recuperado materiales tardorromanos y de primera época islámica en los derrumbes de tapiales de los siglos X y XI(8). Esto sugiere que se recurrió a tierra procedente de la llanura situada a los pies de la Sierra o justo de las estribaciones de la misma, donde hasta hoy se han identificado los únicos restos de época romana del yacimiento.
También sabemos que se recogía arcilla en la vega para la fabricación de tejas, que sólo puede proceder de zonas de regadío o del entorno de un río(9). En principio la importancia de la actividad agrícola en el mundo islámico y la necesidad de tierra arcillosa para fabricar este material nos lleva a pensar en la segunda posibilidad. Sin embargo, no parece probable que se recurra a esta fuente para la construcción del tapial y de rellenos que requeriría un gran volumen de material. Nos resulta más plausible que se recurra a zonas cercanas para su recogida.

Piedra

Si bien la tierra debió ser el material empleado por excelencia tanto en la elevación de los muros como en la elaboración de suelos el material constructivo más ampliamente documentado es la piedra. Dentro de este grupo la roca más representada es la caliza, que como se ha dicho es el material predominante en Sierra Elvira, aflorando en muchos puntos, lo que facilita su explotación. Esta explotación se ve facilitada también por su estructura laminada, que facilita la extracción de bloques más o menos regulares. Se trata de un depósito del mesozoico, originado por aportes de cieno procedentes de un lago poco profundo. Éstos se elevaron en los plegamientos terciarios. Presenta una alta densidad, sin poros visibles mediante microscopio óptico, esto le confiere una serie de características muy apreciables en su puesta en obra. En primer lugar presenta una baja absorción de agua. Resiste bien a las tensiones, sobre todo aplicadas en perpendicular al plano de sedimentación. También resiste fácilmente las variaciones térmicas fuertes. Soporta bien las agresiones químicas por su baja absorción de agua(10).
En la campaña de excavación de 2005 se identificó una posible cantera en una zona conocida como los Caballitos del Rey, junto a la muralla. Su cronología es dudosa pero una inscripción en caracteres árabes y un símbolo islámico grabado en la roca nos hacen pensar que pudo abastecer a la ciudad altomedieval. La presencia de grietas en la piedra permitiría la explotación simplemente mediante la introducción de cuñas de madera, hinchadas posteriormente con agua, o hincadas mediante golpes de martillo. La explotación no parece complicada por lo tanto.
Está piedra se presenta en forma de mampuestos. Tienen diversos tamaños aunque por lo general son medianos y pequeños. Se caracterizan por ser empleados tal como se extraen de la cantera, recibiendo como mucho una talla somera a fin de regularizar alguna de sus caras. Se encuentran integrados en los zócalos de mampostería que debían de recibir la obra en tapial. También aparecen formando parte de rellenos de nivelación, siendo en este caso más irregulares, si cabe, o incluidas en tapiales, caracterizadas por ser pequeñas y sin trabajar. Sólo en un caso hemos documentado este tipo de piedra con una talla que puede considerarse casi de sillarejos, con unas dimensiones bastante regulares. Nos referimos al muro, E-3, descubierto en la excavación de 2007, en el sondeo 1400(11). Hay que señalar que seguramente se trataría de un edificio singular dentro del conjunto de la madina, tal vez relacionado con la mezquita aljama. También conocemos por los trabajos de Gómez Moreno de la existencia de un edificio de sillares y columnas de piedra descubiertos entre las ruinas de la mezquita(12). El autor no indica en que tipo de piedra están realizadas. Teniendo en cuenta la rigurosidad que lo caracteriza no sería mucho suponer que se debe a que estaban realizados en la piedra caliza del entorno. Este hecho indicaría un cierto nivel económico(13) alcanzado por la población o la implicación del estado en la obra, puesto que la labra de la piedra exige personal especializado. Sin embargo al-Razi hace una referencia a canteras de mármol en las proximidades de Madinat Ilbira, de color muy blanco y no muy duro, que se usa en la talla de esculturas y obras de arte(14). No obstante con estas características es muy posible que haya confundido la caliza local con mármol, debido al brillo que adquiere esta piedra gracias al pulido. Aunque permite suponer que si se realizaban trabajos de talla estos incluirían la elaboración de material constructivo, sillares y columnas.
Por ultimo esta piedra se ha empleado también en suelos, trabajada en forma de losas planas. En uno de los casos se trata de un complejo claramente diferenciado del resto, como es el situado e la cima del cerro de “El Sombrerete”(15).
En número muy menor hay otros materiales líticos representados en el registro arqueológico. Hemos encontrado, en la campaña de 2007, en el sondeo 1400, la cubierta de una tumba realizada mediante siete losas de yeso geológico de grandes dimensiones(17). Gómez Moreno había ya identificado este material formando parte de un suelo(18).
De forma más fragmentada, se ha recuperado piedra de las canteras de Malaha, de dimensiones reducidas y en muy poco número. Es posible que las jambas de la puerta de la Alcazaba, estuviesen realizadas en este material, como parece indicar el depósito dejado por su degradación(19). Este tipo de piedra fue también localizado por Gómez Moreno trabajado formando sillares, uno con el relieve de un león(20). En este caso estaban incluidos en los muros de un edificio medieval, y él los interpreta como reutilizados. Este tipo de piedra es una arenisca poco compacta muy adecuada para la talla. Se usa frecuentemente para la elaboración de detalles arquitectónicos y en lapidas decoradas. Su poca dureza permite también la elaboración de sillares. Aunque Gómez Moreno haya considerado estas piezas como fruto del expolio de restos romanos, no es descabellado pensar que esta cantera se explotase en época emiral y califal, a la vista del amplio uso que iban a tener en la Vega de Granada en el siglo XI, de hecho el cercano puente de Pinos Puente, construcción califal, está realizado en este material.

Materiales vegetales

Como es lógico estos materiales no han llegado hasta nuestros días, más que como restos muy degradados. Así la presencia de elementos vegetales es reconocible por los niveles con abundantes carbones que se encuentran mezclados con los derrumbes o más habitualmente bajo los restos de las techumbres. Así se han documentado este tipo de niveles en el sondeo 5100 durante la excavación de 2005(21) y en los sondeos 1200, 1300 y 1400 en 2007(22).
Las especies útiles en construcción que se pueden dar en el entorno de Madinat Ilbira son la encina(23) y el pino. La madera de las especies frutales es muy apreciada por sus cualidades estéticas pero su elevado precio debía limitar su empleo a detalles de ebanistería en caso de que realmente se empleasen(24).
La madera se emplearía en forma de rollizos, apenas desbastados para constituir las vigas para la cubierta de los edificios, o los forjados en caso de la existencia de varias plantas. También pueden estar presentes en el interior de los muros de tapial para darle consistencia, como se observa en el tramo de muralla excavado en el sondeo 4200 en la campaña del año 2005. También debió ser frecuente su empleo en jambas y en dinteles, de puertas y ventanas, que no pueden realizarse directamente en el tapial, por lo menos no los dinteles. La ausencia de material de construcción en los derrumbes que haya podido cumplir esta función sólo nos deja la posibilidad de que se hayan realizado en un material perecedero como la madera. Por último se emplearía en el cerramiento de vanos, así Gómez Moreno da noticia del descubrimiento de los herrajes de una puerta(25).
Otro elemento que estaría muy presente en la construcción sería el cañizo, este material formaba parte de la cubierta de los edificios(26). Si no se han conservado los maderos, menos aún los fragmentos de este elemento. Sin embargo su utilización esta demostrada fuera de cualquier duda por la impronta dejada en el mortero que unía las tejas del sondeo 1100 excavado en 2006(27).
Por último, la escasez de clavos nos permite suponer el empleo de cuerdas en la construcción de las techumbres. Lo más lógico es pensar que éstas estuviesen realizadas en esparto, materia prima documentada de forma indirecta por los restos de metal fundido caído sobre esteras de este material(28).

Materiales cerámicos

Marcelino García López denomina cerámica “todos los objetos construidos con materias arcillosas endurecidas por la acción del calor”(29). Sin duda, de todos los materiales de este grupo, la teja es el más abundante, casi exclusivamente la teja acanalada, que ha venido a llamarse árabe.
Desconocemos los detalles de la fabricación de este elemento. Podemos aceptar como validos los procesos explicados en los manuales del siglo XIX para su elaboración a mano(30), pero siempre teniendo en cuenta que se refieren a un periodo en que la producción esta más estandarizada. El primer paso es el aprovisionamiento de la arcilla, esta debe contener arena, sino se le añade arena fina o margas calizas como desgrasante, para evitar que en el proceso de deshidratación se deformen o agrieten, si por el contrario la arcilla contiene muchas inclusiones y es por esto poco plástica se le añadirían margas. En cualquier caso se preparan para eliminar los granos de sílice y caliza. Esta masa será mejor si se deja expuesta a las heladas en invierno mientras se remueve periódicamente, lo que ayuda a la disgregación del material. Con posterioridad se les añadiría agua, en fosas recubiertas de madera o ladrillo y se removería frecuentemente. Esta arcilla se extiende y se amasa mediante el pisado de obreros. Después de este paso ya se puede moldear. Esto se hace mediante un bastidor de madera o hierro, colocado sobre una superficie espolvoreada de arena, pasándole un listón o rasilla para retirar el excedente. Así se obtiene una placa que ha de colocarse sobre un molde con la forma de la curvatura interior de la teja. A continuación se dejan secar extendidas en una era en un periodo de horas, dependiendo de la climatología, se les puede recortar las rebabas y amontonarlos de forma que el aire pueda circular entre ellas. De ahí pasan a un horno, que no tiene porque ser demasiado complejo. Podría bastar un simple hoyo en la tierra en el que se depositaran las tejas crudas cubriéndolas con madera para su combustión(31).
Para el caso de Madinat Ilbira, como se ha dicho, la cantera de aprovisionamiento de arcilla parece haber estado en una zona de ribera(32), sin que esto impida que se exploten otros depósitos arcillosos. Lo que no se ha podido identificar por el momento es algún área donde se haya realizado todo el proceso posterior de preparación de la arcilla y moldeado, ni los hornos. La complejidad del proceso de fabricación que se ha comentado y el gran volumen de piezas necesario, exigiría la existencia de talleres organizados.
Existen también evidencias del uso de ladrillos. Estos aparecen tan fragmentados y en tan poco número que no admiten más interpretación que su expolio de obras romanas y su reaprovechamiento en construcciones posteriores. El grosor de los ejemplares recuperados, superior a 5 cm, refuerza la misma idea. Sólo se ha documentado un ejemplar in situ, se encontraba en el sondeo 5200 sobre un suelo de mortero muy compacto con gran cantidad de inclusiones de árido, que recuerda a un opus signinum. La misma interpretación hay que dar a los escasos fragmentos de tégulas recuperados en la zona llana del yacimiento. Aparecieron siempre empleadas en rellenos o como inclusiones en derrumbes de tapial, nunca como parte del derrumbe de las cubiertas.
Con muchas reservas hemos de hablar de la presencia de atanores(33), en el sentido de piezas de conducciones de agua(34). Se trata de algunos ejemplares depositados en el Museo Arqueológico Provincial. Están identificados como procedentes de Atarfe, sin más especificaciones. Sólo cabe destacar que su tamaño es menor a los recogidos bajo la localización de Alcazaba de Granada, que se podría identificar con la Alcazaba Qadima en el Albayzín(35).
Por último hay que mencionar la introducción de cerámica fragmentada como inclusiones en rellenos de nivelación o como desgrasantes dentro de tapiales. En ocasiones se han empleado también como ripio en los zócalos de mampostería. El interés de estos materiales radica en que nos pueden ofrecer una cronología post-quem de las estructuras en las que están incluidas, mientras que su uso como material constructivo no deja de ser anecdótico.

Cal y morteros

Este material, proveniente de la calcinación de piedra caliza, es fundamental en la construcción. Se ha empleado como aglutinante en todo tipo de morteros, así la encontramos en menor o mayor proporción en tapiales y en suelos. Curiosamente por lo general su proporción es muy baja o inexistente en la mezcla empleada en la construcción de los zócalos de mampostería. Por el contrario se emplea con gran profusión en enlucidos. Sorprende también el uso de un mortero muy consistente, con una alta proporción de cal empleada en la reforma del CEF-1 en el sondeo 1400(36), realizado en 2007. Destaca por último su empleo en las cubiertas de los tejados, presentando una muy alta concentración de cal en los ejemplos recuperados en el derrumbe del edificio del sondeo 1100, excavado en 2006(37).
Como se ha dicho la cal se obtiene calcinando roca caliza, que debe tener una proporción de al menos el 50% de carbonato de calcio (CaCO3), esta es una materia prima que abunda en toda la sierra. Las piedras empleadas deben tener entre 10 y 20 cm de diámetro para facilitar la calcinación. Mediante este proceso se libera dióxido de carbono (CO2) originando la cal viva u oxido de calcio (CaO). Este material no se puede aplicar en ese estado sino que se apaga mediante agua produciendo dióxido cálcico (Ca(OH)2). Este material en contacto con el aire vuelve a absorber dióxido de carbono (CO2) dando lugar a carbonato de calcio (CaCO3) de nuevo. Es esto lo que le aporta dureza a los morteros(38).
Este proceso tiene un momento delicado en la cocción. Esta no puede realizarse a una temperatura ni muy alta ni durante demasiado tiempo porque se pasa y no produciría un buen mortero. La temperatura debe ser ligeramente superior a 1000º C, y la cocción dura entre tres y cuatro días. Sólo es posible conocer si ésta se ha realizado correctamente mediante la observación del mismo artesano. Los hornos necesarios para su elaboración son muy sencillos, no siendo preciso una cámara de combustión separada del material.
Según los materiales empleados se obtendrá cal de diversa calidad. La cal grasa es la que se obtiene de rocas calizas en las que la proporción de carbonato de calcio supera el 95 %. Es empleada porque se apaga y fragua más rápidamente dando lugar a morteros muy resistentes. La cal magra o árida es la que contiene más de un 10 % de oxido de magnesio (MgO) o arcilla en su caso. Se apaga y fragua más difícilmente admitiendo menos árido, en cambio es más plástica. La cal hidráulica es la que fragua en medios húmedos, las calizas de donde procede esta cal son muy raras por lo que se elabora añadiendo una proporción de entre el 5 % y el 22 % de arcilla. Si el material calcinado contiene una proporción muy alta de arcilla se origina cemento, que ya no se puede apagar. Éste se muele y se mezcla con agua para la elaboración de morteros. En el caso de Madinat Ilbira todos los morteros documentados parecen elaborados con cal del segundo tipo.
Para apagar la cal se emplean varios métodos. El más sencillo es depositar la cal viva en una artesa y verterle agua mientras se remueve con batidoras o rodillos. En este caso para evitar su fraguado por contacto con el aire debe ser almacenada en fosas excavadas y cubiertas con arena. Otra posibilidad es extenderla en una zona próxima a su consumo, formando una capa de entre 30 cm y 40 cm de espesor. A continuación se le añade el agua mediante cubos o mejor regaderas mientras se amasa con el rodillo. Otro método consiste en desmenuzar la cal viva, para introducirla en una cesta de mimbre que se sumerge en agua unos segundos y se saca antes de que la cal se funda. Por ultimo se puede exponer al aire libre para que absorba la humedad ambiental. Los últimos tres métodos originan cal en polvo. Dependiendo de la cantidad de agua el resultado será peor o mejor, así el exceso de agua produce un mortero muy endeble y poroso, si es muy poca tendrá poca capacidad de unión. Se puede suponer que en Madinat Ilbira se empleó la segunda técnica lo que permitiría explicar la existencia del interfaz relleno de mortero documentado en el sondeo 1400(39).
Este proceso de producción se ha extraído de un manual del siglo XIX. Con toda la precaución necesaria, puede explicar el proceso de elaboración de la cal para una fase preindustrial(40), ya que esta actividad, que en algunos sitios de España ha continuado realizándose de forma artesanal, como se describe en dicho manual.
Para su puesta en obra la cal se mezcla con la tierra en proporciones variables, puede presentarse en muy bajo porcentaje para dar compacidad a los muros de tapial y los suelos o ser muy abundante como en enlucidos, algunos suelos y en el mortero empleado en algunas techumbres. Por el contrario los morteros que hemos documentado uniendo los mampuestos de las bases de muro, son de tierra(41) o apenas contiene cal.

Roca

Como se ha comentado la mayor parte de los materiales que forman la base geológica de la sierra son depósitos mesozoicos de caliza, elevados durante los plegamientos terciarios. Esta roca presenta tendencia a formar fracturas ortogonales que de la misma forma que favorecen la extracción de material de construcción, permiten su acondicionamiento y modificación para la inclusión en construcciones. Así nos aparece frecuentemente aflorando en la base de los muros que se limitan a regularizarla para poder realizar el alzado en tapial. En ocasiones, como en el sondeo 4100 parece que se ha podido emplear como una especie de banco o repisa de la E-1(42). También se han reconocido unas escaleras talladas en la roca, E-5, en el sondeo 3100(43).
En el caso de la zona llana se ha alcanzado la roca en los sondeos 5100, 5200 y 1100. En este caso la base geológica está formada por un conglomerado que parece formado por la compactación de los sedimentos procedentes de la erosión de los materiales de la sierra. Esta roca es muy blanda, fácil de cortar así nos encontramos muros tallados en la roca como los del sondeo 5200(44), una fosa cuya función es dudosa en el sondeo 6100(45) o el sistema de abastecimiento de agua de la ciudad formado por galerías subterráneas, con pozos de ventilación que pudo ya ver Gómez Moreno y que se ha documentado también en la campaña de excavación de 2005(46) y en la intervención de urgencia de 2006(47).

Metal

El último material empleado en la construcción que hemos documentado es el hierro. Se ha mencionado que Gómez Moreno(48) habla de los herrajes de una puerta. En las intervenciones realizadas en el presente siglo se han descubierto si bien en un número muy bajo, clavos de hierro que es de suponer procedan de la techumbre.

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Soluciones constructivas empleadas en Madinat Ilbira(49).

Preparación del terreno


El primer paso previo a la edificación es el acondicionamiento del terreno. Tras trazar la planta se procedería a una somera excavación del terreno intentando obtener una superficie suficientemente plana para la actividad que se desarrollará en el edificio. En zonas de pendiente con tal fin se puede recurrir a recortar la roca, empleando los materiales extraídos para rellenar una superficie aterrazada(50). En la alcazaba en la zona de mayor pendiente, donde se ubica el sondeo 3100, no parece que se haya acudido a este método. Aquí, se han aprovechado los escalones naturales formados por la roca como base de los muros orientales, mientras que hacia el piedemonte se ha construido un relleno de nivelación (UEC-012 en el CE-1 y UEC 035 en el CE-2) a base de piedras muy irregulares, tanto en forma como en tamaño, que traban con los muros perimetrales del edificio ( en el CE-1, las E/s 2, 3 y 4; en el CE-2 las E/s 9, 12 y 16) formando un único cuerpo. Esta solución debe ser considerada como una imposición del medio, ya que el terreno aquí forma una pendiente superior al 50 %. La solución adoptada en los sondeos 4100 y 4200 es un relleno de piedras medianas y pequeñas que se apoyan en los muros perimetrales, En la parte llana los rellenos están compuestos fundamentalmente por tierra y también se apoyan en los muros perimetrales.
Bazzana hizo notar que las construcciones privadas andalusíes apenas cuentan con cimientos(51), basándose en los casos de Siyasa (Murcia) y del Castillejo de los Guajares (Granada) donde efectivamente las estructuras se apoyan directamente sobre la roca. Éste es un aspecto también observado por Blanco de Izaga en el Rif(52). Esta afirmación es correcta para las viviendas descubiertas en la Alcazaba y en la zona norte de la llanura. En el primer sitio no se ve que se haya realizado ni siquiera una fosa mínima para la construcción del muro. Al contrario, para la construcción de la muralla, incluso se ha vertido un relleno de tierra para asegurar su asiento. Estos depósitos se documentaron en la zona 1000 en la excavación 2001 y en el área 4000 en la campaña de 2005, realizado con la propia tierra proveniente de la degradación de la roca sobre la que se apoya en parte la estructura. Más abajo en el sondeo 6100, llega a formarse una auténtica plataforma de mortero, muy compacta sobre la que después se construyo la fortificación.
En la zona llana se ha podido comprobar como la cimentación de los muros descubiertos en el sondeo 1100 era similar a la del tramo de muralla del sondeo 4200. Realizada con una tierra de color rojo con inclusiones de grava. En el sondeo 5100 el muro perimetral se apoyaba sobre una estructura enterrada formada por mampuestos dispuestos de forma muy irregular, de dimensiones mayores que el muro, pero en cualquier caso con muy poca potencia.
Si nos trasladamos a las estructuras excavadas más abajo podemos apreciar que los cimientos se introducen hasta 1 m por debajo del nivel de suelo, como hemos comprobado en el sondeo 1300. La calidad del muro y la del cimiento así como su anchura son las mismas, sin apreciarse más diferencia que el hecho de que éste está enterrado(53). La explicación podría ser que se busca asentar los muros, sino en la roca al menos en una capa de tierra compacta. Ésta aflora en superficie en el Cerro de «El Sombrerete» y no se haya muy profunda en el pago de los Tejoletes, mientras que en el secano de la Mezquita se encontraría a una profundidad considerable. Sin embargo, esta explicación no es valida para el muro descubierto en el sondeo 1400. Aunque se ha excavado muy parcialmente, el derrumbe de tejas que se le apoya indica que sería un muro portante pero está construido sobre una serie de rellenos, no sobre un estrato compacto. Esto puede deberse a que tal vez no sea un muro perimetral del conjunto sino un muro divisorio, se ha podido documentar en una cata realizada en el sondeo 1300 como se apoyan sobre el relleno de nivelación.

Muros

Los muros que se han construido en Medina Elvira combinan dos técnicas fundamentalmente, la mampostería para la ejecución de un zócalo de cimentación sobre el que se realizaría el alzado, fundamentalmente construido en tapial. No obstante, hay algunas variantes y algunos ejemplos diferentes

Mampostería

La mampostería forma la base de la mayoría de los muros del yacimiento, por lo menos los descubiertos por el momento.
Por lo general la mampuestos son medianos y pequeños, salvo en el tramo de muralla excavada en el área 6000 (E-1), donde se utilizaron piedras de gran tamaño. Aclaremos en este punto a que nos referimos cuando hablamos de mampuestos pequeños, medianos y grandes. Asumimos que cualquier diferenciación que realicemos será subjetiva ya que este material, tan irregular tanto en forma como en tamaño, no se puede someter a estandarización. Hemos basado la división en las dificultades que el material ocasiona en su puesta en obra y su función en la misma. Así los mampuestos grandes son aquellos que tienen un gran volumen, que requieren la colaboración de más de un operario para su puesta en obra. El mampuesto de menores dimensiones que incluimos en este grupo es uno de 1,25 m de longitud, por 0,80 m de ancho y 0,30 m de altura. A continuación los mampuestos medianos serían aquellos, que con mayor o menor esfuerzo podrían ser colocados en la obra por un sólo hombre, que es, por otro lado, el material predominante en las estructuras documentadas. Tendrían un volumen superior 1 dm3 (lo que supone por ejemplo un cubo de 10 cm de lado). Por debajo de las dimensiones indicadas nos encontraríamos los mampuestos pequeños o ripios, piedras de pequeñas dimensiones, por lo general de forma muy irregular y que se emplean para asentar correctamente los mampuestos mayores y rellenar los espacios vacíos que queden entre ellos.
Sobre el trabajo de los mampuestos ya hemos mencionada que la talla es muy somera, la fractura misma de la roca facilita la obtención de bloques ortogonales. Si presentan algún trabajo posterior es en los lados que formen la cara de los muros.
En cuanto a su disposición en el muro, los mampuestos, medianos por lo general, forman las caras de los muros, dispuestos en dos líneas paralelas. Estas se realizan por hiladas horizontales paralelas que se van realizando a un mismo tiempo mientras que el espacio entre ellos se rellena con ripio y mortero. Sobre esta hilada se dispondría una capa de mortero y se levantaría la siguiente fila de morteros. Se puede observar una tendencia a que los bloques de mayores dimensiones y mejor trabajados se coloquen en las esquinas(54). La piedra se coloca por lo general apoyada sobre su cara mayor, colocado a soga (con el lado mayor orientado en la misma dirección que el muro). Hay excepciones a esta disposición, por ejemplo, en el tramo de la muralla del sondeo 6100 (E-1), o en el sondeo 5100 (E-2, UEC-009) se han colocado algunos mampuestos a modo de perpiñanos o piedras pasaderas, en el segundo caso ocupando todo el ancho del muro, estas piezas se emplearían con la finalidad de afianzar la construcción(55). En el sondeo 6200 (E-1), y en la hilada inferior de la E-1 del sondeo 1300 (E-1) se documentaron mampuestos asentados sobre su cara menor, sin que podamos por el momento encontrar una explicación a esta formula. No son raros en este periodo la existencia de mampuestos dispuestos a espiga aunque en las excavaciones arqueológicas realizadas hasta ahora en el yacimiento no se ha documentado ningún ejemplo. En cualquier caso los mampuestos tienden a formar líneas horizontales, más fácilmente observables en la zona llana donde la regularidad del terreno facilita esta disposición. El asiento de los mampuestos esta asegurado por ripios, siendo frecuente encontrar fragmentos de teja y cerámica cumpliendo esta función. Estos ripios ayudarían también a regularizar las hiladas-
Los morteros que encontramos ligando este material se caracteriza por su alta proporción de tierra, o con una muy baja proporción de cal, de aspecto terroso y muy endeble. Las capas de mortero son bastante gruesas, sobre todo en la alcazaba, donde los materiales son más irregulares. Esta característica disminuye la solidez del muro, ya que la humedad afectaría al mortero disgregando los materiales.
En cuanto a las dimensiones, la única que puede resultar interesante es la anchura. La longitud total, muchas veces nos es desconocida, aparte, evidentemente, difiere mucho de unos edificios a otros, o por su situación en el conjunto. En cuanto la altura, son muy pocos los ejemplos en la que sabemos con seguridad que se ha conservado toda la base. Encontramos respecto a la anchura una gran variabilidad. Si bien suele estar situada entre 48 cm y 72 cm. Se observa que en las viviendas situadas en la alcazaba, por otro lado las más antiguas, los muros son más irregulares. Mientras, en la zona llana nos encontramos con mayor regularidad, sea esto porque lo facilita el terreno o porque las estructuras descubiertas son más tardías como indica la cerámica. Por ejemplo en el sondeo 1100, los muros longitudinales (E/s 1 y 6), que parecen organizar el espacio, y los que se les traban, tienen una anchura de 50 cm, mientras que los demás, que forman las divisiones internas, presentan una oscilación entre 40 cm y 50 cm aunque la mayoría tiene una anchura de 45cm o 46 cm. En un complejo excavado más parcialmente como el descubierto en el sondeo 1200, nos encontramos que el muro perimetral mide entre 64 cm y 58 cm de anchura (E-1), como el muro que se le traba en el sondeo 1500/C. Mientras que los muros divisorios, que se le apoyan presentan una anchura de 45 cm.
Evidentemente los paños de muralla descubiertos se escapan de estas dimensiones. Por razones de solidez, la muralla mide 1,5 m de anchura en el tramo descubierto en el área 6000, y 2 m en el caso del tramo que cierra la alcazaba en las áreas 1000 y 4000. Se ha mencionado ya la curiosa forma en que se ha construido el zócalo de este último paño de muralla. El sistema es comparable al de la muralla de Pla d’Almata en la que la base está realizada con sillares dispuestos a soga y tizón que forman los paramentos, entre ellos se ha vertido el mismo mortero con el que se ha construido la parte en tapial del alzado(56). En el caso de Balaguer, esta medida supone un ahorro muy claro, ya que los sillares, mucho más costosos, son sustituidos por tierra. Esta explicación podría ser valida para la alcazaba de Ilbira, aunque aquí se ha recurrido a la mampostería en lugar de la sillería. Hay que suponer que la disposición en escalones se trate de una forma de adaptarse a la fuerte pendiente del terreno.

Sillar y sillarejo

Las obras en sillería no son desconocidas en la zona. Así en las obras califales del puente de Pinos Puente(57) y la alcazaba de Loja se han empleado sillares. En el primer caso sillares de tamaño irregular de la piedra de la Malaha y en el segundo un aparejo califal de sogas y tizones. También por Gómez Moreno sabemos de la existencia de un edificio, tal vez la mezquita, construido con piedra labrada, con columnas y sillares. No podemos saber si estos eran el material usado exclusivamente en la construcción o si se emplearon como base para una obra en tapial. El nivel de derrumbe en el que se encontraron(58) parece confirmar la primera hipótesis, ya que si se hubiesen empleado sólo en la construcción de un zócalo deberían haberse encontrado cerca la línea de muro.
Destaca el acceso a la alcazaba, localizado en el sondeo 6200. Presenta la misma asociación de materiales que el castillo califal de Baños de la Encina, esto es el vano realizado en sillería (como suponemos que pudiese estar construido el ejemplo que exponemos) y la obra en tapial en este caso sobre un zócalo de mampostería. También presenta ciertas semejanzas en planta, como es el hecho de que el acceso esté constituido por una entrada recta flanqueada por dos torres cuadradas o por la adaptación al terreno de la alcazaba en su conjunto, a diferencia de otro grupo de fortalezas de planta cuadrada o rectangular.
Frente a esta mayoría de zócalos de mampostería, el tramo de un muro de sillarejo descubierto en el sondeo 1400 supone una excepción. El material escogido vuelve a ser la caliza local de Sierra Elvira. Este material asegura una mayor estabilidad gracias a su regularidad. Por otro lado, no es difícil de obtener ya que sólo hay que completar ligeramente la talla de los mampuestos extraídos en la cantera que tendrían ya una forma aproximadamente prismática. Se ha excavado una parte muy pequeña del edificio, pero hay indicios para suponer que se trata de una construcción singular.

Roca

También se ha empleado la misma roca como base de las construcciones que aflora en todas las viviendas de la alcazaba. En algunos casos se han empleado los escalones naturales que forma, como el muro oeste del adarve del sondeo 3100, en otros casos estos escalones tienen su propia función dentro del muro, así la E-1 del sondeo 4100, muestra un afloramiento rocoso que bien ha podido servir como repisa o banco.
En otros casos, como en el sondeo 3100, las UEC/s 003, 004, 006 y 007 se han realizado cortes en la roca a fin de incluirla en la construcción. Se reducía así, el gasto de material.

Tapial

Los ejemplos que hemos descrito hasta ahora no son más que la base de unos muros realizados fundamentalmente en tapial. Los derrumbes documentados en toda la excavación no dejan lugar a dudas de que ésta fue la técnica empleada en la mayoría de las construcciones islámicas. Los zócalo de mampostería tenían dos funciones principalmente. La primera consistía en la homogenización de la superficie en la que había de asentarse el cajón de tapial. En segundo lugar aislaba la construcción de la humedad que lo deterioraría en un periodo muy rápidamente. Es precisamente esta vulnerabilidad de los tapiales a la humedad la que ha hecho que apenas conservemos alzados en Madinat Ilbira. Se ha conservado como se ha dicho una pequeña parte del alzado de un cajón correspondiente al muralla(UEC-065, parte de la E-1 del sondeo 4200). Se trata de un tapial de tierra, con poca proporción de cal, y muy endeble. Como se dijo conservaba marcas de tableros (UEC/s 025, 027 y 028). Éstos se pueden interpretar como la impronta del encofrado de madera donde se compactaría la mezcla. Sin embargo, por su posición, que no parece anclada a un elemento situado en los márgenes de la construcción, nos permite barajar la posibilidad de que fuesen materiales incrustados en la muralla a fin de aumentar su resistencia. Con esta función se han documentado en otros yacimientos(59) de fechas más recientes.
Por lo que se deduce de los derrumbes, el tapial de la vivienda sería similar al de la muralla. Esto es un tapial muy terroso y endeble. No obstante hay que tener en cuenta que en un mismo edificio podía haber diferencias considerables entre los distintos muros. Esto se intuía por algunos derrumbes procedentes del CE-1 del sondeo 4200, y se vio claramente en el sondeo 5100, donde se conservaron dos alzados con una composición diferente entre ellos y con el conservado en el tramo de muralla del sondeo 4200. La UEC-17, que forma parte de la E-3 está compuesto por una tierra marrón grisácea, a simple vista se reconoce una proporción muy pequeña de cal, destaca sobre todo la inclusión de pequeñas piedras, que son muy abundantes. Su finalidad es disminuir la cantidad de cal siendo estás inclusiones las que le dan resistencia al muro. Mientras el tapial de la E-1, la UEC-022, tiene un color rosado claro, por su contenido en cal, apenas presenta inclusiones visibles, más que algo de grava de grano fino. En la zona excavada en el secano de la mezquita nos encontramos con una mayor homogeneidad. Los derrumbes están compuestos por una tierra arcillosa marrón anaranjada, con abundantes inclusiones de piedra, fragmentos de cerámica y teja que le dan consistencia, ya que la proporción de cal vuelve a parecer baja. Estas observaciones realizadas a partir de los derrumbes se confirmaron en la E-3, del sondeo 1200, que conservaba una pequeña parte del alzado de tapial, UEC-058.
En los tapiales conservados en las viviendas no se ven huellas de encofrado. No podemos saber si se debe al grado de deterioro en que han llegado hasta nosotros. Existe la posibilidad de que se haya empleado la técnica de compactar pellas de arcilla manualmente, sin cajones de madera. Esta técnica esta atestiguada en el norte de Marruecos, en época contemporánea(60).

Aperturas

Los vanos no presentan más que una interrupción del muro sin estar señaladas por ningún elemento arquitectónico, más que en los casos que tienen que salvar un desnivel un tranco de mampostería, como la E-55 del CE-1 en el sondeo 3100, en el mismo sondeo la E-11 del CE-2, y la UEC-025 del sondeo 4100. En el sondeo 5100, la puerta de la E-1 estaba marcada por un pequeño pilar de mampuestos, que sobresalía ligeramente del muro. La ausencia de material constructivo en los derrumbes que pudiesen formar un arco o un dintel de piedra nos inclina a pensar que los dinteles y las jambas de puertas y ventanas estarían realizados en madera. La única excepción es la puerta de la muralla que como se ha dicho podría haberse realizado en piedra de la Malaha, posiblemente trabajada en forma de sillares.

Enlucidos

A fin de evitar el deterioro de los muros (ya se ha comentado la fragilidad del tapial), recibían un enlucido que los protegía de la humedad. Éste se ha conservado en muy pocas ocasiones, se conserva un fragmento en el sondeo 1100 (UEC-085, parte de la E-7), otros dos en el sondeo 1200 (UEC-067 y UEC-056) que tal vez sean parte de un pavimento que cubre parcialmente la E-1, en el sondeo 1300 (UEC-046, adherida a la E-1). Se caracteriza por presentar una gran compacidad, gracias a una alta proporción de cal que también les da un color blanquecino. Contiene también una cantidad muy pequeño de árido fino. En la excavación, en los sondeos 1200, 1300 y 1400, se han recuperado en los derrumbes pequeños fragmentos de enlucido con pintura en almagra. Ya Gómez Moreno recogió en el siglo XIX enlucidos con motivos geométricos y vegetales pintados en rojo y amarillo, sobre el blanco del mortero. Incluso se recuperaron fragmentos de yeserías.

Suelos

La mayor parte de los suelos de Madinat Ilbira, o por lo menos los descubiertos por el momento son de tierra apisonada. Es muy característico el material al que se ha recurrido, siendo por lo general una arcilla de color rojo intenso procedente de la degradación de la roca del entorno, esto se puede observar más claramente en los sondeos 3100 y 4100. Esta tierra se mezclaría con una proporción mayor o menor de cal para darle consistencia.
Sobre esta base se podría disponer una capa de cal que ha sido posible documentar en algunos sondeos. Esta técnica se ha documentado en varios sondeos, en el 4100, la UEC-009 es una capa de mortero de cal que cubre el relleno de nivelación. En el sondeo 1100, se encontraron muy arrasados lo que podrían ser los restos de un pavimento (UEC-052). Mejor conservado se encuentra el suelo del espacio cubierto del CE-1 del sondeo 1200, La UEC-059, y también el suelo del patio conservaba parcialmente una costra muy fina de cal, UEC-056.
Es frecuente encontrar en estos suelos hogares excavados, de forma más o menos ovalada, rellenos de ceniza (E-7 del sondeo 4200 y E-6 del sondeo 1200). Hemos documentado en el sondeo 4100, un hogar, E-6, más complicado ligeramente elevado del resto de la estancia y contenido por un escalón de la roca y por varios mampuestos medianos. Su pequeño tamaño indica que no se emplearía para cocinar.
En la alcazaba estos suelos no llegaban a cubrir todo el espacio, dejando a la vista en varias zonas la roca. Los escalones formado por el nivel geológico parecen haberse empleado como divisiones dentro de las estructuras, al modo de algunas viviendas rifeñas(61). Esta división se ve más claramente en el CE-2 del sondeo 3100 y en el sondeo 4100, en este último, como se ha dicho, la capa de cal sólo se conservó en el extremo norte, indicando una posible diferencia en el uso de las zonas, que produjo un desgaste distinto.
Este tipo de suelos se superponen uno y sobre otro, siendo frecuente el reconocimiento de una sucesión de finas capas horizontales. No está del todo claro si estos se debe al mismo uso que produciría el deposito de tierra y su posterior compactación o si el desgaste de lo suelos anteriores motivaría su renovación mediante el vertido de una nueva capa de tierra y cal.
La roca ha sido aprovechada también como base para unas escaleras. Las características de la caliza han permitido mediante una talla muy somera y la adición de algunos rellenos, la construcción de unas escaleras que unen la zonas baja y alta de la Alcazaba.
Menos frecuentes son los suelos de piedra. Se han documentado dentro de este grupos dos tipos de pavimento, el enlosado y el empedrado.
A parte del enlosado que menciona Gómez Moreno(62), de piedra de yeso, en el año 2001 se descubrió parte de un suelo de un patio construido con losas irregulares de caliza local. Hemos de recordar que esta vivienda era un edificio claramente diferenciado del resto de viviendas de la alcazaba, por su posición, en la cima del cerro y su ajuar, más rico con, incluso, algunas piezas de importación, como es también el caso del pavimento descrito por el erudito del siglo XIX.
Hay documentados dos suelos más de este tipo (UEM/s 026 y 031), ambos en la zanja del gaseoducto, a los pies del Cerro de los Cigarrones, aunque un espacio es tan reducido que no permite una interpretación clara. En el caso de la UEM-026 las losas habían sido escuadradas y en el centro formaban un pequeño embalse rectangular, de muy poca profundidad.
Un ejemplo de suelo empedrado, realizado con piedras pequeñas, unidas por una tierra muy compacta, se localizó en el sondeo 1100, en un espacio de calle.
Finalmente, se ha localizado en el sondeo 5200 un tipo de suelo que recuerda en su factura a los suelos de opus signinum, (UEC/s 012 y 037). Se trata de una capa de mortero bastante compacto con inclusiones de grava fina y fragmentos de cerámica que le dan un color rojizo. Su consistencia permitió darle un acabado alisado. Alcanza un espesor de 25 cm. Un suelo de esta calidad parece relacionado con algún tipo de actividad artesanal, teniendo en cuenta las abundantes escorias recogidas durante la excavación y la asociación de dos pozos al complejo. Estos últimos suelos son excepcionales habida cuenta de que incluso una capa de desperdicios alisada por el paso ha cumplido la misma función (UEC-027 del sondeo 1200).

Cubiertas

El sistema de cubiertas de los edificios, debido a la importancia que tenían los elementos vegetales, no se han conservado en ningún caso. No obstante hay algunos datos que nos permiten hacernos una idea del aspecto que tendrían.
El primer paso en la construcción del tejado es la obtención de las vigas, probablemente de madera de encina, especie que seguramente fue abundante en la zona. Es de suponer que estas vigas no tuviesen una gran longitud, lo que va a condicionar la anchura de los edificios, puesto que no se han descubierto huellas de pies derechos que permitan cubrir grandes espacios mediante empalmes de varios maderos. Las vigas se pondrían en obra apenas devastadas. Aunque no se ha conservado ningún alzado que nos permita afirmarlo con rotundidad, pensamos que las techumbres serían a dos aguas, como indicaría el gran volumen de tejas procedentes de alguno de los derrumbes, como por ejemplo el del sondeo 4100. De esta forma un extremo de las vigas se apoyaría sobre los muros largos y el contrario sobre un travesaño que ocuparía toda la longitud del espacio a cubrir.
Sobre el entramado de vigas se colocaría cañizo. Obviamente este material tampoco se ha conservado. Sabemos que se empleó por el descubrimiento de pellas de mortero de cal, procedentes de los derrumbes del sondeo 1100. Éstas por un lado conservaban la impronta de las tejas y por otro la de este material vegetal.
En el caso que acabamos de mencionar las primeras tejas están unidas al entramado del cañizo y las vigas por una capa de mortero muy rica en cal, es el único caso donde se ha documentado. En los demás, aunque si se observa mayor proporción de cal que en los derrumbes de los muros, está capa esta formado por un mortero en el que predomina la tierra.
El elemento más significativo en la cubierta de estos edificios es la teja curva. La tégula solo se ha documentado muy fragmentada reaprovechada en rellenos o como desgrasante en el tapial. Aunque si es posible ver tal vez ciertas reminiscencias del sistema romano de tégulas e ímbrices. De esta forma hay dos tipos fundamentales de tejas, que se diferencian por una mayor o menor concavidad. Las más abiertas se colocarían con la concavidad hacia arriba y las más cerradas con el lado cóncavo hacia abajo cubriendo las juntas entre las anteriores, a modo de cobijas. Esta diferencia entre dos tipos de teja se puede observar todavía en el siglo XIX(63) pero es mucho más antiguo, documentándose en construcciones griegas(64). Por lo demás el sistema de cubrición no difiere mucho del empleado en épocas más recientes, las tejas se colocarían siempre con su extremo más estrecho hacia arriba y las uniones de vertientes estarían protegidas por tejas cobijas. Estos tejados tendrían que ser sometidas a continuas reparaciones, ya que las inclemencias meteorológicas producirían desperfectos frecuentemente.
Por último, como es evidente, el tejado sobresaldría ligeramente de la línea de muro, prolongando ligeramente las vigas. De esta forma se protegería el muro que como se ha dicho estaría realizado en tapial y que sería muy vulnerable a la humedad.

Pozos y galerías subterráneas, un sistema de qanats

Se notará que hasta el momento se ha hablado de las construcciones que en su origen se encontraban en superficie. Una de las infraestructuras más interesantes de la ciudad, tal vez anterior a su nacimiento como tal a mediados del siglo IX, lo constituye la red de abastecimiento de agua. Puede que su origen esté en los asentamientos rurales que posiblemente fueron el precedente inmediato de la ciudad. En cualquier caso la ciudad contaba con una serie de galerías, posiblemente comunicadas entre ellas, con pozos de ventilación en tramos de longitud variable. Gómez Moreno llego a ver una de estas galerías, excavadas en la roca y varios pozos,(65) como los evidenciados en las excavaciones de 2005 y 2006. Es posible que se traten de qanats como sugiere la complicada estructura descubierta en el sondeo 5200 (UEC/s 018, 019, 027, 029, 030, 031, 032), la cercanía entre los dos pozos del sondeo 1100 (E/s 12 y 26) y la disposición formando hiladas de los que aún hoy son visibles en el pago de los pozos. Esta idea se ve reforzada por la presencia de un gran acuífero en la sierra. Aunque el nivel de colmatación que presentan en la actualidad no permite afirmar su función con toda fiabilidad.
Esta técnica, de origen mesopotámico, muy difundida por oriente medio, no aparece documentada en la Península Ibérica hasta las invasiones islámicas(66). Se caracterizan por la excavación de galerías rectilíneas, evitando trazados sinuosos que requieren un esfuerzo inútil. Estas galerías drenan un deposito subterráneo de agua y la conducen a zonas donde sea necesaria. Presentan pozos de ventilación en tramos cortos. Estos tienen como función permitir la aireación de las conducciones subterráneas y permiten el acceso para acondicionarlas en caso de que fuera necesario, pero debieron tener también una finalidad constructiva, ya que son la única forma de comprobar que el trazado de la galería tenga una dirección y pendiente adecuada, mediante bastidores y cordeles. A parte, los pozos servirían, evidentemente, para evacuar los materiales extraídos durante la excavación(67).

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Los materiales y técnicas empleados en Ilbira, tapial sobre zócalos de mampostería, aparecen en multitud de yacimientos altomedievales, tanto en construcciones privadas como públicas. Es por esto inútil intentar aquí enumerarlos. Es significativo el parecido con Madina Bayyana, cabeza de la Kura de Pechina, una ciudad de entidad y cronología similares al ejemplo granadino. Aunque en líneas generales, se observa un mayor cuidado en los acabados, con algunos enlucidos de buena calidad y que desarrollan una decoración geométrica similar a la que presentan los fragmentos recogidos en el siglo XIX en las expediciones junto a Atarfe, y sillares en las esquinas y jambas, los muros están realizados mediante zócalos de mampostería dispuesta de forma muy irregular, unida con mortero de tierra sobre la que se asienta un tapial de baja calidad. La cimentación se reduce a la roca donde es posible, sino se realizan cimentaciones de la misma calidad y dimensiones que la parte de mampostería de la obra. Los suelos por lo general son de tierra apisonada, aprovechando en parte la costra caliza que se forma sobre la superficie del terreno de la zona y la cubierta era de techumbre inclinada y con teja curva(68).
Estas mismas características se repiten en una serie de yacimientos menores, también de cronología altomedieval en el entorno de Madinat Ilbira. Tal es el caso Nivar, donde se ha excavado en una intervención de urgencia parte de un hábitat en un cerro con una fase inicial en época tardorromana, que se prolonga al periodo emiral y que llega hasta el siglo XII.(69) Hacia el este, cerca de Loja se encuentran el Cerro del Molino del Tercio, con una importante fase altomedieval que incluye una obra de fortificación(70), El Cerro de la Verdeja(71), o el yacimiento situado en el Polígono del Manzanil en Loja(72). Estos tres yacimientos se caracterizan por una fecha muy temprana de ocupación. En cuanto a las construcciones se ajustan a las características generales de Ilbira, esto es muros de mampostería dispuesta irregularmente que sería la base del cuerpo en tapial; cubierta de tejas en pendiente y suelos de tierra apisonada.
En cuanto a otras técnicas constructivas son menos habituales pero también están documentadas para época islámica. Así el corte de la roca para la construcción de estructuras se ha usado en el famoso yacimiento de Bobastro, con sus construcciones rupestres. Tampoco los suelos de losa son desconocidos, así se han documentado por ejemplo en Vascos en Toledo, donde se ha localizado también un suelo empedrado, aunque está situado en un espacio interior bajo una capa de tierra apisonada por lo que puede ser un relleno de nivelación(73).

La mano de obra

Los constructores de estas estructuras nos son prácticamente desconocidos porque su presencia apenas ha dejado huella en las construcciones. Sólo podemos hacernos una idea aproximada de este grupo comparándolo con paralelos etnográficos y con los trabajadores de otras artesanías que han sido más estudiadas que la construcción. A este respecto, la información que nos proporciona Blanco de Izaga(74) en su estudio de la vivienda rifeña es muy valiosa.
Podemos intuir que el acopio de materiales y su traslado era un trabajo que correspondía al propietario del edificio, en el participaría toda la familia, cada uno según su capacidad, y probablemente los vecinos, reforzando de esta forma los lazos de solidaridad. Existiría la figura del albañil que dirigiría a los operarios de los que hay que suponer que no tienen ningún grado de especialización y que en su mayoría serían la propia familia y sus vecinos.
En las construcciones públicas, como sería el caso de la muralla de la alcazaba, suponemos que la mano de obra estaría formada principalmente por los habitantes de la ciudad, limitándose los operarios especializados a las zonas de ejecución más complicada, como la puerta. Así la técnica empleada, mampostería en la base y tapial formado la mayor parte del alzado, es la empleada también en las construcciones privadas. No parece que el tapial empleado tenga unas características que lo diferencien de las demás construcciones. Sólo la envergadura de la obra y el uso de grandes mampuestos en el tramo del área 6000 y el posible recurso a sillares de calcarenita en la puerta diferencian la muralla de las demás estructuras.
La tendencia a una mayor regularidad que se observa en los edificios de la madina, más tardíos que los de la alcazaba, puede ser un indicio de una mano de obra más especializada. Este proceso hacia una especialización del artesanado se le supone también a la producción de cerámica del yacimiento(75). En este sentido existen, como se ha dicho, indicios de talla de sillares. Esto vendría a corroborar las informaciones de Manuel Gómez Moreno en el siglo XIX, que describe un muro de sillares y la presencia de este material y de un fuste de una columna en un derrumbe relacionado con la mezquita. También existe una referencia en al-Razi sobre la talla de imágenes realizadas en mármol(76). Suponemos que si se tallan esculturas también se tallaron elementos constructivos en esta piedra o en caliza. Estas informaciones nos indican la existencia de un trabajo de labra de piedra lo que implica la existencia de un artesanado especializado y de albañiles para su puesta en obra.
Otro material subjetivo de una estandarización en su producción son las tejas. La diversidad de cocciones se puede explicar por la distinta posición que ocupaban en el horno. Las tipologías formales se han explicado parcialmente por la diferente función entre unas tejas y otras, no así la diferencia de grosor. Las tejas estudiadas hasta ahora proceden principalmente de la alcazaba un momento en que la especialización en el trabajo estaría todavía en una fase inicial en caso de que existiese. Está por realizar un estudio de las procedentes de la zona baja, para comprobar si presentan una mayor homogeneidad. En el área 5000 se ha recurrido mayoritariamente a una teja fina que representan en el sondeo 5100 69,5 kg frente a los 16,25 kg de tipos más gruesos, y en el sondeo 5200 267,25 kg frente a sólo 4,25 kg. Tal vez se puede explicar la presencia de distintos tipos por las reparaciones que pudiesen realizarse en las cubiertas. El volumen de tejas empleado y su constante reparación sugiere la existencia desde el comienzo de la ocupación de talleres donde de forma más o menos estandarizada se fabricase este producto.
Respecto a la producción de cal no es necesaria más que la pericia del artesano, recurriendo a un simple hoyo excavado en la tierra, se puede fabricar este producto. No parece que se haya empleado en grandes proporciones con lo cual no parece que haya sido necesaria producirla en grandes cantidades. tal vez se elaboraba según las necesidades de algunas obras lo requerían. Si sería necesaria en la renovación de los enlucidos, que aseguren la impermeabilidad del tapial.
La madera podía ser cortada en el monte por el propietario que tal vez ni siquiera la sometía a más transformación que el descortezado. No obstante puesta en obra de esta manera no es resistente. Necesitaría un secado, y si se quiere asegurar la estabilidad del edificio habría que someterla a una talla para regularizarla y encajar las vigas, estás actividades necesitan de una serie de herramientas y de un espacio que parece hacer imprescindible la existencia de artesanos especializados en esta labor o una importante planificación previa de la obra, sino las dos cosas.

Organización espacial

Llegados a este punto vamos a ser muy osados, teniendo en cuenta que el proyecto de investigación que se lleva a cabo en Madinat Ilbira se encuentra en un estado inicial. El objetivo ha sido antes constatar la presencia de los restos conocidos por las intervenciones del siglo XIX, que la excavación de grandes áreas. Sólo se ha escapado de este principio la campaña de 2005 para comprobar la organización de la alcazaba descubierta en 2001. Para esto se ha optado por excavar sondeos manualmente, ampliándolos por medios mecánicos sólo cuando ha existido la seguridad de no afectar a niveles de interés arqueológico. De esta forma tenemos una visión parcial, pero que nos permite formular algunas hipótesis que deben ser comprobadas y ampliadas en próximas excavaciones.
En primer lugar habría que desechar la idea comúnmente aceptada de que la ciudad islámica es un ente que surge por si mismo y crece según sus necesidades sin ningún orden. La ciudad islámica nace con una organización. Así encontramos un espacio reservado a la Alcazaba, uno de los hitos fundacionales de la madina. Si bien este espacio carece de un plano ortogonal, por otra parte imposible de implantar en la escarpada pendiente de “El Sombrerete”, está organizado a partir de escaleras talladas en la roca. Éstas descienden desde la cima del cerro y definen zonas de mayor y menor ocupación, indicando una cierta idea previa a la ocupación del terreno. En la zona llana los abundantes rellenos contemporáneos limitan nuestra percepción del entramado urbano a la visión parcial que nos ofrecen los sondeos realizados hasta el momento. Hay indicios que nos permiten pensar en un plano reticulado, organización en absoluto desconocida en otros núcleos altomedievales islámicos. Así las intervenciones que el crecimiento actual de Córdoba esta originando están permitiendo conocer grandes superficies de los arrabales de la antigua capital califal. Estos presentan una estructura a escuadra muy evidente sobre todo en el sector occidental es muy clara. Es el caso de las vías documentadas en las intervenciones realizadas para la urbanización del Poniente(77). Éstas vienen a confirmar una planificación del urbanismo que ya ha sido señalado con anterioridad(78). Incluso en el arrabal situado en Cercadilla, donde la existencia de caminos anteriores no permite un plano ortogonal, las manzanas tienden a formas rectangulares y cuadradas, fruto de una organización previa a la edificación(79). Es precisamente el modelo cordobés el que se intenta imitar en otras zonas de Ilbira(80). Esta organización ortogonal no es exclusiva de Córdoba, sino que es visible también en otras ciudades de menores como Pechina(81), Zaragoza(82), aunque este caso haya que explicarlo como la permanencia de la organización romana, o en asentamientos menores como Pla d’Almata(83), en Balaguer, que presenta una cronología similar a Madinat Ilbira. La alquería emiral del Castillo de Peñaflor, también presenta una estructura bastante regular, que sólo parece rota por las irregularidades del terreno(84). No es cierto pues, que los asentamientos islámicos carezcan de organización.
Insistimos en que la visión de la que disponemos es muy parcial creemos que hay indicios para defender este tipo de urbanismo en el yacimiento granadino. En primer lugar, la cronología de los edificios excavados en los años 2006 y 2007 corresponde a la segunda mitad del siglo X y principios del XI, coincide con los arrabales cordobeses, que surgen en el califato y se abandonan en la fitna. En segundo lugar, la calle documentada en el sondeo 1200, aunque se ha excavado un tramo muy corto parece rectilínea y la presencia del CE-1 al este le obligaría a prolongarse de la misma forma, evitando quiebros. En tercer lugar, por último, aunque con ligeras desviaciones las estructuras descubiertas en 2007 parecen presentar direcciones paralelas, norte-sur, tal vez condicionadas por la presencia cercana de la mezquita con su muro de quibla; por otro lado, el complejo descubierto en 2006, aunque lejano parece dispuesto perpendicularmente a los descubiertos en 2007.
Si aceptamos que el espacio está organizado hay que suponer que las construcciones también lo están desde antes de empezar a edificarse. El urbanismo antes descrito implica como mínimo una consciencia del la superficie disponible para construir. De esta forma los muros perimetrales tienen para cada edificio unas dimensiones diferentes pero similares entre ellos. Mientras los muros divisorios son por lo general menores y son posteriores, aunque están construidos contemporáneamente, se adosan a los muros que limitan el edificio y en un caso (E-3 del sondeo 1300) comprobamos como se apoya en el relleno de nivelación del suelo. Por otro lado la división interna estaría sujeta a más transformaciones. Es frecuente encontrar, en otros yacimientos, modificaciones en las viviendas. Por el contrario en Madinat Ilbira la única refacción clara de un muro la evidenciamos en el CE-1 del sondeo 1200, en el que la E-3 reemplaza a la E-2. Esto parece deberse a la ruina de la fabrica anterior, no a una reorganización del espacio, ya que el nuevo muro aprovecha el anterior como cimentación modificando sólo ligeramente la dirección original del tabique. Esto indica una cierta perdurabilidad de la estructura de la vivienda.
Con la información que el proyecto de investigación nos ha dado hasta el momento podemos hacernos una idea bastante fiel del aspecto que tendría la Alcazaba. Está situada en el Cerro de «El Sombrerete», en las estribaciones meridionales de Sierra Elvira y cerrando la llanura donde se asienta la ciudad en su extremo oeste. Por aquí donde entra el camino de Pinos Puente(85), con su puente Califal, es muy posible que discurriese el camino procedente de Córdoba y hacia él se abriría la puerta de la muralla. Esta construcción define un triangulo irregular que desciende desde el Cerro hacía el noroeste, en la zona llamada «Los Caballitos del Rey», un pequeño promontorio, bastante escarpado por sus laderas norte y este, en este punto se pierde el trazado, siendo posible que lo escarpado de la pendiente haga innecesaria una obra de defensa en este punto(86). Desde aquí se dirigiría hacía el sur, por la ladera oeste, donde hay indicios de su existencia por una leve terraza del terreno. En cualquier caso la obra se habría visto afectada por las canteras contemporáneas existentes en este frente del cerro. Desde el extremo sudeste de la alcazaba vuelve a ascender con la particular técnica constructiva ya descrita, hasta la cima del cerro. A partir de cierto punto, en la zona 1000, la muralla tiene menor grosor, limitándose al ancho de los muretes exteriores de las plataformas, es decir, entre 82 cm y 64 cm. Esto habría que explicarlo por que en este punto el peligro de un ataque sería menor que en la zona inferior, no estando justificado el gran esfuerzo constructivo que requiere esta obra.
Las fortalezas andalusíes de este periodo no tienen un patrón único, se suele hablar de un modelo de planta cuadrada o rectangular, con torres en las esquinas, construido en obra de cantería(87). Pero son pocas las obras construidas con este planteamiento(88). Así el Castillo de Tarifa es la única obra califal que encaja bien en este conjunto, el castillo del Vacar en Córdoba, tiene planta rectangular con torres distribuidas regularmente pero está realizada en tapial, el Castillo de San Esteban de Gormaz, en la frontera norte, está realizado en sillería dispuesta a soga y tizón pero su planta se adapta a la loma sobre la que se asienta. El Castillo de Baños de la Encina, datado por una lapida, tiene planta irregular y está construido en tapial, a excepción de la puerta. Como ya se ha dicho es este ejemplo al que más podría parecerse el caso de la alcazaba de Ilbira, aunque, mientras que la muralla del castillo de Baños está jalonada por torres, la de Ilbira sólo presenta dos flanqueando la puerta. Un modelo similar es el de Al-Rayul, en el poniente granadino, citada en el siglo X(89). Esta fortificación, visible en superficie, está caracterizada por muros de más de un metro de anchura realizados con la técnica de mampostería, aunque los mampuestos empleados parecen de menor tamaño. Pese a que no se ha excavado la ausencia de un gran numero de mampuestos sugiere que el alzado de la obra se haya realizado en tapial. Es similar a la muralla del Cerro del Molino del Tercio, de la que sólo se ha excavado una parte. Se trata de un asentamiento tardorromano con una corta fase emiral-califal fechable entre los siglos VIII y principios del siglo X(90). Hay que suponer que estaba construida en tapial, pese a que los excavadores opinaban que se realizó en adobe(91). El tramo excavado describe una línea recta. Hay que indicar que la topografía del cerro, amesetado, en este caso si permitiría la construcción de un recinto rectangular, pero no se ha excavado todo el perímetro. Por último habría que señalar Torrox, cerca de Loja. De nuevo nos encontramos ante un asentamiento fortificado de una cronología temprana, entre los siglo IX y X(92). Las estructuras no son claramente visibles pero se intuye bajo una torre de atalaya nazarí un recinto amurallado realizado en mampostería que seguramente fuese la base de una obra de tapial. El cerro vuelve a presentar una cima amesetada permitiendo una planta cuadrada, que no es visible por completo, aunque dos de los laterales si parecen formar una escuadra. En este grupo de fortificaciones parece que se podría integrar la Alcazaba de Madinat Ilbira, claramente diferente a la cercana Alcazaba de Loja donde ya en una intervención realizada por José Javier Álvarez García se descubrió en la base de la torre del homenaje un muro de sillares dispuestos a soga y tizón, típicamente califal en el que se abría un acceso(93). En una intervención que el mismo arqueólogo está realizando en la actualidad se está documentando la continuación de la misma estructura que parece forma un recinto rectangular, de dimensiones bastante reducidas, en la zona más alta de la fortificación actual.
Sobre la organización ya se ha comentado de forma muy somera unas líneas arriba la disposición de espacios con distinta densidad de ocupación delimitados por escaleras que descienden por la ladera oriental del Sombrerete. La pendiente que en algunas zonas alcanza el 50% como es el caso del área 3000 impide la existencia de una planta regularizada, así como de grandes complejos constructivos, que si existen en el cercano cerro del Molino del Tercio, para cuya construcción se tendría que haber modificado muy profundamente el entorno, de forma muy costosa. En su lugar se levantan una serie de edificios cercanos entre ellos, en torno a un espacio vacío, dando servicio a un grupo familiar extenso. Cada edificio o célula cumpliría una función determinada. Esto se deduce de la gran diferencia de tamaño entre las distintas construcciones, y sobre todo por la diferencia del ajuar cerámico(94). Es en los edificios situados en el área 4000 en los que esta diferencia era más palpable. La cerámica se concentraba en el sondeo 4200, sobre todo en el relleno de un hueco interpretado como la impronta de una tinaja en el CE-1. Este complejo serviría tal vez como almacén y cocina de ahí la concentración de cerámica, que en las unidades de abandono era en un 77,92 % cerámica de cocina(95). Mientras en el sondeo 4100 se ha documentado único edificio sin más divisiones que las que la roca conforma con una proporción muy baja de cerámica y que además carecía de un hogar, imprescindible si nos encontrásemos ante una vivienda.
Dentro del conjunto de la Alcazaba la vivienda de la zona II, excavada en el año 2001, parece de reflejar cierta preeminencia en comparación con las demás. Así de ella, aunque situada en un nivel de arrastre situado contra la muralla, procede un ajuar especialmente rico, con abundantes piezas de cerámica, algunas importadas y con fragmentos de vidrio. Este carácter destacado sobre las demás viviendas se observa en el lugar donde se ubica, en la cima de “el Sombrerete”. Se evidencia por último en las técnicas constructivas. Si bien los muros estarían realizados en tapial, sobre una base de mampostería, destaca la existencia de un suelo enlosado, en contraste con la mayoría de construcciones, pavimentadas con suelos de tierra compactada a lo sumo cuentan con una capa de cal. También es muy posible que proceda de este edificio un fragmento de tapial recogido en la prospección, con restos de enlucido pintado en almagra. También su planta parece diferir de las viviendas de la parte baja. En este caso parece más compleja, incluyendo un patio y una estancia aneja. Estas células tendrían una forma prismática muy simple, con pocas aperturas, tal vez sólo la puerta y cubierta a dos aguas. Los muros estarían recubiertos por un enlucido para evitar el deterioro por la humedad. La poca anchura de los muros y la ausencia de cimentación no permite pensar en la existencia de varias plantas. Las divisiones internas estarían formadas por los propios desniveles de la roca, sólo en el CE-1 del sondeo 4200 existe un tabique que divide la crujía. Para ahorrar esfuerzo las células se construyen siguiendo las líneas de pendiente evitando tener que construir terrazas en la medida de lo posible. Los espacios libres entre las construcciones se aprovecharían como zonas de circulación así parece clara la existencia de una calle delimitada por la muralla y el CE-1 del sondeo 4200. Estás vías en ocasiones modifican el terreno natural, así las escaleras mencionadas se tallan en la roca mientras que un camino, E-10 que discurre bajo los CE-1 y 2 del sondeo 3100 se ha realizado sobre una pequeña plataforma (UEC/s 043 y 048) de mampuestos pequeños. De la misma forma existe una especie de plaza frente a la puerta de la Alcazaba que parece realizada completando la superficie de la roca mediante grandes losas.
La homogeneidad del conjunto de cerámica nos indica un periodo corto de ocupación, fechable entre mediados del siglo IX y principios del siglo X, según sugiere la escasez de ataifores vidriados, existiendo sólo algunos fragmentos de vidriados verdes y blancos; y la ausencia de vidriados melados y manganesos que se popularizan a partir del siglo X(96). Esta datación encuadra la Alcazaba en el conjunto de fortificaciones en torno Loja, descrito más arriba, con el que tiene similitudes evidentes, y vendría a confirmar una cita que menciona la existencia de la alcazaba de Madinat Ilbira en el año 893. Ibn-Hayyan en al-Muktabis dice que Ibn-Hafsun un líder opuesto al emir ‘Abd Allah, oculto las fuerzas rebeldes en la alcazaba de Ilbira(97). Es posible suponer que la fortaleza, que había sido utilizada por las fuerzas opuestas al emir, fuese destruida durante el primer cuarto del siglo X(98). En 913 y 925 ‘Abd Al-Rahman III realiza sendas campañas en Ilbira y ordena la destrucción de las fortificaciones de la Kura(99).
Hay que señalar la existencia de otra fortificación en la cima del Tajo Colorado. Ésta se identificó en la prospección de 2003 y está por excavar pero la cerámica en superficie sugiere que es coetánea a la que antes hemos descrito. Esta fortaleza tiene unas dimensiones menores pero se identificó un doble anillo de murallas. No se sabe si ambas Alcazabas actuaban juntas o si estaban enfrentadas entre ellas.
La madina ocuparía la llanura situada a los pies de las estribaciones sudorientales de la sierra, su límite norte podría ser el Tajo Colorado, al oeste la cerraría el Cerro de “el Sombrerete”, no estando claro su límites oriental que se acercaría al límite actual del pueblo de Atarfe, un poco al este de la autovía A-92 y el Meridional que estaría próximo a la carretera de Córdoba.
La organización de la zona baja es mucho más difícil de intuir, debido a la potencia de los rellenos, que se han vertido para el cultivo, y la presencia de niveles de arrastre que en conjunto en la excavación de 2007, en el secano de la mezquita, alcanzan más de 2,50 m de profundidad. En el Pago de los Tejoletes las estructuras se encuentran a unos 20 cm de profundidad pero su grado de arrasamiento no permite rastrearlas en superficie. Lo que si se intuyen son una serie de líneas de pozos, asumiendo que estos pozos constituirían los respiraderos de un sistema de qanats, sería lógico pensar que las construcciones se alcen cerca de ellos para asegurarse el acceso a este precioso elemento. El resultado sería una organización en calles rectilíneas de gran longitud, aproximadamente paralelas entre ellas. Esta organización se intuye en las estructuras sacadas a la luz en la excavación de 2007. Estás estarían organizadas teniendo como referente el muro de quibla de la mezquita aljama. Como es lógico en las proximidades de los cerros situados en las estribaciones de la sierra esta organización se perdería, como no puede ser de otra manera si incluso algunos edificios aprovechan la roca en su construcción (como es el caso del localizado en el sondeo 5200).
El elemento que parece organizar este espacio es la mezquita, que nos es conocida sólo por las noticias que nos dan de ella dos autores. Así Ibn al-Jatib en el siglo XIV ve las ruinas de la edificación, considerando que es un buen ejemplo de la gloria de la ciudad, que evidentemente en aquel momento ya se había abandonado. Dice también que sobre el Mihrab era visible una inscripción en la que se fechaba la construcción en el año 864(100). Volvemos a saber de la mezquita por la obra de Gómez Moreno del siglo XIX(101) que descubrió un fuste y un derrumbe de sillares, sin llegar a identificar el suelo. Hay que decir que los restos se identificaron como pertenecientes a la mezquita por el nombre del lugar donde se encontraba, Secano de la Mezquita; porque evidentemente los restos arquitectónicos estaban claramente diferenciados de los descubiertos en el resto del yacimiento; y por una serie de restos que se recuperaron cuando un vecino de Atarfe expoliaba material de construcción para su vivienda (fundamentalmente unas lámparas de bronce con cadenas para colgar del techo y escorias de plomo que se había derretido sobre unas esteras de esparto que cubrirían el suelo del edificio). Es probable que no sepamos nunca con seguridad la función del edificio que excavó el erudito, pero la presencia de dos enterramientos, descubiertos en el sondeo 1400 y datados en el siglo IX, avala la cercanía de un edificio religioso.
Parece que la cercanía de la Alcazaba y de la Mezquita favorecería el desarrollo del comercio puesto que en el área 5000 los dos edificios documentados parecen tener una vocación artesanal, tanto por las estructuras descubiertas (la fosa rellena de cenizas con escorias del sondeo 5100, UEC-016, y los pozos del sondeo 5200), por la presencia de escorias en el sondeo 5200 y la cerámica descubierta, en este sondeo las tinajas y alcadafes sumaban el 53,85 % de los fragmentos, mientras la cerámica de cocina en ambos sondeos se sitúa ligeramente por encima del 23 % del total en contraste con el 48,96 % que este grupo supone en el conjunto de la alcazaba(102). La orientación comercial de esta zona también se vería favorecida por el hecho de que sería la zona de paso más lógica el camino que llegaría a la ciudad desde la capital cordobesa.
Poco más es lo que podemos decir de la organización de la madina de Ilbira. Las memorias del rey ‘Abd Allah, nos ofrecen un dato más que hay que tomar en consideración pero con la precaución necesaria en este tipo de fuentes siempre tendentes a la exageración. Dice que los vecinos llegaron al punto de construirse oratorios y baños frente a sus puertas con objeto de evitar tratarse entre ellos(103). Esto sugiere para el siglo XI la existencia de un gran numero de fundaciones privadas, que indicarían un alto nivel económico alcanzado por algunos sectores de la población. Esta riqueza justifica los hallazgos a los que hace referencia Gómez Moreno entre los que se encuentran yeserías, enlucidos de ricos colores, suelos enlosados, que apenas se han detectado en las intervenciones realizadas a partir del siglo XX en el yacimiento aparentemente más pobres. El texto no sugiere la existencia de una división de la ciudad entre grupos de distinta potencia económica. Tampoco en la excavación de 2007 en el entorno de la mezquita se han documentado edificios especialmente ricos, más que a lo sumo la construcción de sillarejo del sondeo 1400, que podría tener función religiosa, y sería por tanto un edificio singular.
La configuración de las viviendas de la parte llana es bastante distinta a la de la Alcazaba. En primer lugar las plantas son más complicadas, ya que en un sólo edificio se recogen las funciones que en el cerro se distribuyen entre varias células. Así las estancias se organizarían en torno a patios, o espacios no cubiertos como es frecuente en las viviendas andalusíes. Esta organización está clara en el edificio excavado por Ángel Rodríguez Aguilera en 2003(104), en el complejo exhumado en el sondeo 5100 y en el CE-1 del sondeo 1200. En torno a los patios se desarrollarían estancias, ya cubiertas, por desgracia no se ha completado la excavación de ninguna de estas construcciones por lo que carecemos de un modelo de organización. En cuanto a las técnicas constructivas se observa una mayor regularidad, no tanto entre los distintos edificios como entre los muros de la misma construcción, se ha podido observar como primero se han realizado los muros perimetrales, que traban entre ellos mientras que los muros que forman las divisiones internas , realizadas en el mismo momento, se adosan a los anteriores. No se observan diferencias significativas entre edificios con función artesanal y otros que aparentemente son viviendas. Así el edificio del sondeo 5100 la función artesanal sólo se puede defender a partir de la presencia de la fosa rellena de ceniza y por la poca representación de la cerámica de cocina. Sólo el sondeo 5200 presenta unos suelos, UEC/s 012 y 037, con una calidad distinta a los sencillos suelos de tierra apisonada que predominan en el resto de edificios, mientras que la talla de varios muros en la roca, UEC/s 003, 004, 006 y 007, se deben considerar como una forma de ahorro de material constructivo. Las diferencias parecen más bien marcadas por la riqueza de la construcción, aunque los conjuntos excavados por el momento tienen unas características muy similares conocemos por Gómez Moreno de la existencia de estructuras más ricas, con suelos de losa, o pintados en almagra, con enlucidos decorados con colores vivos y motivos geométricos e incluso yeserías. Por lo demás los acabados no debían ser muy diferentes a los que suponemos para la Alcazaba, en la mayoría de los casos los muros recibirían un enlucido bastante sencillo para evitar la afección de la humedad del que sólo se han detectado algunos restos en espacios interiores que estarían menos expuestos a las inclemencias del tiempo, suponemos que los huecos abiertos al exterior no serían muy abundantes, aunque parece que el edificio del sondeo 1300 contaba con dos puertas, cosa que en absoluto se puede considerar excepcional. La existencia de patios permitiría la apertura a estos espacios de un mayor numero de ventanas, aunque no contamos con ninguna evidencia de su existencia. En cuanto a la cubierta también estaba realizada con tejas, el volumen de este material procedente de los derrumbes sugiere que al igual que pensamos para la Alcazaba la cubierta estuviese realizada a dos aguas. Tampoco hay ninguna evidencia que sugiera la existencia de más de una planta, a no ser la mayor profundidad que alcanzan los muros. No obstante los niveles de derrumbe han sido erosionados por el agua de escorrentía hasta la altura de la cabeza de los zócalos de los muros con lo que no se puede calcular un volumen de tierra que permita comparar unas estructuras con otras en búsqueda de diferencias que arrojen luz sobre este aspecto.
Por lo que sabemos habría edificios que se escaparían de esta descripción, empezando por la misma mezquita aljama, sea o no sea el edificio cuyos restos vio Manuel Gómez Moreno, los edificios de carácter religioso, semiprivados que cita el rey zirí ‘Abd Allah, o un muro de sillares de grandes dimensiones en la vega, del que nos informa Gómez Moreno sin aventurarse a dar una interpretación ni una cronología. El muro de sillarejos del sondeo1400, E-3, también supone una diferencia, por el trabajo y la regularidad de los materiales constructivos. No obstante el alzado del muro estaría realizado fundamentalmente en tapial, como las demás construcciones documentadas, también el suelo parece de tierra aunque es posible que lo que hemos localizado sea una preparación para un suelo de losa.
Las infraestructuras urbanas parecen más desarrolladas que en la Alcazaba, no insistiremos más en el sistema de qanats, del que poco se puede añadir. Tenemos constancia de la existencia de un pozo ciego, excavado en el sondeo 1500 y que debemos de relacionar con el CE-1 del sondeo 1200, y en la intervención en el Cerro de los Cigarrones se sacó a la luz un aljibe al que se dirigía una canalización de tejas unidas con un mortero de cal.
Hay dos razones que parecen explicar las diferencias existentes entre la alcazaba y la madina. La primera salta a la vista, es la diferencia del relieve. Si bien la zona donde se ubica la madina tuvo mayor pendiente originalmente, ésta era, no obstante, muy suave y no impedía la construcción de grandes edificios. En el cerro por el contrario las dimensiones de las edificaciones se han visto limitadas por los espacios que la pendiente dejaba libres y se ha tenido que realizar previamente un trabajo de aterrazamiento que en las estructuras del sondeo 3100 es considerable. En segundo lugar hay que tener en cuenta que el desarrollo de la madina, por lo menos la parte que conocemos por el momento, es posterior a la construcción de la alcazaba. Si bien la zona situada a los pies del Cerro de “El Sombrerete”, el área 5000 parece que ha estado ocupado contemporáneamente a la alcazaba(105), la cronología del edificio documentado en el sondeo 1100 en 2006 difiere. La mayor parte de la cerámica procede de rellenos de construcción, destaca la presencia de un fragmento de ataifor vidriado en verde y blanco incluido a forma de ripio en la E-1, que habría que datar en el siglo X, unido a la presencia generalizada de ataifores, estos vidriados sobre todo en melado manganeso, y a una homogenización de los tipos, conduce a una datación en la segunda mitad del siglo X(106). Para ese momento es probable que la alcazaba estuviese ya abandonada. Todavía carecemos de un estudio detallado de los materiales recuperados en los sondeos excavados en la campaña de 2007. No obstante parece que la cerámica de los niveles de abandono es bastante tardía, de finales de los siglos X y principios del XI, corresponderían por tanto a la ultima fase de ocupación de ciudad antes de su traslado a Madina Garnata. En contraste en los derrumbes aparecen materiales tardorromanos que hay que considerar como procedentes de la tierra empleada en la construcción. Hay una fase en el sondeo 1400, fechable en el siglo VIII o IX, en las que están excavados los dos enterramientos pero sin ninguna estructura asociada. Se caracteriza por la presencia de vidriados monocromos, algunos defectuosos y sería coetánea a la ocupación de la alcazaba(107).
La ciudad parece dividida en dos partes. En una está representado el poder estatal, que se situaría en la Alcazaba y otra de los ciudadanos. La relación entre ambos se establecería partir de la mezquita aljama, que se situada en un espacio intermedio entre las dos zonas anteriores dinamizando la vida urbana(108). Así en Madinat Ilbira nos encontramos la alcazaba y la Mezquita que se fundarían a mediados del siglo IX y en torno a las cuales se organizaría posteriormente la ciudad, que como hemos comprobado parece desarrollarse a lo largo de los siglo X y principios del siglo XI, antes del abandono de la ciudad en favor de Granada.

Conclusiones

El yacimiento de Madinat Ilbira ofrece una serie de estructuras bien datadas entre los siglos IX y XI por las fuentes escritas. Los materiales recuperados en la excavación vienen a corroborar esta datación.
Las construcciones documentadas hasta ahora en la ciudad andalusí son similares a otros ejemplos de cronología similar. El caso más relevante puede ser el de Pechina, la prospera ciudad que controlaba la entrada de mercancías por el puerto de Almería, el principal puerto de Al-Andalus durante el califato. Los edificios se han levantado fundamentalmente en tapial sobre una base pétrea, sobre todo de mampostería pero en algunos casos también sillares más o menos toscamente labrados. En ambos casos se aprovecha la roca en la medida de lo posible, siendo visible en ocasiones en los muros, y en muchos casos es la única cimentación que éstos presentan. Si bien, es cierto que en el ejemplo almeriense parece que los enlucidos con decoración geométrica en color rojo, negro y blanco son más frecuentes. En el yacimiento granadino se han recuperado fragmentos de enlucidos decorados con almagra y en el museo arqueológico se conservan algunos ejemplos recogidos por Gómez Moreno en el siglo XIX. Sin embargo este tipo de muros tienen una distribución temporal y geográfica muy amplia, y en ningún caso se pueden considerar como exclusivamente andalusíes.
Parece que en construcciones singulares se recurrió a sillares cuidadosamente tallados, como sucede en algunos ejemplos cercanos, de este mismo periodo, se encuentran el puente de Pinos Puente y la primera fase de la alcazaba de Loja, ésta construida con el aparejo de sillares a soga y tizón, característico califal. Así la mezquita aljama de Ilbira parece que también se edificó con sillares. Sin embargo, otra construcción pública como la muralla de la alcazaba se realizó en tapial sobre una base de mampostería, limitándose la sillería, en caso de que efectivamente se haya usado, a las zonas más significativas como tal vez la puerta. Este tipo de fortificaciones, de planta adaptada al terreno, sin torres, construidas en tapial sobre una base de mampostería. Son varios los ejemplos situados en el entorno de Loja y que se pueden situar entre los siglos IX y X por referencias escritas y por los materiales que se pueden observar en ellos.
Como en otros yacimientos los suelos son en la mayoría de los casos de tierra apisonada, los ejemplos de suelos enlosados son excepcionales el único caso que hemos documentado se encuentra en una vivienda diferenciada del resto del conjunto de la alcazaba.
Más uniforme aún parece el sistema de cubierta, en todos los casos documentados estaría realizado con teja curva. Para el siglo IX el sistema romano de tégulas e ímbrices habría caído completamente en desuso, siendo tal vez su único y débil reflejo la existencia de dos tipos de tejas, uno más abierto y plano y otro más cerrado y curvo.
Las técnicas empleadas en Medina deben explicarse en dos sentidos. El ahorro económico es el aspecto que más se refleja en la construcción. Los materiales empleados proceden en su mayoría del entorno más cercano, la caliza que abunda en toda la sierra y la tierra procedente de depósitos situados en vaguadas o en la misma llanura.
La elección del tapial en lugar de la mampostería no tiene tampoco ninguna otra explicación razonable. El tapial permite la construcción de muros sin necesidad de la participación de operarios especializados, con lo que la misma población local puede colaborar en la construcción de grandes obras públicas como fue la muralla de la alcazaba y en las obras privadas no es necesaria recurrir a operarios especializados que serían más costosos. El material que más caro resulta de los empleados en la elaboración del tapial sería la cal que en este caso se usa por lo general en muy baja proporción, excepto para ciertos elementos, como por ejemplo los relacionados con el agua. Que el tapial debía resultar más barato que la mampostería se observa en el lienzo de muralla que va del sondeo 1000, situado próximo a la cima de “el Sombrerete”, al sondeo 4200, situado a media ladera. Aquí se ha recurrido a rellenar una serie de plataformas, formada cada una por tres muros de mampostería, con el mismo mortero con que se levantaría la parte principal de la obra. No hay que olvidar que en esta zona hay afloramientos rocosos que hubieran permitido un fácil acceso a la piedra.
Tal vez incluso el paso del sistema de tégulas e ímbrices a la teja curva en las cubiertas, deba explicarse como un sistema de simplificar la producción, que repercutiría en definitiva en un abaratamiento de los materiales. Un ejemplo, más claro aún, de ahorro es el aprovechamiento de la roca, para tallar escaleras o la base de los muros
La otra necesidad a la que responden las construcciones es la las características del medio físico en el que se encuentran. Así la construcción debe adaptarse al terreno en el que se levantan, la diferencia de soluciones observadas en las terrazas de los sondeos 3100 y 4100 y 4200, son casos de adaptación a la mayor pendiente del primer ejemplo. También una adaptación al fuerte desnivel sería la construcción de la base de la muralla mediante varias plataformas. En la parte llana el problema sería la ausencia de un sustrato firme sobre el que edificar lo que ha obligado a la construcción de cimientos. Por otro lado la construcción debe soportar los rigores impuestos por el clima, en el caso de la Vega de Granada caracterizado por una fuerte oscilación térmica. El tapial presenta un buen comportamiento frente a los cambios de temperatura en el exterior, a parte su perdurabilidad se vería favorecida por la aridez del clima.
Las técnicas constructivas no permiten detectar diferencias económicas entre los propietarios. Es cierto que la piedra tallada requeriría un trabajo especializado y por tanto mayor inversión, pero la sillería no parece tener un papel importante en las construcciones privadas, independientemente de la riqueza de sus promotores. La diferencia, a falta de más excavaciones podría estar en los acabados. Enlucidos pintados en los muros y suelos de losa parecen estar presentes en los complejos con ajuares más ricos. También es posible que cuando contemos con una planimetría más completa podamos observar diferencias sociales entre los habitantes de los distintos edificios.
Es posible que existiera un grupo de población que encontraría en las tareas relacionadas con la construcción la posibilidad de ganar su sustento o por lo menos una parte significativa del mismo. Parece observarse cierta tendencia hacia la regularidad en las construcciones situadas en la zona llana más tardías, lo que implicaría la existencia de operarios de especializados, al igual que se ha planteado para la cerámica. Este hecho indicaría una reactivación económica que debe explicarse por el desarrollo del comercio fundamentalmente de productos agrícolas. No obstante hay indicios de que, al contrario de lo que ocurre en otras zonas peninsulares en el mismo periodo, no se pierde por completo el trabajo de talla de la piedra, así se habría empleado sillares de piedra caliza para levantar la mezquita aljama. Esto implicaría la existencia de talleres en un momento muy temprano, el siglo IX.
Por último habría que advertir que la sencillez de las construcciones que hasta ahora se han sacado a la luz en el yacimiento no debe confundirse con improvisación. El acopio de materiales, su selección y preparación previa junto la existencia de un espacio concreto, con límites precisos exige una planificación previa a la construcción.


Notas

1 Manuel GÓMEZ MORENO, Medina Elvira, Granada, 1888, edición fascímil a cargo de Manuel BARRIOS AGUILERA, Granada, 1986.
2 Ángel RODRÍGUEZ AGUILERA, «El yacimiento arqueologico de Madina Ilbira (Atarfe)» Bibataubin, nº 2, 2001.
3 Antonio MALPICA CUELLO (dir.) Intervención arqueológica de urgencia en el Cerro de «El Sombrerete», Madinat Ilbira. (Atarfe, Granada), 2001, inédito.
4 Antonio MALPICA CUELLO (dir.) Informe preliminar de la primera campaña de excavación del Proyecto General de Investigación La ciudad de Madinat Ilbira, Atarfe y Pinos Puente, Granada, 2005, inédito.
5 José María MARTÍN CIVANTOS, Informe preliminar de la actuación arqueológica de urgencia en el pago de los Tejoletes. Madinat Ilbira. Atarfe (Granada), 2006, inédito.
6 Antonio MALPICA CUELLO (dir.), informe preliminar La ciudad de Madinat Ilbira, Proyecto de investigación sistemática, campaña de excavación de 2007, 2007, inédito.
7 Antonio MALPICA CUELLO (dir.), La ciudad de Madinat Ilbira. Proyecto de Investigación Sistemática, campaña de excavación de 2007... p. 129.
8 Como se extrae del estudio de malacofauna realizado por Gregorio MORENO RUEDA, incluido en Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Informe del estudio de materiales de la excavación realizada en 2005 en la ciudad de «Madinat Ilbira», 2006, inédito.
9 Eduardo SEBASTIÁN PARDO, Giuseppe CULTRONE, Valeria GARIBALDI, Alejandro RODRÍGUEZ NAVARRO, María José DE LA TORRE LÓPEZ, Ignacio VALVERDE ESPINOSA, «La caliza de Sierra Elvira: comportamiento petrofísico comportamiento de una piedra significativa del patrimonio arquitectónico andaluz» en Materiales de construcción, vol 58, 2008, pp. 51-63.
10 Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Informe preliminar La ciudad de Madinat Ilbira, Proyecto de investigación sistemática, campaña de excavación de 2007... pp. 78-79.
11 Manuel GÓMEZ MORENO, Medina Elvira... p. 8, edición fascímil p. 50.
12 Juan Antonio QUIRÓS CASTILLO, «La sillería en la arquitectura en el Mediterráneo occidental», en Actas del V Congreso de Arqueología Medieval de España, Valladolid, 1999, pp. 281-292.
13 Diego CATALÁN Y Mª Soledad DE ANDRÉS, Crónica del moro Rasis. Madrid, 1974, pp. 25-26.
14 Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Intervención arqueológica de urgencia en el Cerro de «El Sombrerete», Madinat Ilbira. (Atarfe, Granada)...
15 Antonio MALPICA CUELLO (dir.), informe preliminar La ciudad de Madinat Ilbira, Proyecto de investigación sistemática, campaña de excavación de 2007... p. 86.
16 Manuel GÓMEZ MORENO, Medina Elvira... p. 9, edición fascímil p. 51.
17 Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Informe preliminar de la primera campaña de excavación del Proyecto General de Investigación La ciudad de Madinat Ilbira, Atarfe y Pinos Puente, Granada...
18 Manuel GÓMEZ MORENO, Medina Elvira... p. 7, edición fascímil p. 49.
19 Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Informe preliminar de la primera campaña de excavación del Proyecto General de Investigación La ciudad de Madinat Ilbira, Atarfe y Pinos Puente, Granada...
20 Antonio MALPICA CUELLO (dir.), informe preliminar La ciudad de Madinat Ilbira, Proyecto de investigación sistemática, campaña de excavación de 2007...
21 este uso aparece reflejado en Julia María CARABAZA BRAVO, Expiración GARCÍA SÁNCHEZ, J. Esteban FERNÁNDEZ BERMEJO, Alfonso JIMÉNEZ RAMÍREZ, Árboles y arbustos de al-Andalus, Madrid, 2004, p. 72.
22 Ricardo MARCOS y BAUSÁ, Manual del Albañil, Madrid 1879, edición fascímil, Valladolid, 2003, pags. 83-84.
23 Manuel GÓMEZ MORENO, Medina Elvira... pag. 9, edición fascímil pag. 51.
24 Julia María CARABAZA BRAVO, Expiración GARCÍA SÁNCHEZ, J. Esteban FERNÁNDEZ BERMEJO, Alfonso JIMÉNEZ RAMÍREZ, Árboles y arbustos de al-Andalus... pag. 46.
25 José María MARTÍN CIVANTOS, Informe preliminar de la actuación arqueológica de urgencia en el pago de los Tejoletes. Madinat Ilbira. Atarfe (Granada)...
26 Manuel GÓMEZ MORENO, Medina Elvira... pag. 8, edición fascímil pag. 50.
27 Marcelino GARCÍA LÓPEZ, Manual completo de artes cerámicas o fabricación de objetos de tierras cocidas e todas sus aplicaciones, Madrid, 1877, edición fascímil, Valencia, 1999, pag. 35.
28 Marcelino GARCÍA LÓPEZ, Manual completo de artes cerámicas o fabricación de objetos de tierras cocidas e todas sus aplicaciones, Madrid, 1877, edición fascímil, Valencia, 1999, pags. 126-129; Ricardo MARCOS y BAUSÁ, Manual del Albañil, Madrid 1879, edición fascímil, Valladolid, 2003, pags. 73-75.
29 Véase el estudio de las tejas realizado por José Cristóbal CARVAJAL LÓPEZ incluido en Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Informe del estudio de materiales de la excavación realizada en 2005 en la ciudad de «Madinat Ilbira»...
30 ver nota 2.
31 José Cristóbal CARVAJAL LÓPEZ, El poblamiento altomedieval en la Vega de Granada a través de su cerámica, tesis doctoral inédita dirigida por Antonio Malpica Cuello, Universidad de Granada, 2007, p. 324.
32 Que puede referirse también a brocales de pozos u hornos portatiles, Guillermo ROSELLÓ BORDOY, El nombre de las cosas en Al-Andalus. Una propuesta de terminología cerámica, Palma de Mallorca, 2001, pag.175.
33 José Cristóbal CARVAJAL LÓPEZ, El poblamiento altomedieval en la Vega de Granada... p. 324.
34 Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Informe preliminar La ciudad de Madinat Ilbira, Proyecto de investigación sistemática, campaña de excavación de 2007... p. 86.
35 José María MARTÍN CIVANTOS, Informe preliminar de la actuación arqueológica de urgencia en el pago de los Tejoletes. Madinat Ilbira. Atarfe (Granada)...
36 Ignacio GARATE ROJAS, Artes de los yesos, yeserías y estucos, Madrid, 1999, p. 59.
37 Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Informe preliminar La ciudad de Madinat Ilbira, Proyecto de investigación sistemática, campaña de excavación de 2007...
38 Ricardo MARCOS y BAUSÁ, Manual del Albañil, Madrid 1879, edición fascímil, Valladolid, 2003, pp. 32-42.
39 Aunque el termino mortero se emplea sobre todo referido a mezclas que contienen cal la RAE lo define como “Conglomerado o masa constituida por arena, conglomerante y agua, que puede contener además algún aditivo.”La tierra puede ser considerada conglomerante.
40 Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Informe preliminar de la primera campaña de excavación del Proyecto General de Investigación La ciudad de Madinat Ilbira, Atarfe y Pinos Puente, Granada...
41 Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Informe preliminar de la primera campaña de excavación del Proyecto General de Investigación La ciudad de Madinat Ilbira, Atarfe y Pinos Puente, Granada...
42 Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Informe preliminar de la primera campaña de excavación del Proyecto General de Investigación La ciudad de Madinat Ilbira, Atarfe y Pinos Puente, Granada...
43 José María MARTÍN CIVANTOS, Informe preliminar de la actuación arqueológica de urgencia en el pago de los Tejoletes. Madinat Ilbira. Atarfe (Granada)...
44 Antonio MALPICA CUELLO (dir.) Informe preliminar de la primera campaña de excavación del Proyecto General de Investigación La ciudad de Madinat Ilbira, Atarfe y Pinos Puente, Granada...
45 José María MARTÍN CIVANTOS, Informe preliminar de la actuación arqueológica de urgencia en el pago de los Tejoletes. Madinat Ilbira. Atarfe (Granada)...
46 Ver nota 18.
47 La Unión Europea tiene un proyecto de conservación e investigación de la arquitectura tradicional, entendiendo como tal la que mantiene materiales y técnicas preindustriales. Dentro del proyecto se realizó una pagina web, www.meda-corpus.net, en la que se puede consulta AA.VV. Arquitectura tradicional mediterránea, 2002, en el que se recogen soluciones para la ejecución de elementos constructivos que no se conservan en los yacimientos y algunos detalles del proceso de edificación que pueden servir como paralelos etnográficos.
48 André BAZZANA, Maisons d’al-Andalus. Habitat médiéval et structures du peuplement dans l’Espagne orientale, Madrid, 1992, Tomo I, p. 90.
49 André BAZZANA, Maisons d’al-Andalus. Habitat médiéval et structures du peulement dans l’Espagne orientale, pp. 92-93.
50 Emilio BLANCO DE IZAGA, La vivienda rifeña, Ceuta, 1930, edición fascímil, Melila, Ceuta, 2000, p. 30, edicion fascímil, p. 132.
51 Esta similitud entre cimentación y alzado se observa también en Córdoba, en el arrabal califal existente en Cercadilla, Elena CASTRO DEL RÍO, El arrabal de época califal de la zona arqueológica de Cercadilla: la arquitectura doméstica, Córdoba, 2005, p. 139.
52 Se asegura así la estabilidad de la construcción, Ricardo MARCOS Y BAUSÁ, Manual del Albañil..., p. 179.
53 Ricardo MARCOS Y BAUSÁ, Manual del Albañil..., p. 177.
54 Carme ALÒS, Anna CAMMATS, Marta MONJO, Eva SOLANES, «Organización territorial y poblamiento rural en torno a Madína balagí (siglos VIII-XII)» en Philippe SÉNAC (ed.) Villes et Campagnes de Tarraconaise et d’al-Andalus (VIe-XIe siècle): la tranasition, pp. 157-181 especialmente p. 162.
55 Basilio PAVÓN MALDONADO, Tratado de arquitectura hispano-musulmana, Madrid, 1999, tomo II, p. 588.
56 Ver nota 5.
57 Pedro GURRIARÁN DAZA, Ángel J. SÁEZ RODRÍGUEZ, «Tapial o fábricas encofradas en recintos urbanos andalusíes», en II Congreso internacional, La ciudad en al-Andalus y el Magreb (Algeciras), Granada, 2002, pp. 561-625, especialmente p. 568.
58 Emilio BLANCO DE IZAGA, La vivienda rifeña... p. 20, edición fascímil p. 122.
59 Emilio BLANCO DE IZAGA, La vivienda rifeña... p. 29, edición fascímil, p. 131.
60 Manuel GÓMEZ MORENO, Medina Elvira... p. 9, edición fascímil p. 51.
61 Ricardo MARCOS Y BASUA, Manual del albañil... p. 74.
62 James W.P. CAMPBELL, L’Art et l’Histoire de la brique bâtiments privés et publics du Monde entier, París, 2004, p. 42.
63 Manuel GÓMEZ MORENO, Medina Elvira, p. 6, edición fascímil p. 50.
64 Ramón MARTI, «Oriente y Occidente en las tradiciones hidráulicas medievales», en AAVV El agua en zonas áridas: Arqueología e Historia, I coloquio de Historia y Medio Físico, Almeria, 1989, pp 419-440, especialmente p. 432.
65 Henri GOBLOT, Les qanats, une technique d’acquisition de l’eau, París, 1979, pag
66 Francisco CASTILLO GALDEANO, Rafael MARTÍNEZ MADRID, «La vivienda hispanomusulmana en Bayyana-Pechina (Almería)», en La casa hispano-musulmana, aportaciones de la arqueología, Granada, 1999, pp. 111-127.
67 Miguel JIMÉNEZ PUERTAS (dir.), El yacimiento de “El Castillejo” (Nivar-Güevejar), memoria preliminar de la intervención arqueológica de 2007, Granada 2007, inédito.
68 Federico MOLINA FAJARDO, Carlos HUERTAS JIMÉNEZ y María Josefa OCAÑA LUZÓN: «Cerro del Cortijo del Molino del Tercio. Moraleda de Zafayona (Granada)», Noticiario Arqueológico Hispánico 10, 1980, pp. 219-306.
69 José Javier ÁLVAREZ GARCÍA,: Memoria del yacimiento altomedieval del Cerro de la Verdeja. Huétor Tájar (Granada). Granada, 2005, inédito.
70 Objeto de una intervención de urgencia dirigida por la arqueóloga Ana RUIZ JIMÉNEZ y que he tenido oportunidad de visitar.
71 Ricardo IZQUIERDO BENITO, «la vivienda en la ciudad hispanomusulmana de Vascos (Toledo)» Estudio arqueológico, en La casa hispano-musulmana... pp 147-162
72 Emilio BLANCO DE IZAGA, La vivienda rifeña...
73 José Cristóbal CARVAJAL LÓPEZ, El poblamiento Altomedieval en la Vega de Granada a través de su cerámica...
74 Ver nota 14.
75 Sirvan a modo de ejemplo, tres excavaciones en las que esta organización es muy evidente, Álvaro CANOVAS UBERA (dir.), A.A.P. realizada en los terrenos proyectados para la futura piscina municipal de Poniente de Córdoba, Córdoba, 2004 (inédito); Begoña GARCÍA MATAMALA (dir.), Actividad Arqueológica Preventiva en el solar del futuro Centro Cívico de Poniente, Córdoba, 2005 (inédito); José Manuel BÉRMUDEZ CANO (dir.), A.A.P. realizada en el solar de la futura Unidad de estancia diurna de la Delegación Provincial para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía (Polígono de Poniente, p1b, 20434-001), Córdoba, 2005 (inédito).
76 Manuel ACIÉN ALMANSA, Antonio VALLEJO TRIANO, «Urbanismo y Estado Islámico. De Corduba a Qurtuba – Madinat al-Zahra», en CRESSIER, P.; GARCÍA ARENAL, M. (eds): Genèse de la ville islamique en Al-Andalus et au Maghreb Occidental, Madrid, 1988, pp 107-136.
77 Elena CASTRO DEL RÍO, El arrabal de época califal de la zona arqueológica de Cercadilla... pp. 163-165.
78 Antonio MALPICA CUELLO, «La formación de un a ciudad islámica: Madinat Ilbira» en Antonio MALPICA CUELLO Ciudad y Arqueología medieval, Granada, 2006, pp. 65-85, especialmente pag. 73.
79 Francisco CASTILLO GALDEANO, Rafael MARTÍNEZ MADRID, “La vivienda hispanomusulmana en Bayyana-Pechina (Almería)”, en La casa hispano-musulmana... pp 111-127.
80 Joan GIRALT I BALAGUERÓ, Francesc TUSET, «modelos de transformación del mundo urbano en el nordeste peninsular. Siglos V-XI», en actas IV Congreso de Arqueología Medival Española.Sociedades en transición. Alicante, 4-9 de octubre de1993, Alicante, 1993, Tomo I, pp. 37-46, especialmente p. 41
81 Joan GIRALT I BALAGUERÓ, Francesc TUSET, «modelos de transformación del mundo urbano en el nordeste peninsular. Siglos V-XI», en actas IV Congreso de Arqueología Medival Española.Sociedades en transición...Tomo I, pp. 37-46, especialmente pag. 41. Existe una planta de un sector del yacimiento, donde se puede comprobar la organización ortogonal de las viviendas, en Carme ALÒS TREPAT, Anna CAMATS MALET, Marta MONJO GALLEGO, Eva SOLANES POTRONY, Natàlia ALONSO MARTÍNEZ, Jorge MARTÍNEZ MORENO, «El Pla d’Almatà (Balaguer, la Noguera): primeres aportacions interdisciplinàries a l’estudi de les sitges i els pous negres de la Zona 5» en Revista d’Arqueologia de Ponent, nº 16-17, 2006-2007, pp. 145-168, especialmente pág. 147.
82 Vicente SALVATIERRA CUENCA, Juan Carlos CASTILLO ARMENTEROS, Los asentamientos emirales de Peñaflor y Miguelíco. El poblamiento hispano-musulmán de Andalucía oriental. La Campiña de Jaen (1987-1992). Torredonjimeno, Jaen, 2000.
83 José Cristóbal Carvajal López El poblamiento Altomedieval en la Vega de Granada a través de su cerámica, tesis doctoral dirigida por Antonio MALPICA CUELLO... tomo I pág. 204.
84 Idea ya lanzada por Antonio MALPICA CUELLO en Informe preliminar de la primera campaña de excavación del Proyecto General de Investigación La ciudad de Madinat Ilbira, Atarfe y Pinos Puente, Granada...
85 Álvaro SOLER Juan ZOZAYA, «Castillos omeyas de planta cuadrada: su relación funcional«» en Actas del III Congreso de Arqueología Medieval Española, Oviedo, 27 Marzo – 1 Abril 1989, Oviedo, 1992, pp. 265-274.
86 Antonio MALPICA CUELLO, Los castillos en al-Andalus y la organización del territorio, Badajoz, 2002, p. 74.
87 José Cristóbal CARVAJAL LÓPEZ, El poblamiento Altomedieval en la Vega de Granada a través de su cerámica..., tomo I, pag.212.
88 Miguel JIMÉNEZ PUERTAS, «Cerámica tardoantigua y emiral de la Vega de Granada: Cerro del Molino del Tercio del Salar» en Antonio MALPICA CUELLO y José Cristobal CARVAJAL LÓPEZ (eds.), Taller de Cerámica tardorromana y Altomedieval, pp. 163-219.
89 Federico MOLINA FAJARDO, Carlos HUERTAS JIMÉNEZ y María Josefa OCAÑA LUZÓN: «Cerro del Cortijo del Molino del Tercio. Moraleda de Zafayona (Granada)», Noticiario Arqueológico Hispánico 10(1980), pp. 219-306.
90 José Cristóbal CARVAJAL LÓPEZ, El poblamiento Altomedieval en la Vega de Granada a través de su cerámica...pp.219-220.
91 Miguel JIMÉNEZ PUERTAS, «Loja en época andalusí: evolución de la ciudad y de su territorio» en Antonio MALPICA CUELLO (ed.), Ciudad y Arqueología Medieval...pp. 153-190, especialmente p. 160.
92 Está idea ha sido expresada en numerosas ocasiones por el director del Proyecto, Antonio MALPICA CUELLO y así aparece reflejada en el Informe preliminar de la primera campaña de excavación del Proyecto General de Investigación La ciudad de Madinat Ilbira, Atarfe y Pinos Puente, Granada...
93 Miguel JIMÉNEZ PUERTAS y José Cristóbal CARVAJAL LÓPEZ, han realizado el estudio de cerámica incluido en Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Informe del estudio de materiales de la excavación realizada en 2005 en la ciudad de «Madinat Ilbira»...
94 José Cristóbal CARVAJAL LÓPEZ, El poblamiento Altomedieval en la Vega de Granada a través de su cerámica..., tomo I, pp.389.
95 IBN HAYYAN (Ed. ANTUÑA, 1937): Al-Muktabis III, París, 1937 p. 105.
96 José Cristobal CARVAJAL LÓPEZ, El poblamiento Altomedieval en la Vega de Granada a través de su cerámica...pp.389.
97 IBN HAYYAN: Crónica del califa ‘Abdarrahmãn III an-Nasir entre los años 912 y 942 (al-Muqtabis V) (Trad. Mª Jesús VIGUERA y Federico CORRIENTE), Zaragoza, 1981, p. 154.
98 Francisco Javier SIMONET: Cuadros históricos y descriptivos de Granada. Coleccionados con motivo del cuarto centenario de su memorable reconquista, Madrid, 1896 (edición facsímil, Madrid, 1982), pp. 22-25.
99 Manuel GÓMEZ MORENO, Medina Elvira... p. 8, edición fascímil p. 50.
100 Estos datos se han extraído del informe de cerámica realizado Miguel JIMÉNEZ PUERTAS y José Cristóbal CARVAJAL LÓPEZ, incluido en Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Informe del estudio de materiales de la excavación realizada en 2005 en la ciudad de «Madinat Ilbira»...
101 E. LEVI-PROVENÇAL y Emilio GARCÍA GÓMEZ: El siglo XI en primera persona. Las “Memorias”de ‘Abd Allãh, último Rey Zirí de Granada , destronado por los almorávides (1090). Madrid, 1982, pp. 84-85.
102 Ángel RODRÍGUEZ AGUILERA «El yacimiento arqueológico de Madina Ilbira (Atarfe). Granada.» Bibataubin, nº 2, 2001.
103 así se deduce del ya citado informe de cerámica realizado por Miguel JIMÉNEZ PUERTAS y José Cristóbal CARVAJAL LÓPEZ dentro de Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Informe del estudio de materiales de la excavación realizada en 2005 en la ciudad de «Madinat Ilbira»...
104 José Cristóbal CARVAJAL LÓPEZ, El poblamiento Altomedieval en la Vega de Granada a través de su cerámica..., tomo I, pp.394.
105 Se ha realizado una valoración preliminar de la cerámica incluida en Antonio MALPICA CUELLO (dir.), Informe preliminar La ciudad de Madinat Ilbira, Proyecto de investigación sistemática, campaña de excavación de 2007...
106 Antonio MALPICA CUELLO, «La formación de un a ciudad islámica: Madinat Ilbira» ... especialmente pp. 72-73.
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